El autor del atentado contra Trump carecía de “ideología definida”, según el FBI
La agencia, que aún no ha concluido qué motivó al tirador, difunde imágenes del rifle AR-15 que empleó Crooks. El expresidente responsabiliza sin pruebas a Biden y Harris del ataque
El caso del atentado contra el expresidente Donald Trump el pasado 13 de julio en un mitin en Butler (Pensilvania) sigue abierto. El FBI, que, más de un millar de entrevistas después, sigue sin esclarecer las motivaciones del atacante, Matthew Crooks, de 20 años, difundió este miércoles cuatro fotos de la investigación, además de nuevos datos, pocos, sobre el joven, entre ellos, que las autoridades creen que carecía de “ideología definida”.
Dos de las fotos muestran lo que Crooks, que todo indica aún que actuó en solitario, llevaba encima ese día para cumplir con su macabra misión: un rifle tipo AR-15 y, en la segunda imagen, el arma desmontada junto a la mochila con la que se lo vio ese día en la zona del atentado. En una tercera, se ve el maletero abierto del coche blanco al volante del cual cubrió los 80 kilómetros que separan su casa, también en el Estado de Pensilvania, de la granja en la que el candidato republicano ofreció un mitin aquel sábado. En ese maletero cargaba dos explosivos de fabricación casera que no usó.
La última es la imagen del edificio industrial al que se subió para apuntar desde una de las atalayas de una zona rural a Trump, al que disparó apenas 10 minutos después de que empezara hablar. Lo hizo en ocho ocasiones antes de que un francotirador del Servicio Secreto lo matara. Una de las balas, que rozó la oreja del expresidente, pasó a 0,6 centímetros de su cabeza. Dos asistentes al acto electoral resultaron heridos y un tercero, un bombero voluntario de nombre Corey Comperatore, murió.
En un encuentro con periodistas, Kevin Rojek, jefe de la oficina del FBI en Pittsburgh, la gran ciudad más cercana al lugar del atentado, explicó que “cuando se anunció el mitin de Trump a principios de julio, [Crooks] se concentró en ese evento específico y lo vio como una oportunidad” de llevar a cabo su plan. Antes de eso, el atacante había buscado información sobre las convenciones de ambos partidos. La republicana se celebró en Milwaukee dos días después, mientras que la demócrata cerró sus puertas el jueves pasado en Chicago. Rojek también dijo que Crooks había indagado en busca de fechas de celebración de mítines del presidente Joe Biden, que por entonces aún era candidato demócrata a la Casa Blanca.
En las primeras horas tras el atentado, trascendió que el joven se había registrado como votante republicano y que en 2020 dio dinero a una causa demócrata. También, que no figuraban antecedentes por problemas de salud mental. El estudio de su rastro en internet tampoco arrojó conclusiones sobre qué le llevó a tratar de matar a Trump. “No hemos identificado ninguna ideología definida [en Crooks], ni de izquierdas ni de derechas”, agregó Rojek. “Es más bien una mezcla, y es algo que todavía estamos tratando de analizar para poder sacar conclusiones”. Los agentes sí saben que, después de sopesar “varios eventos y objetivos”, decidió centrarse en el mitin de Butler y que ahí comenzó un “esfuerzo sostenido y detallado para planificar el ataque”.
El director adjunto del FBI, Bobby Wells, respondió en la conferencia de prensa a la pregunta de si a la agencia le constan injerencias del exterior en el atentado. “Me gustaría ser claro: no hemos encontrado ningún indicio que sugiera que Crooks recibiera órdenes desde el extranjero para llevar a cabo el ataque”, sentenció.
Antes de la comparecencia de las autoridades, Trump había responsabilizado por segunda vez sin pruebas a Biden y a Kamala Harris, su actual rival en las urnas, del intento de asesinato. Fue este martes en una entrevista con el programa televisivo de entrevistas Dr. Phil, de Phil McGraw. “Cuando sucedió, la gente se preguntaba: ¿de quién es la culpa? Creo que hasta cierto punto es culpa de Biden y de Harris. Yo soy su rival. Estaban utilizando al Gobierno como arma contra mí, emplearon todo el Departamento de Justicia para tratar de atraparme”, dijo en referencia a los casos penales que tiene abiertos el expresidente, uno de los cuales ha desembocado en un veredicto de culpabilidad por 34 delitos graves. “No estaban demasiado interesados en mi salud y seguridad. Y nos ponían muy difícil contar con suficientes agentes del Servicio Secreto [para su protección]”.
Múltiples fallos
En la investigación sobre el empeño durante ese día de la agencia, encargada de la seguridad de los presidentes y expresidentes, quedó claro que casi todo falló en aquel mitin: a Crooks lo identificaron como sospechoso más de una hora antes del inicio del evento, antes de que se esfumara, pese a lo cual, se continuó con los planes de celebrarlo. La fijación del perímetro de seguridad también fue a todas luces insuficiente.
También trascendieron las quejas del equipo de Trump sobre la falta de agentes, y el Servicio Secreto reconoció que habían desatendido algunas de sus peticiones. A las dos semanas, Kimberly Cheatle, su directora, dimitió después de una deshonrosa comparecencia en el Capitolio, en la que escuchó las despiadadas críticas de miembros de ambos partidos. Esta semana se supo que varios de sus empleados habían sido suspendidos mientras se esclarecen sus responsabilidades. No hay ninguna prueba, con todo, de que ni Biden ni Harris interfirieran en un sentido u otro en los planes de protección del expresidente.
Trump se entrevistó con agentes del FBI como parte de la investigación, y Rojek describió ese encuentro como “productivo”, porque el interrogado aportó “información detallada”. El candidato republicano volvió al sábado siguiente al atentado a ofrecer un mitin (en Grand Rapids, Míchigan), pero lo hizo en un recinto cerrado. El 21 de agosto, Trump protagonizó su primer acto electoral al aire libre desde el día en el que estuvo a punto de perder la vida en directo. Compareció tras un cristal antibalas.
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