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La receta del arte

Escuchar música, cantar, bailar, pintar. Las actividades artísticas son herramientas útiles para pacientes y profesionales sanitarios. Ya forman parte de la rutina de muchos hospitales. Relajan el ambiente, rompen barreras emocionales y ayudan a expresar sentimientos. Proyecto realizado con apoyo del fondo de emergencia covid-19 para periodistas de la National Geographic Society.

Una madre abraza la incubadora en la que se encuentra su bebé nacido prematuro en el Hospital Quirónsalud de Valencia, mientras Stefany Ramón, voluntaria de la fundación Músicos por la Salud, toca su arpa.Los hospitales son espacios cargados de emociones. La llegada al mundo de un recién nacido, el tránsito por una enfermedad y la cercanía de la muerte son momentos cuya trascendencia supera las respuestas que la medicina puede ofrecer. Son cientos los estudios científicos que han constatado los beneficios que la música tiene para el ser humano en estos instantes vitales. “Poner letra a una canción ayuda a nuestros pacientes a entender mejor lo que les está pasando y a expresarse de una forma más precisa”, explica Núria Serrallonga, especialista child life del Hospital Infantil Sant Joan de Déu de Barcelona. Esta figura sanitaria tiene la misión de cuidar actividades complementarias como la música, el arte y la educación de los menores ingresados. Los días que siguen a un parto con complicaciones y posibles secuelas en el recién nacido, por ejemplo, son muy complejos para una madre. “Crear el vínculo necesario con el bebé puede resultar difícil. Cantar una canción de cuna acompañada de música les ayuda a romper barreras”, cuenta Serrallonga. Los hospitales han dejado de ser ese lugar donde el paciente es un ser pasivo. Y la música contribuye a crear ambientes más apacibles y sosegados, y da a enfermos, familiares y trabajadores herramientas para cuidar y cuidarse mejor. Una melodía permite afrontar los minutos previos a la entrada al quirófano. Las notas de un violín pueden suplir un contacto físico que no siempre es posible.Ana Palacios
Isabel Bellver toca el violonchelo en la unidad de hemodiálisis del Hospital de Dénia.Ana Palacios
Sesión de dibujo en el Hospital Enfermera Isabel Zendal, en Madrid.Ana Palacios
El doctor Gorrín toca el piano en el Ayre Gran Hotel Colón, en Madrid en mayo de 2021. Fue de los últimos hoteles medicalizados durante la pandemia en volver a su actividad habitual.Ana Palacios
La terapeuta Alicia Costa trabaja la motricidad fina con Paquita Esquerdo en el centro de día de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer de Teulada-Moraira. Ana Palacios
Espacio para terapia creativa en la unidad de psiquiatría del Hospital de Dénia.Ana Palacios
Recital de música clásica en el MD Anderson Cancer Center de Madrid.Ana Palacios
La arpista Stefany Ramón toca una pieza musical para aliviar el proceso de dilatación de una mujer parturienta en el Hospital Quirónsalud de Valencia.Ana Palacios
Uno de los oyentes de una conferencia del escritor Javier Moro en el Hospital Enfermera Isabel Zendal, en Madrid.Ana Palacios
La mano de Carles Geli Benito, de la Associació Ressò de Musicoteràpia, sostiene un instrumento mientras entretiene y estimula a un bebé que se recupera de una operación en la UCI pediátrica del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona.Ana Palacios
Juanjo Pérez toca la guitarra para los residentes del centro de mayores Mas Camarena de Bétera, en Valencia, junto a la terapeuta ocupacional Lucía Antón y otros trabajadores de la institución que bailan.Ana Palacios
“Ese campo de lavanda en la pared a la entrada refleja todo lo que representa la unidad del dolor: calidez y comprensión para el paciente”, dice Poli Amado Mancha, auxiliar de enfermería del Hospital Universitario de la Princesa, en Madrid.Ana Palacios