Subir y bajar

Eduardo Sanz (Europa Press / Contacto)

Entre colgar y descolgar un cuadro no hay mucha diferencia desde el punto de vista gestual. En este caso, sabemos que lo están descolgando, pero podríamos afirmar lo contrario sin que nadie pudiera rebatírnoslo. La Historia, con mayúscula, se cuelga y se descuelga de las enciclopedias con la ambigüedad del que sube las escaleras fingiendo que las baja o viceversa. La Historia es un relato excesivo, por lo que de vez en cuando conviene aligerarlo. La decisión de qué personajes se deben apear obedece más a criterios emocionales que científicos. Ahí se ve lo que la Historia tiene de folletín. De ...

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Entre colgar y descolgar un cuadro no hay mucha diferencia desde el punto de vista gestual. En este caso, sabemos que lo están descolgando, pero podríamos afirmar lo contrario sin que nadie pudiera rebatírnoslo. La Historia, con mayúscula, se cuelga y se descuelga de las enciclopedias con la ambigüedad del que sube las escaleras fingiendo que las baja o viceversa. La Historia es un relato excesivo, por lo que de vez en cuando conviene aligerarlo. La decisión de qué personajes se deben apear obedece más a criterios emocionales que científicos. Ahí se ve lo que la Historia tiene de folletín. De Juana la Loca mucha gente ignora que fue Juana I de Castilla porque lo que nos gusta de ella no es su dimensión política, sino la sentimental. Por eso su cuadro continúa en la pared. Si quieres pasar a la posteridad, no inventes una vacuna, hazte una biografía. Los poetas que prestaron más atención a su biografía que a sus versos están en todas las misceláneas, signifique lo que signifique miscelánea.

Juan Carlos I daba la impresión de ascender hacia las monarquías nórdicas cuando en realidad se precipitaba hacia los emiratos árabes. En este caso, la ambigüedad no la puso él, sino quienes observábamos sus movimientos. Periodistas, políticos, jueces, abogados, tertulianos, investigadores y ciudadanos de a pie preferíamos no ver lo que ocurría. Tuvimos que asistir al espectáculo de aquel pobre elefante con la trompa doblada contra el tronco de un árbol para empezar a caer. Pero a lo que íbamos es que de esta foto lo mismo se podría desprender una cosa que su contraria. —eps

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