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Las grabaciones comprometedoras de una empleada forzaron a la Fox a rendirse antes del juicio por difamación

La cadena accedió a pagar 787,5 millones de dólares a Dominion por temor a las pruebas de una productora despedida. Un mediador facilitó el acuerdo desde un crucero por el Danubio

En primera fila, desde la izquierda, Davida Brook, Justin Nelson y Stephen Shackelford, abogados de Dominion, a la salida de los juzgados en Wilmington, Delaware, el martes.Foto: JULIO CORTEZ (AP) | Vídeo: EPV
Miguel Jiménez

La posibilidad de que las grabaciones secretas de una empleada despedida de Fox News se reprodujeran durante el juicio fueron claves para que la cadena conservadora llegara a un acuerdo en la demanda por difamación presentada por Dominion Voting Systems por la difusión de falsedades sobre un supuesto fraude en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2020, según fuentes familiarizadas con el asunto citadas por la agencia Bloomberg. La Fox pagará a la empresa de máquinas de votación 787,5 millones de dólares (unos 720 millones de euros).

Abby Grossberg, entonces productora del programa del comentarista político Tucker Carlson, presentó el mes pasado una demanda por discriminación sexual y religiosa en la que también alegaba que la habían coaccionado para que prestara falso testimonio durante unas declaraciones a los abogados de Dominion. Posteriormente, Grossberg facilitó al fabricante de máquinas de votación unas grabaciones que había realizado con un teléfono, de las que se reprodujeron breves extractos durante una vista previa al juicio celebrada la semana pasada.

Para la Fox, la perspectiva de un juicio ya pintaba mal. El juez había dictado que estaba “claro como el agua” que las afirmaciones hechas en la cadena sobre Dominion eran falsedades. El juez del Tribunal Superior de Delaware que llevaba el caso, Eric Davis, se había mostrado implacable y había cerrado una puerta clave a la Fox al impedirle que usase como línea de defensa que las falsedades eran de interés informativo: si sabían que las acusaciones eran mentira, ese interés informativo no sería excusa, según su criterio. Otra de las decisiones más polémicas del juez fue considerar que la cadena era responsable de lo que decían algunos de sus invitados, aunque no fueran personal de la empresa. Y en las vistas previas al juicio también había manifestado que no bastaba con que otros invitados sostuviesen lo contrario.

El interés informativo era una de las líneas de defensa que el magnate Rupert Murdoch, de 92 años, presidente y accionista de control de la cadena, había intentado esbozar en los interrogatorios previos: “Informamos de las noticias, y tenemos docenas de personas al día en los canales que hablan de las noticias. El presidente de Estados Unidos [Donald Trump] hacía afirmaciones descabelladas, pero eso es noticia”, se defendió, aunque en algún momento del interrogatorio admitió que los propios presentadores de la Fox estaban avalando el bulo de las elecciones robadas.

Al cerrarle esa vía, la estrategia de defensa se volvía complicada. La Fox se enfrentaba a un juicio de seis semanas en el que constantemente se repitiese que engañó a su audiencia y por el que debían ir desfilando sus presentadores estrellas, sus directivos y el propio Murdoch. Según Bloomberg, los abogados de la cadena temían que el testimonio de Grossberg y sus grabaciones fueran utilizados por los abogados de Dominion contra Murdoch y otros testigos.

Algunas de las grabaciones de Grossberg, que fue despedida pocos días después de presentar su demanda el 20 de marzo en Nueva York, eran conversaciones fuera de antena entre presentadores de la Fox y sus invitados. En un fragmento reproducido en una audiencia celebrada el día 12 ante el juez del Tribunal Superior de Delaware Eric Davis, Maria Bartiromo preguntó a Rudy Giuliani si era cierto que la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, tenía intereses financieros en Dominion. “Lo he leído, pero no puedo probarlo”, respondió Giuliani.

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Un mediador desde el Danubio

El inicio del juicio estaba previsto para el lunes, pero el domingo por la tarde se anunció que se retrasaba un día sin dar explicaciones. The Washington Post adelantó y The Wall Street Journal, propiedad de Murdoch, confirmó que el retraso se debía al intento de llegar a un arreglo extrajudicial. Según las fuentes citadas por Bloomberg, el acuerdo fue fruto de cuatro días de intensas negociaciones en un lugar no revelado de Filadelfia donde las partes llamaron a un veterano mediador llamado Jerry Roscoe para facilitar las discusiones. Roscoe se encontraba en un crucero fluvial por Europa cuando recibió la llamada para ayudar a llegar a un acuerdo, añadieron esas fuentes, aunque la portavoz de Fox News, Irena Briganti, negó a Bloomberg esa versión y la calificó de “tremendamente inexacta” y “completamente falsa”.

The Wall Street Journal, propiedad de Murdoch, ha revelado que Roscoe se hallaba en un crucero por el Danubio en Rumania cuando recibió el encargo. Había acudido a la región de vacaciones con su mujer porque actuó como mediador en representación de Estados Unidos en la guerra de Bosnia. Tras recibir la petición, negoció desde el barco, también en la parte de atrás de un autobús en el que iba con otros turistas y desde el que hablaba por teléfono tratando de taparse para que no se le escuchara. Mantuvo buena parte de las conversaciones por Zoom con el iPad de su mujer.

Tras el retraso de un día, la vista se reanudó el martes por la mañana con la selección del jurado, que continuó con naturalidad, pero con lentitud. El jurado seleccionado estaba compuesto por seis hombres y seis mujeres. De los 12 miembros, siete eran afroamericanos. La media de edad estaba en torno a los 40 años, aunque no hay datos al respecto, sino que es una estimación subjetiva. Tras la selección del jurado se eligió también a los suplentes. Delaware es un Estado claramente demócrata y el juicio se llevaba a cabo en su localidad más importante, Wilmington, ciudad adoptiva del presidente, Joe Biden, donde tiene una casa y la estación de tren lleva su nombre. El jurado pertenecía a un condado donde el número de votantes demócratas duplica al de republicanos. Las perspectivas para la Fox eran malas.

Los abogados dijeron que sus alegatos iniciales eran muy largos y que no les iba a dar tiempo a pronunciarlos antes de la hora de comer. Parecía una forma de ganar tiempo mientras las negociaciones continuaban. El juez concedió un receso para el almuerzo y convocó a las partes a las 13.30. Los abogados aprovecharon para cerrar los flecos del acuerdo mientras la sesión se retrasaba sin explicaciones a los asistentes. La sala estaba repleta de periodistas y se había convertido en un hervidero de rumores. Cerca de las cuatro de la tarde, el juez dijo que el caso estaba “resuelto”.

El epílogo llegó un poco más tarde. Los abogados de la Fox salieron por una puerta lateral y se perdieron por las calles de Wilmington, tratando de alejarse de la prensa. Los de Dominion se dirigieron triunfantes al centro de la pequeña plaza que hay delante de los juzgados. “La verdad importa. Las mentiras tienen consecuencias”, dijo Justin Nelson, abogado de Dominion, al anunciar que la Fox accedía a pagar 787,5 millones de dólares.

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Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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