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Mónica Oltra: “No voy a renunciar nunca a mis ambiciones políticas”

La exvicepresidenta valenciana afirma sufrir “una crisis de fe” en la justicia y reitera que es objeto de una cacería de la extrema derecha en la primera entrevista tras su dimisión, emitida en ‘Salvados’

Mónica Oltra, en su casa, con el periodista Gonzo de Salvados, durante el programa emitido este domingo.Vídeo: Salvados
Ferran Bono

Mónica Oltra se muestra relajada, paseando a sus perros, recordando sus inicios políticos, explicando los mensajes contra el PP de las camisetas que portaba en la oposición y que proyectaron su nombre en el escenario político nacional. Es la primera entrevista que concede tras su dimisión como vicepresidenta del Gobierno valenciano hace casi seis meses, a raíz de su imputación en el presunto encubrimiento por parte de la Consejería de Políticas Inclusivas, que también dirigía, del caso de su exmarido, condenado por abusos sexuales a una menor tutelada. Está “serena”, responde a Gonzo, el periodista del programa Salvados, de LaSexta, aunque con “picos”, en función de “donde coloque el pensamiento”, como demuestra a lo largo del programa que se emitió la noche de este domingo.

Oltra es un animal político, cuya “vida personal está tejida con la política”, y no renuncia a volver, pero no como diputada al Congreso por Compromís, por ejemplo. “España es demasiado grande y yo soy de tierras chiquitas”, asegura, antes de incidir en su vocación: “Soy política y lo seré hasta que me muera. No voy a renunciar nunca a mis ambiciones políticas. Voy a contribuir desde donde sea para que las políticas en favor de la gente corriente sigan en esta tierra y se refuercen. Y eso lo puedo hacer desde muchos ámbitos, no necesariamente siendo cabeza de lista”.

Hace dos semanas, Oltra reapareció en dos actos públicos, una charla y una presentación de un libro, tras su traumática dimisión del 21 de junio. La exconsejera está investigada junto a 16 personas, la mayoría funcionarios y de su entorno de confianza, en una instrucción que el juez ha ampliado seis meses, lo que complica su posible participación en las elecciones autonómicas en caso de ser exonerada. Presumiblemente, los comicios se convocarán junto a las municipales, el 28 de mayo del próximo año. El diputado Joan Baldoví ya se ha presentado para liderar la lista autonómica que ha encabezado Oltra en los dos últimos comicios, el periodo que mayor respaldo electoral ha obtenido Compromís.

La exlíder de la coalición se muestra cauta con el proyecto Sumar de la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz, si bien ella fue protagonista y anfitriona en Valencia de sus primeros pasos, en un acto que “reventó todas las expectativas, la gente estaba como si llegaran los Rolling”. Prefiere no opinar porque todavía es “un embrión”. “Dejémosle crecer. Cuando esté la criatura, opinaré”, señala Oltra, que vive en la actualidad de los 1.300 euros de la prestación de desempleo.

La diputada reconoce haber echado de menos la llamada de algunas personas del mundo de la política en este tiempo. “Yolanda Díaz me escribió el día que yo declaraba y ahora hace poco que ha venido a Valencia. Y Ada Colau, como a ella también la habían imputado, nos íbamos animando mutuamente”, dice. Más próxima se muestra con Mónica García, la líder de la oposición en la Comunidad de Madrid: “Mónica es de esas personas que, con la faena que tiene, siempre tiene el tiempo de escribir, de llamar... hace dos días estuvimos hablando un buen rato”.

La exvicepresidenta insiste ante las preguntas y repreguntas del periodista en su inocencia y en la persecución a la que es sometida: “Yo no he hecho nada, ni ilícito ni inmoral ni ilegal, actué con integridad. (...) No hay aguja en el pajar, ya pueden buscar porque no se hizo nada malo”. Reitera que se trata de “un caso de lawfare de libro, de guerra sucia en los juzgados”, y de una “cacería de la extrema derecha”. En este sentido, apunta al expresidente del PP Francisco Camps, al que ve “resentido” con ella, a Alberto de Rosa, presidente de Ribera Salud —grupo que “pierde cien millones al año” por la reversión a la gestión pública de dos áreas sanitarias, las Alzira y Torrevieja, ambas con un hospital—, y la cofundadora de Vox Cristina Seguí: “El objetivo era que yo desapareciera del gobierno y obviamente lo han conseguido”. Si hubiera tenido pruebas y no solo indicios, lo habría denunciado ante la justicia, apostilla. Cree que los tribunales han comprado ese “relato ficticio”, aunque tres instancias, como el juez instructor, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana y la fiscalía hayan respaldado su imputación.

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Ni su exmarido, del que ya estaba separada, pero con el que compartía casa (aunque vivían en plantas distintas) cuando sucedieron los hechos en 2017, ni nadie de su departamento la advirtieron sobre los abusos durante seis meses. “Cuando operan a un paciente y la operación sale mal no se entera el conseller de Sanidad”, comenta. Asegura padecer en estos momentos “una crisis de fe” en la justicia, por lo que no se encuentra con ánimo de reabrir su despacho de abogados.

Sobre las dos versiones diferentes que dio hace unos meses —primero dijo que había encargado un informe sobre los hechos y después afirmó ante el juez que no había dado ninguna orden—, Oltra incide en que ella no pidió el expediente informativo y que fue el director general quien lo hizo porque “es la manera normal de funcionar”. “Intenté proteger y apoyar a la gente que acababan de imputar injustamente”, sostiene y recuerda que estaba “muy atenazada emocionalmente” y que su hijo pequeño le preguntó ese mismo día si los funcionarios investigados no estarían sufriendo.

Como ha repetido en sus comparecencias y declaraciones, Oltra asegura que todavía no ha leído ese informe porque considera que no debe, que no se encargó para contrastar la veracidad del relato de la menor y que no hubo “ninguna instrucción ni paralela ni no paralela”. Preguntada sobre si ha hecho autocrítica y sobre si cometió errores durante el proceso que afecta a su marido, Oltra considera que no cometió errores en este caso concreto, aunque “por supuesto” que ha incurrido en ellos durante sus siete años de gestión, y que la dimisión es “la mayor autocrítica” posible.

Oltra atribuye a la “presión” la decisión de dimitir, así como a evitar “que el PSOE tuviera la tentación de gobernar en solitario” y que ella optó por “salvaguardar” el llamado pacto del Botànic, el gobierno valenciano de coalición de izquierdas: “Ya sé lo que son los gobiernos del PSOE a solas y lo poco que se diferencian de los gobiernos que hemos combatido”. El presidente valenciano, el socialista Ximo Puig, no la amenazó directamente con relevarla, pero lo dejó entrever con la frase “no estoy para fiestas” comentando las imágenes en que ella aparecía bailando en un acto de Compromís, dos días después de su imputación y tras asegurar que no dimitiría. Le ha dado “muchas vueltas” a aquel acto, pero ha llegado a la conclusión de que habría sufrido críticas con independencia de lo que hubiera hecho.

“Al final, llega un momento que me da igual lo que digan”, asevera, antes de reivindicar que seguirá “bailando le pese a quien le pese”.

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Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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