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Más de 400 muertos por las inundaciones en Congo, una de las peores tragedias naturales en la historia del país

Las fuertes lluvias desbordaron los ríos y provocaron desprendimientos de tierra que sepultaron unas 3.000 casas en la ribera del lago Kivu. Más de 5.500 personas permanecen desaparecidas

Vecinos de Nyamukubi, en el este del Congo, trasladan un cadáver tras las graves inundaciones ocurridas en su pueblo el pasado 5 de mayo. Foto: GLODY MURHABAZI (AFP) | Vídeo: Reuters
José Naranjo

Al menos 411 personas murieron y 5.525 están desaparecidas después de las intensas lluvias que azotaron la semana pasada al este de la República Democrática del Congo (RDC) y provocaron el desbordamiento de ríos y desprendimientos de tierra, aseguró este martes Thomas Bakenga, administrador de la región de Kalehe, en la provincia de Kivu del Sur. El portavoz del Gobierno congoleño, Patrick Muyaya, confirmó el lunes en rueda de prensa que se habían recuperado más de 400 cadáveres, pero los familiares de los desaparecidos continúan buscando cuerpos en las aguas del lago Kivu y bajo las 3.000 casas que se vinieron abajo por los derrumbes, según una estimación de Naciones Unidas. Días atrás, otras 131 personas murieron en la vecina Ruanda por la misma causa.

En el caso de Congo, la tragedia se desencadenó en la madrugada del pasado viernes en dos pequeños pueblos situados al pie de las colinas de la ribera oeste del lago, Bushushu y Nyamukubi. Los propios vecinos, apoyados por equipos de la Cruz Roja, excavaban todavía este martes entre los escombros de las casas y bajo las piedras, la tierra y el barro que dejaron las inundaciones a su paso para intentar encontrar más cuerpos. La Oficina de Coordinación Humanitaria de Naciones Unidas detalla que las necesidades más urgentes son ataúdes y material para garantizar entierros dignos y seguros, cuidados médicos para los cientos de heridos y ayuda alimentaria y refugio para las 8.800 personas que perdieron sus casas.

El Gobierno nacional declaró un día de luto nacional por lo que se considera una de las peores tragedias naturales en la historia reciente del país y envió una misión de apoyo al ejecutivo regional, que el pasado fin de semana fletó un barco con medicinas, lonas para construir abrigos provisionales y alimentos. Médicos sin Fronteras también trasladó un equipo a la zona. Al menos 270 fallecidos, entre ellos 80 menores, fueron enterrados el sábado en una fosa común, según aseguró Cruz Roja. Las autoridades han pedido a las organizaciones humanitarias que detengan los enterramientos masivos y esperen por ataúdes que deben llegar en los próximos días.

El secretario general de Naciones Unidas, que el pasado fin de semana estuvo de visita en Burundi, aseguró que estas inundaciones son “una nueva muestra de la aceleración del cambio climático y de sus dramáticas consecuencias en países que no han provocado el calentamiento global”. La organización Greenpeace coincide en este análisis. “El cambio climático es una realidad y necesita de una acción urgente por parte de los dirigentes mundiales”, dijo la responsable de la campaña forestal de la Cuenca del Congo, Ranece Jovial Ndjeudja, quien añadió que “estas catástrofes revelan también la necesidad de que las autoridades trabajen en un plan nacional de ordenación del territorio poniendo el acento en el riesgo de inundaciones en ciertos lugares del país”.

Las lluvias torrenciales golpean a esta región de África oriental desde hace semanas. Así, al menos 131 murieron en las provincias del norte, oeste y sur de la vecina Ruanda, donde se produjeron corrimientos de tierra y aludes de barro, sobre todo en los distritos de Rubavu, Ngororero, Nyabihu, Gakenke, Burera, Musanze y Nyamagabe. En la vecina Uganda, otras 18 personas fallecieron en el distrito de Kisoro también por deslizamientos de tierra. El Gobierno local atribuyó la tragedia al cambio climático y a la ocupación de terreno de alto riesgo de inundaciones, tanto para la construcción de viviendas como para la práctica de la agricultura.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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