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Robert Fico, el populista que resucitó cuando todos en Eslovaquia lo daban por muerto

El discurso nacionalista y antiucranio del veterano político genera preocupación en Occidente por el riesgo de que se convierta en un nuevo Viktor Orbán en la UE y la OTAN

Robert Fico a la llegada a la sede de su partido, Smer-SD, en la noche electoral de este sábado en Bratislava.Foto: MARTIN DIVISEK (EFE) | Vídeo: EPV
Gloria Rodríguez-Pina

Todo el mundo en Eslovaquia dio por muerto políticamente a Robert Fico. Fue en 2020, cuando su partido, Smer-SD (Dirección-Socialdemocracia Eslovaca) perdió las elecciones, después de que él mismo se viera obligado a dimitir en 2018 por las manifestaciones masivas desatadas tras el asesinato de un periodista de investigación y su pareja. Apenas dos años y medio después, el dirigente populista y nacionalista, que fue primer ministro durante tres mandatos, vuelve al poder en Eslovaquia más radical que nunca y con ganas de revancha. Este sábado ha ganado las elecciones parlamentarias, aunque tendrá que buscar alianzas para poder gobernar.

Fico ha sabido leer el malestar de los eslovacos, azuzar sus miedos y proponerse como su salvador. El país ha pasado por la pandemia y después, por la inestabilidad generada por guerra en su vecina Ucrania, con un Gobierno de coalición de centroderecha caótico y mal avenido. Ante la inestabilidad política y la ansiedad económica por la subida del coste de la vida, el dirigente ha prometido estabilidad y seguridad, y el fin del apoyo militar a Ucrania.

El discurso nacionalista, populista, xenófobo y antiucranio del veterano político, de 59 años, durante la campaña electoral, ha generado preocupación en las capitales de Occidente por el riesgo de que se convierta en un nuevo Viktor Orbán en la Unión Europea y en la OTAN. Desde el inicio de la invasión rusa a gran escala de Ucrania en febrero del año pasado, el primer ministro húngaro ha destacado como la voz de la UE más cercana a Vladímir Putin. Ahora, Fico podría unirse a su equipo.

El vencedor de las elecciones eslovacas se opone, como los gobiernos conservadores de Polonia y Hungría, al reparto de refugiados en la UE, a cualquier cambio en el método de toma de decisiones por unanimidad en el Consejo Europeo y a la integración de Ucrania en la UE y la OTAN. “Sabemos que Ucrania es uno de los países más corruptos del mundo y que su régimen de Gobierno está muy lejos de los estándares democráticos”, respondió a Reuters recientemente sobre el posible inicio de conversaciones con Kiev para su adhesión al club comunitario, que tildó de “ilusa”.

El veterano dirigente, de 59 años, está en política desde los noventa. Estudió en Estados Unidos y a su vuelta, fue vicepresidente del partido de la Izquierda Democrática, una escisión del antiguo Partido Comunista, en el que también militó. En 1999, fundó Smer, un partido de corte liberal donde no tenía rivales.

Peter Spak, politólogo eslovaco en la universidad Masaryk, en la vecina República Checa, recuerda cómo en sus inicios Fico rechazó asociar su nuevo partido con la derecha o la izquierda. “Como no funcionó, se movió hacia la socialdemocracia”, explica a través de Zoom. “Pero este partido no tiene nada que ver con la socialdemocracia occidental. Y nunca lo ha tenido. [El nombre] no es más que una herramienta de marketing. Su actitud es nacionalista y populista”, advierte.

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Discurso ultra

En 2006, en su primer mandato (2006-2010), formó un Gobierno de coalición con un partido de derechas. En 2014-2015, “empezó a movilizar abiertamente y con decisión a la gente de la extrema derecha”, según Spak. “Algunas declaraciones suyas de aquella época podrían pasar por las de un político de ultraderecha”, asegura. Y más recientemente, apunta el politólogo, sus discursos durante la pandemia, con propósitos antivacunas, o sobre la invasión de Rusia en Ucrania, en los que culpa a Kiev del conflicto, no se distinguen de los de Republika, el partido de extrema derecha que finalmente no ha logrado entrar en el Parlamento.

Su postura ultraconservadora en temas sociales como los derechos LGTBI le aleja también de la familia socialdemócrata europea y le acerca más a dirigentes como Orbán o el polaco Jaroslaw Kaczynski. Comparte además con ellos la visión xenófoba sobre la migración, con declaraciones como que la llegada de migrantes de países musulmanes supone el riesgo de la entrada de terroristas. En la campaña, Fico ha abogado por reforzar la cooperación en el grupo de Visegrado, donde además de Hungría y Polonia, se sienta Chequia.

La trayectoria política de Fico y Orbán se parecen también en su evolución desde una juventud con ideas liberales y estudios internacionales hacia una radicalización con valores nacionalistas, conservadores y antioccidentales. La carrera del eslovaco tiene dos puntos de inflexión, según Spac. El primero es en 2014, cuando pierde las elecciones presidenciales. El definitivo es 2018, con el asesinato del periodista Jan Kuciak y su pareja, Martina Kusnirova, cuando el reportero investigaba las conexiones entre personas cercanas a Smer y la mafia italiana y sobre escándalos de corrupción del Gobierno. El suceso sacudió a la sociedad eslovaca, que salió masivamente a la calle, y Fico se vio obligado a dimitir. Tras su salida, Smer cayó en las encuestas y perdió en las elecciones de 2020. Después de aquellos comicios, una parte de su partido se marchó y fundó Hlas (Voz). La prensa y los analistas certificaron su muerte política.

Unos 40 altos cargos, policías, jueces, fiscales, políticos y empresarios relacionados con Smer han sido condenados por corrupción y otros crímenes, según la prensa local citada por Reuters. Otros 130 están siendo investigado o juzgados. Incluso él mismo se enfrentó a cargos el año pasado por utilizar información de la policía y las autoridades fiscales para desacreditar a rivales políticos. Ahora, muchos esperan una venganza personal, por lo que considera un ataque a los suyos. En campaña, amenazó con despedir al fiscal especial Daniel Lipsic, que investiga los crímenes y casos de corrupción más graves. También ha intimidado a la presidenta, Zuzana Caputova, a la que acusa de traición y de ser una agente de EE UU.

Fico siempre ha sido de declaraciones y promesas electorales grandilocuentes, pero en el pasado ha demostrado ser más pragmático que ideológico, sobre todo en la relación con la UE, donde Eslovaquia nunca ha tenido una voz fuerte. Uno de los principales hitos de sus anteriores mandatos fue la entrada del país en la eurozona en 2008, después de haber hecho campaña en su contra. En Bratislava se sabe que ha abordado a gente respetada para el cargo de ministro de Exteriores, lo cual se interpreta como una buena señal. Este domingo, en una comparecencia tras su victoria, ha asegurado: “La política exterior de Eslovaquia no va a cambiar, pero eso no significa que no podamos ser críticos con la UE en algunos asuntos”.

Es previsible que si logra un acuerdo de coalición para gobernar con Hlas su Gobierno sea más moderado de lo que indicaban sus mítines. Pese a todo, Orbán ya ve a Fico como un posible nuevo aliado en sus contiendas con Bruselas. Tras su victoria, el húngaro no ha tardado en enviar sus felicitaciones e invitarle a cooperar. “Siempre es bueno trabajar junto a un patriota. ¡Esperamos con impaciencia!”, ha escrito el primer ministro húngaro en X (antes Twitter).

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