Luis García Berlanga

La huella de un cómico genial

El director valenciano plantó su cámara ante España con una mirada que mezcla a partes iguales cariño y mala leche. Muchos creadores sienten ese legado correr por sus venas. Conversamos con ellos sobre su maestro y las dificultades de hacer comedias en un país que sigue siendo berlanguiano.

“Es que... ¡Berlanga es España!”. Diego San José ha levantado suficientemente la voz, animado por la charla, como para que su afirmación suene a grito de guerra. A su lado, Borja Cobeaga y Alberto Caballero, autores como San José, de series y películas que han bebido de la línea de Luis García Berlanga. Ellos, y los otros entrevistados, coinciden en que no existe un heredero artístico al uso del cineasta, pero su manera de ver España, de vernos a los españolitos con una mezcla exacta de cariño y mala leche, corre por las venas de muchísimos creadores. “En cuanto escribes mirando a lo que ves, en cuanto escudriñas a la gente que te rodea y te olvidas de ficciones extranjeras o remakes, sale Berlanga”, remata San José.

Los guionistas y directores Diego San José y Borja Cobeaga, en la sede de DAMA, gestora de derechos audiovisuales
Los guionistas y directores Diego San José y Borja Cobeaga, en la sede de DAMA, gestora de derechos audiovisualesJordi Socías

San José y Cobeaga llevan una larga carrera en común como guionistas: Vaya semanita, Ocho apellidos vascos, Ocho apellidos catalanes, Pagafantas, Fe de etarras, Superlópez... En solitario, San José (Irún, 42 años) es el creador de la serie Vamos Juan / Vota Juan, que inicia ahora el rodaje de su tercera temporada, y que sería hija de La escopeta nacional. Cobeaga (San Sebastián, 43 años), por su parte, además de dirigir muchos de esos guiones, fue el responsable en 2014 de Negociador. Ambos han ahondado en la línea berlanguiana de retratar la realidad con colmillo retorcido y usar la comedia para meterse en charcos. Entre medias se sienta Alberto Caballero (Madrid, 47 años), creador, junto a su hermana Laura, de las series Aquí no hay quien viva y La que se avecina, obras, que, como las del maestro, aportan una mirada empática sobre las desgracias humanas. “Usamos mucho su estructura circular de perdedor-esperanza-desolación-”, confirma. Entre los tres suman de sobra suficientes galones como para hablar de Berlanga.

“Berlanga miraba sin filtro la sociedad española, sin caricias, y si en su camino se cruzaba un tullido, lo retrataba”, resume San José. Caballero apostilla: “Está en nuestro ADN. Porque él a su vez viene de gente con la que trató, los humoristas de La Codorniz, Tono, Mihura... A él le gustaba el sainete, la herencia de Arniches. Así que si eres cronista de tu tiempo, que es lo que fue Berlanga, y no te contaminas de ficciones extranjeras, bebes de él. Y ojalá siga dentro de nosotros, porque ese es el alma que nos caracteriza”.

Ellos reconocen la influencia berlanguiana en su obra, pero no se consideran, ni creen que haya, herederos al uso. Y también les entristece su poco eco fuera de España. “Me parece una pena que no conozcan a Berlanga ahí afuera”, arranca Caballero, “y es curioso porque sí conocen a Almodóvar, que a ratos posee toque berlanguianos”. San José suma otra argumentación: “Tenemos la suerte de que Berlanga nunca se interesó porque su obra viajara. Sus películas son tan crudas porque jamás se planteó que las entendiera un alemán. Es más, un problema de la comedia actual es que quiere viajar. Mira, un chiste sobre tu madre le hará gracia a tu hermano, y los vecinos no lo pillarán; hemos perdido el reírnos de nuestra madre”. Cobeaga desgrana: “Comedia coral, diálogos superpuestos, actores feos... Eso no lo entiendes a la primera, y hoy además la industria rechaza esta receta. Y con todo fue a Cannes, a sacar de quicio con ¡Bienvenido, míster Marshall! a Edward G. Robinson, que presidía el jurado. Su cine poseía una estilización en los años cincuenta y sesenta que con la llegada de la democracia abandonó por algo más local, más centrado en el caldo de cultivo que le rodeaba”.

La amenaza inquisitorial de lo políticamente correcto sobrevuela la comedia actual: “Luis ya vivió la censura estatal, y a pesar de ello hizo Los jueves, milagro. Nosotros, que empezamos a sufrir la censura de las redes, deberíamos aprender de él”, opina Caballero. Para San José: “Berlanga decía que le gustaba reírse de los tullidos y de los pobres porque, si no, era hacer de menos a esa gente. No puedes ser paternalista”. A lo que Caballero añade: “Lo que dignifica la comedia es la capacidad de revolver las entrañas. Hay que montar pollos”.

Alberto Caballero, cocreador de 'Aquí no hay quien viva' y 'La que se avecina'
Alberto Caballero, cocreador de 'Aquí no hay quien viva' y 'La que se avecina'Jordi Socías

Santiago Segura (Madrid, 55 años) es uno de los tres nombres que la familia Berlanga señala como herederos, junto a Alex de la Iglesia y Javier Fesser. “En realidad, no hay fieles seguidores de su línea”, apunta el aludido. “Veo pinceladas, retazos, en muchas de nuestras obras, eso sí. Yo siento devoción por él, fue como mi padre cinematográfico. De joven me apunté a un curso suyo solo por conocerle, a finales de los ochenta, ha sido las únicas clases de cine a las que he asistido. Era ecléctico, distinto, no daba una clase al uso. Un día nos pidió que pusiéramos nuestros cortos, creo que por rellenar tiempo. Yo proyecté Relatos de la medianoche, mi primer corto, y la gente se reía. Al encender las luces, me soltó: ‘No te digo más, ya has visto a la gente’. Y después me logró un papel de figurante en Villarriba y Villabajo”. Su último recuerdo fue una visita, con Berlanga ya enfermo, a su casa. “Fuimos Luis Alegre, José Luis García Sánchez, David Trueba y yo. No sabía exactamente quiénes éramos, pero sí que nos conocía, y sentías su cariño, su serenidad”.

Santiago Segura, artífice de la saga Torrente
Santiago Segura, artífice de la saga TorrenteJordi Socías
Santiago Segura: "Los pilares de 'Torrente' son muy berlanguianos.Olivia López Bueno

Sobre si Berlanga viaja mal o no, el creador de la saga Torrente (en la que aparece Jorge Berlanga, hijo de Luis, llevando en una camilla a Tony Leblanc) va más lejos: “La chispa genial es tan volátil... Lo mismo es que ni el mismo Berlanga viajaba bien. ¿Qué hace tras El verdugo? La boutique, que rueda en Argentina porque los productores son de allí. No es mala, pero no es el mundo de Luis. Me cabrea que sea tan poco conocido fuera de España. Tenemos que cambiar eso”. Segura trabajó para él, y recuerda: “Era un fabuloso director de orquesta, sabía tirar de los hilos para que los actores fueran sus marionetas, pero es que contrataba a las mejores marionetas. ¡Qué repartos! Yo trabajé con él en Todos a la cárcel y en París Tombuctú y en su corto El sueño de la maestra, y él decía mucho de boquilla que todo le daba igual. Para nada. Pura boutade. Si no, ¿por qué repetía al final de su carrera hasta 32 veces un plano secuencia?”. Y resume: “Su filmografía se parece a la de Billy Wilder. Al final sus trabajos no eran tan brillantes, pero a ver quién las hace ahora. Nunca hicieron cine mamotrético ni panfletario, pensaban en llegar al público”.

Herederos, pero no herederas. No hay mujeres cineastas que sigan la estela del creador de Plácido. “Eso no ocurre por él o por las directoras, sino porque en general hay pocas mujeres en la industria”, intercede Segura. Henar Álvarez (Madrid, 36 años), guionista y humorista, expresentadora de Días de cine y actualmente en Buenismo bien (cadena Ser), coincide: “A eso se añade que a las mujeres cineastas les producen sobre todo temas intimistas. Suena a broma: cuando una directora presenta un proyecto de comedia, se la toma a broma. Tiene que ver con los estereotipos de cómo vemos a las mujeres y a los hombres en la sociedad actual. Nosotras nos dedicamos a los cuidados y no somos graciosas”. Arantxa Echevarría (Bilbao, 53 años), directora de Carmen y Lola, y buena berlanguiana, insiste en esa línea y rechaza el mito del rechazo femenino a la erótica del director: “Tiene mucho más que ver con lo difícil que es escribir y hacer comedia, con lo complicado que nos produzcan comedia. Si acaso, solo recuerdo Mi querida cofradía [2018], de Marta Díaz, como un filme de directora que pudiera haber firmado Berlanga”. Porque hoy, “casi nadie se atreve a filmar algo duro, satírico, antisistema, esa no es la línea de la comedia española actual”.

Javier Fesser, guionista y director de cine
Javier Fesser, guionista y director de cineJordi Socías

Javier Fesser (Madrid, 57 años) se sienta a charlar con Víctor García León (Madrid, 45 años). Si el primero derrama cariño en sus personajes al estilo Berlanga en obras como El milagro de P. Tinto, Campeones o Historias lamentables, el segundo apuesta más por la ironía con Vete de mí, Selfie o Los europeos (basada en la novela de Rafael Azcona). Ambos se sienten cómodos en la definición de retratistas de España y encantados de hablar del director de Plácido. A Fesser le gusta el primer cine de Berlanga, “más elaborado, meticuloso en el plano”; a García León, en cambio, el último, “en el que se ve a un señor que sencillamente tiene ganas de pasárselo bien”. Recuerdan que Berlanga era un gran trabajador, con guiones con muchas notas, preciso “a pesar de que a priori sus filmes parezcan una fiesta; en esa fiesta hay mucho control”. Fesser resume: “Habrá cuarenta tipos a la vez hablando en escena, y siempre los entenderás a todos y la cámara se ajustará al milímetro”. “Y eso”, explica su compañero de charla, “hecho por un tipo profundamente pesimista escribiendo [Azcona] y un tipo optimista filmando”.

El cineasta Víctor García León
El cineasta Víctor García LeónJordi Socías

¿Hay Berlanga en el cine actual? “No veo Berlanga en detalles de películas actuales, porque para mí es algo más, es una inspiración”, empieza Fesser. Yo provengo de una generación de autodidactas, sin escuela de cine ni universidad. Y él fue un maestro, aunque sea imposible de imitar. Quiero pensar que cuando ves buen cine, quieres hacer buen cine”. A lo que García León suma: “Hacer humor en España te empuja a algo parecido. España es a veces tan desaforada que no puedes hacer parodia, el ingenio se queda flojo... ¿Y dónde acabas? En el humor costumbrista descabellado, el terreno de Berlanga”. Fesser interrumpe: “Y tan español, por eso sus películas se pueden usar en clases de Historia. Es un cine sin prejuicios, algo valiosísimo. Y sin ganas de trascender, lo que ha hecho que, curiosamente, su cine trascienda”. Por eso García León incide: “Su moral fue viva, libérrima, empapó a su cine y nunca fue atrapado por la sensación... de ser un éxito en Polonia”.

Javier Fesser: "Soy cineasta por culpa de Luis García Berlanga"Olivia López Bueno

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