Robles advierte de que algunos países de la UE quieren acabar la guerra de Ucrania “a cualquier precio”
El retorno de Trump a la Casa Blanca marca el primer foro de seguridad de EL PAÍS, que nace con vocación de convertirse en referente del debate sobre defensa en el sur de Europa
La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha denunciado este lunes que ya se han abierto grietas en la Unión Europea sobre el apoyo a Ucrania y que algunos países, entre los que ha citado expresamente a la Hungría de Viktor Orbán, abogan de manera abierta por “acabar la guerra a cualquier precio”, lo que significaría “ceder ante [el presidente ruso, Vladímir] Putin”. Robles ha clausurado el primer encuentro EL PAÍS-Diálogos de Seguridad, celebrado este lunes en el Museo Reina Sofía de Madrid, con participación de destacados responsables políticos, empresariales y expertos en defensa.
La ministra ha revelado el debate que mantuvo con sus homólogos europeos en Bruselas el pasado día 19, el primero tras la victoria electoral de Donald Trump. Tras subrayar que todos los aliados están a la expectativa de la posición que adopte el presidente electo de Estados Unidos ante una guerra que ha superado ya los 1.000 días, ha insistido en que “Putin es el único culpable” y ha añadido que, con la entrada en combate de tropas de Corea del Norte del lado ruso, se ha convertido en un “conflicto global”. “Me preocupa lo que viene”, ha reconocido Robles, quien ha reiterado la posición española de mantener el apoyo sin fisuras a Kiev hasta lograr “una paz justa y duradera”. Aunque Robles solo ha citado a Hungría, fuentes diplomáticas admiten que otros países del este de Europa mantienen una posición favorable a Putin, aunque más matizada.
El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca el próximo 20 de enero, con el giro que ello puede suponer para la política exterior de EE UU y el desafío que representa para la seguridad de Europa, ha marcado el encuentro organizado por EL PAÍS, en colaboración con el Ministerio de Defensa y la consultora Thinking Heads, con el patrocinio de las empresas Escribano Mechanical Engineering, GMV, Hispasat, Indra y Navantia.
En la presentación de la jornada, la directora de EL PAÍS, Pepa Bueno, ha dejado clara la “vocación de continuidad, ambición y expectativa de crecimiento” de este foro que, salvando las distancias, se inspira en la Conferencia de Seguridad de Múnich, que desde 1963 se ha convertido en referente mundial. Lo que diferencia al foro español es su visión europeísta, hasta el punto de que Bueno ha considerado “imprescindible” la presencia en futuras ediciones de la nueva Comisión Europea, que se constituye estos días e incorpora por vez primera un comisario de Defensa y Espacio. Y también su vocación de mirar hacia el sur, donde Europa se enfrenta a retos como el terrorismo yihadista, el tráfico de drogas y personas, los efectos del cambio climático o la pugna por los recursos naturales.
La directora de EL PAÍS ha sido la primera en subrayar que, con la vuelta de Trump, se acabó el tiempo en que los europeos podían dejar su seguridad en manos de Estados Unidos y que el cambio en Washington los deja “solos ante sí mismos”. Bueno se ha preguntado si las sociedades europeas están preparadas para asumir esta responsabilidad y ha subrayado el papel de los medios de comunicación a la hora de configurar unas opiniones públicas “constructivas y fundamentadas”. Frente a una desinformación que busca socavar la confianza en las instituciones y la política, ha reivindicado un periodismo comprometido con la precisión y la búsqueda de la verdad como elemento clave “de la seguridad y la defensa de las democracias”.
El secretario general de la Unión por el Mediterráneo (UPM), Nasser Kamel, ha advertido de las consecuencias para Europa de la guerra de Gaza, que se prolonga desde hace ya casi 14 meses y que ha sido objeto de un debate específico. “Si Europa se toma en serio la autonomía estratégica, tendrá que tener un enfoque autónomo del conflicto palestino-israelí. No debería quedarse como un observador pasivo, su seguridad está ligada a la del Mediterráneo. Tiene medios políticos y económicos para actuar y debe hacerlo por su propio bien”, ha advertido. Por su parte, Ana Santos Pinto, expresidenta del Grupo de Expertos del sur de la OTAN, ha avisado de que “recuperar el marco de la Guerra Fría para entender el mundo actual es un error estratégico”.
En una mesa redonda sobre defensa europea, el coronel Alfonso Barea, jefe del área de Cooperación Multilateral del Ministerio de Defensa, ha considerado la vuelta de Trump como “un acicate” para desarrollar la política europea de defensa. “Si algo tiene de bueno [el presidente electo norteamericano] es que no engaña a nadie”, ha subrayado. Barea ha añadido que, aunque la nueva Comisión Europea tiene un comisario de Defensa, el lituano Andrius Kubilius, se trata de un “rey sin reino”, ya que los Estados se reservan celosamente sus competencias en la materia. José María de Areilza Carvajal, secretario general de Aspen Institute España, ha citado a Josep Borrell, el jefe de la diplomacia europea a punto de abandonar el cargo, recordando su advertencia de que si Europa “no se sienta a la mesa, es probable que forme parte del menú”.
El presidente de Indra, Marc Murtra, se ha mostrado convencido de que el cambio de inquilino en la Casa Blanca no variará el rumbo de la política exterior de Estados Unidos, que gira desde hace años del Atlántico al Pacífico, pero sí ha admitido que puede “acelerar el ritmo”. Pese a los intentos del entrevistador, Murtra no se ha salido de la “ambigüedad estratégica” a la hora de desvelar los planes de su compañía sobre la compra de Hispasat o la venta de su filial tecnológica Minsait, pero sí ha dejado claro que la voluntad de Indra es convertirse en el “campeón nacional” de la industria de defensa o, según sus palabras, “coordinador de los grandes programas tecnológicos” militares; un objetivo del que ya tiene, ha añadido, “mucho camino hecho y mucho por recorrer”.
La conveniencia de que se produzca un proceso de concentración en la industria militar española ha sido objeto de debate entre los presidentes o consejeros delegados de cuatro grandes compañías: Francisco Javier Sánchez Segura (Airbus España); Ricardo Domínguez (Navantia); Jesús Serrano (GMV); y Miguel Ángel Panduro (Hispasat). Mientras el último ha considerado necesario un proceso de “consolidación” a nivel europeo y nacional para poder competir en un mercado globalizado; Sánchez ha advertido de que la fusión de empresas solo tiene sentido si “da como resultado una entidad más competitiva que la suma” de las originarias.
La secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce, ha intentado contrarrestar las críticas por el hecho de que España esté a la cola de los países de la OTAN en porcentaje del PIB en gasto militar, subrayando que es uno de los aliados que más dedica a las misiones en el exterior y que el presupuesto de su ministerio ha aumentado un 32% desde 2018, con un incremento del 149% en el capítulo de inversión. Valcarce ha calificado la industria española de defensa de “activo estratégico” y ha asegurado que genera el 5,7% del empleo industrial y que este se caracteriza por su alta cualificación y productividad.
El teniente general Miguel Ivorra, director general de Estrategia e Innovación de Defensa, ha anunciado que antes de final de año se pondrá la primera piedra del futuro Centro de Desarrollo y Experimentación de Jaén, que se dedicará a investigar sobre vehículos autónomos, inteligencia artificial y sistemas antidrones.
En el foro, celebrado en un salón con capacidad para 400 personas que por momentos ha estado casi completo, han participado también Ángel Escribano, consejero delegado de Escribano Mechanical Engineering; y expertos como Carlos Martí Sempere, que ha presentado el informe La Transformación de la Industria de Defensa; o Vicente Palacio, responsable de política exterior de la Fundación Alternativas, entre otros. En un mensaje grabado, el primer enviado especial de la OTAN para el Flanco Sur, Javier Colominas, ha advertido de que el vacío dejado por los países occidentales en el Sahel está siendo ocupado por Rusia y China, aunque ha reconocido la dificultad de normalizar relaciones institucionales con muchos gobiernos de la región regidos por juntas militares golpistas. El símbolo del foro era un mapa de Europa con un circulo superpuesto a modo de pantalla de radar, que evocaba la estrategia 360 grados aprobada por la OTAN en la cumbre de Madrid.
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