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El náufrago australiano regala a ‘Bella’, la perra que le acompañó durante la odisea en el Pacífico

Genaro Rosales, uno de los tripulantes del buque atunero que cuidó al animal tras el rescate, adopta al animal: “Shaddock me preguntó si me gustaría quedarme con ella, porque veía que la atendía y la quería”

La perra 'Bella' a bordo del barco atunero que la rescató junto a Tim Shaddock. Foto: GRUPOMAR | Vídeo: EPV
Rodrigo Soriano

Uno de los tripulantes del atunero mexicano que rescató Tim Shaddock —el náufrago australiano perdido durante tres meses en los mares del Pacífico Oriental— adoptó en los últimos días a Bella, la perra que le acompaño en la odisea. Genaro Rosales, el pescador del buque, cuidó del animal tras el rescate. Shaddock le ofreció la adopción en ese momento, para que tuviera un lugar en el que pudiera “estar tranquila”. “Bella tenía una herida en su axila y yo y un compañero le dimos curaciones. Él [Shaddock] me vio, e inmediatamente me preguntó si me gustaban los perros”, ha contado el pescador en una entrevista publicada este jueves en Milenio.

Rosales ha explicado que la perra había sufrido mucho durante el tiempo en el que el marinero y ella estuvieron en alta mar. Shaddock había adoptado a Bella antes de partir, en México. Comenzó la travesía en su catamarán, el Aloha Toa, desde el puerto de La Paz (Baja California Sur). La idea era llegar a la Polinesia Francesa, un trayecto de más 6.000 kilómetros. Pero un huracán arrancó la vela de la embarcación, y el motor dejó de funcionar. La embarcación quedó a la deriva con el marinero australiano y su perra en ella. El pasado 12 de julio, un helicóptero del buque María Delia, que sobrevolaba las aguas del Pacífico Oriental en búsqueda de bancos de atunes, encontró el catamarán.

“[Bella] tiene un tic nervioso por el estrés en su pierna. Cuando se duerme, brinca su piernita”, ha descrito Rosales, de 48 años. Shaddock le propuso adoptarla: “Me preguntó si me gustaría quedarme con ella, porque veía que la atendía y la quería”. No fue el único de la tripulación que quiso acoger al animal, pero Bella le eligió a él. El buque atunero llegó a las costas de Manzanillo, en Colima, el pasado martes. La perra y Shaddock tocaron tierra por primera vez en tres meses. Ese mismo día, el marinero habló de la importancia que había tenido Bella en su odisea: “Ella es mexicana y su espíritu es de este país”.

El buque María Delia estuvo pescando atunes durante dos meses en el Pacífico. Una duración habitual en este tipo de expediciones, según contaba el presidente de Grupomar (la empresa propietaria del atunero), Antonio Suárez, a este diario. Rosales llevará ahora a Bella a la ciudad costera de Mazatlán, en Sinaloa, donde tiene a otro perro, Vicente. El pescador volverá al mar en dos semanas.

Australia, el país de origen de Shaddock, cuenta con varias medidas restrictivas para la importación de perros y gatos, que pasan por un mínimo de 10 días de cuarentena y la petición de varias pruebas, debido a los riesgos que puede suponer la rabia. El país excluye algunos territorios para este periodo de cuarentena: Islas Cocos (un territorio externo de Australia), Nueva Zelanda e Isla Norfolk (también en Australia). Los interesados en importar perros deben presentar en el proceso la información y las pruebas para evaluar sus condiciones. La falta de este tipo de información puede llevar a que las autoridades pongan a los animales en una cuarentena más larga, que sean sometido a más pruebas, sean exportado o incluso se les practique la eutanasia.

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Rodrigo Soriano
Es periodista de EL PAÍS en la redacción de Ciudad de México. Estudió Periodismo en la Universidad de Valencia y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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