“¿Relaciones sexuales en el último mes?”, por qué es mejorable la pregunta de ‘La Revuelta’ que jerarquiza el sexo
La cuestión no solo valora más la cantidad que la calidad, sino que puntúa unas prácticas sexuales como mejores que otras. Se da por hecho que el coito es lo más satisfactorio, pero besos, caricias, lametones, mordiscos, sexo oral y un largo etcétera que incluye gustos alternativos pueden ser más placenteros
“¿Relaciones sexuales en el último mes? Coito vale 1 punto; petting, 0,6; masturbación, 0,5″. A aquellas personas seguidoras de La Revuelta esto les sonará. Es una de las clásicas preguntas que el presentador del programa de TVE, David Broncano, hace a sus invitados. Hablar claramente de sexo, sin tapujos y con normalidad es de agradecer. Que la pregunta se haga a todos los invitados de 18 años en adelante (sin evitarla cuando el invitado acumula ya unas cuantas décadas de existencia) es otro acierto que derriba esa idea de que el sexo es cosa de jóvenes. Pero ―tenía que haber un pero―, la pregunta cae en un prejuicio importante y no es solo el de valorar más la cantidad que la calidad, sino el de jerarquizar las prácticas sexuales decidiendo que unas son mejores que otras.
Años atrás, cuando el sexo tenía como objetivo la reproducción, es evidente que la principal práctica para ello era el coito. Ahora que el placer es, en general, el objetivo prioritario, se sigue manteniendo la penetración vaginal como el eje central de las relaciones heterosexuales. En relaciones entre hombres es la penetración, en este caso anal, la que se sitúa en posiciones top. Y no es que la penetración no sea una práctica placentera, es que situarla en todo lo alto es caer básicamente en el error de pensar que todas las personas disfrutan con lo mismo en el sexo.
No es raro tener esa idea interiorizada, cualquier película o serie va a mostrar un encuentro sexual como aquel en el que hay penetración, cualquier idea de sexo completo pasa por meter el falo en el orificio y, en general, se da por hecho que el coito es lo más satisfactorio. Seguimos viviendo en una sociedad coitocentrista, y prueba de ello es que, según el estudio del Instituto de las Mujeres La sexualidad de las mujeres jóvenes en el contexto español. Percepciones subjetivas e impacto de la formación (2022), entre las encuestadas había quienes alguna vez habían practicado penetración vaginal (un 74,6%) pero nunca masturbación (un 66,5%). Y eso a pesar del bum del satisfyer, que puso al clítoris en su merecido lugar respecto al placer femenino.
Broncano pregunta por petting y no por preliminares. Desde la sexología no se usa este segundo término, tan común, para denominar los juegos eróticos que no son penetración, precisamente porque vuelve a situar a esta como la “práctica estrella”. Preliminar es aquello que antecede a una acción, es decir, el prólogo al libro, los teloneros de un concierto, los entremeses al plato principal. Dicho de otra manera, aquello que puede estar muy bien, pero que muchas veces se salta para ir a lo importante. Por eso, preguntar por petting es darle un punto al presentador, pero situarlo por detrás del coito es quitárselo. Porque ciertos besos, caricias, lametones, mordiscos, sexo oral y un largo etcétera que incluye prácticas alternativas pueden resultar mucho mejores.
¿Y qué decir de la masturbación? Para algunas personas es incluso más satisfactoria que las relaciones en compañía. Es un rato de placer con uno mismo, permite el autoconocimiento y es un momento de priorizarse. Situarla al final de la escala no parece justo. Cada práctica tiene su momento y no habría que dar por hecho que siempre el sexo compartido vale más. Eso sí: al menos aparece en la pregunta del programa de TVE y ha aumentado su puntuación.
Las prácticas alternativas no son ni mejores ni peores
Fetichismos y BDSM (lo que antes se conocía por sadomasoquismo y que implica prácticas de cesión del poder) engloban a un buen número de prácticas eróticas consideradas alternativas o no normativas, lo cual no quiere decir que sean minoritarias, al menos en cuanto a interés. En el estudio sobre este tipo de prácticas A Systematic Scoping Review of the Prevalence, Etiological, Psychological, and Interpersonal Factors Associated with BDSM se cita que un 68,8% de los participantes dijeron tener al menos una fantasía o haber llevado a cabo algo vinculado con el BDSM.
Este tipo de sexualidad se sigue catalogando como “rara” en contraposición a lo tradicional que es lo “normal”, y eso sitúa a la erótica no normativa en un segundo plano. Por eso no sorprende que se pregunte por el coito, dando por hecho que todo el mundo lo practica, y que se evite nombrar otras prácticas. Quizás es que la normalidad en la conversación sobre sexo no ha llegado aún del todo.
Situar como secundarias unas prácticas da idea de jerarquía y esto hace que se cataloguen unas como mejores que otras. Una consecuencia de esto es que hay personas con gustos alternativos que entienden que estos no son tan importantes o necesarios y se amolden a lo normativo, que quizás no les resulta tan satisfactorio.
Hablar de sexo en términos de coito, petting y masturbación es reducir muchísimo la sexualidad humana y dar una visión limitada del tema. Alguien puede reportar una puntuación muy baja a la pregunta de Broncano y que su ejercicio, y aún más importante, su satisfacción sea elevadísima porque sus derroteros del placer van por otro lado.
Una nueva puntuación para la pregunta clásica
Resulta complicado proponer una puntuación más atinada. Depende de si la pregunta tiene un objetivo más cualitativo o cuantitativo, aunque es habitual que se confundan ambos aspectos valorando más las puntuaciones elevadas. Pero podría ser interesante darle un nuevo enfoque y valorar la satisfacción sexual, que no es lo mismo que tener un orgasmo, aunque correlacione en muchas ocasiones. Así, se podría plantear: las relaciones sexuales valen 0,5 puntos (y aquí entra todo lo que la persona considere compartir intimidad) y las relaciones sexuales satisfactorias 1 punto. Poco concreto, sí, pero es que la sexualidad humana es así de amplia.