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Primo de Rivera no es una víctima de la Guerra Civil, es un muerto en el conflicto

El informe de los expertos sobre el Valle de los Caídos sostiene que no todos los enterrados en el conjunto monumental son damnificados de la contienda

Ficha policial de Primo Rivera, tras ser detenido el 14 de marzo de 1936. En vídeo, declaraciones de Carmen Calvo sobre Primo de Rivera el 25 de agosto de 2018.
Patricia R. Blanco

La tumba de José Antonio Primo de Rivera continuará en el Valle de los Caídos. Aunque es probable que lo trasladen a un lugar más “discreto” dentro del monumento para igualarlo a todas las personas allí enterradas, sus restos no seguirán el mismo camino que los del general Francisco Franco, exhumado el pasado 24 de octubre y enterrado en un panteón familiar en Mingorrubio, en El Pardo. La razón es que el fundador de la Falange es “una víctima de la Guerra Civil”, según reiteró este lunes la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. Sin embargo, ni Primo de Rivera fue una víctima del conflicto español ni “todos los que yacen en el valle son víctimas y solo víctimas”, como afirmó de forma solemne el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras la exhumación del dictador.

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El Gobierno basa su decisión en el Informe de la Comisión de Expertos para el futuro del Valle de los Caídos, de noviembre de 2011, que recomendó que “los restos del general Francisco Franco fueran trasladados al lugar que designara la familia” y que los de Primo Rivera permanecieran en el Valle de los Caídos pero sin ocupar “un lugar preeminente en la Basílica” dada la “igual dignidad de los restos de todos los allí enterrados”. Y en esta frase, “todos los allí enterrados”, reside la clave: el informe no menciona en ningún momento que Primo de Rivera fuera una víctima ni que todas las personas inhumadas en el monumento fueran víctimas de la Guerra Civil. Literalmente, señala: “Toda víctima es víctima, independientemente del campo en que se halle (…). Entre los inhumados hay combatientes y civiles de ambos bandos. Aunque no todos son víctimas, sí las hay de ambos bandos”.

“Nosotros no decimos que todos los muertos son víctimas. El que muere con un arma en la mano no es una víctima. Se le puede llamar muerto, fallecido, caído… Pero no víctima”, explica Reyes Mate, miembro de la comisión que elaboró el informe. Según el filósofo, José Antonio Primo de Rivera no es una víctima sino un “beligerante”, una persona que propició el “golpe de Estado” del 18 de julio de 1936, afirma en una entrevista telefónica.

Primo de Rivera, el 8 de noviembre de 1935, durante el segundo Consejo Nacional de Falange.
Primo de Rivera, el 8 de noviembre de 1935, durante el segundo Consejo Nacional de Falange.GETTY

La comisión recomendó que sus restos permanecieran en el Valle de los Caídos no por su condición de víctima, —Reyes Mate defiende que Primo de Rivera, al igual que Franco, es un personaje cuya memoria no es digna de homenajes— sino porque fue fusilado el 20 de noviembre de 1936 —condenado por un delito de rebelión militar— y su muerte, por tanto, entra dentro de los plazos previstos en la orden ministerial de fundación del Valle de los Caídos, de 11 de julio de 1946. La orden especifica que aquel recinto era para recibir “los restos de los caídos en nuestra Guerra de Liberación, tanto si pertenecieron al Ejército Nacional como si sucumbieron asesinados y ejecutados por las hordas marxistas en el período comprendido entre el 18 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939, o aun en fecha posterior, en caso de que la defunción fuera consecuencia directa de las heridas de guerra o sufrimientos en prisión”. “Esta es una de las razones por las que Franco, muerto el 20 de noviembre de 1975, no debía estar ahí”, añade Reyes Mate. Después los entierros se ampliarían a “muertos en los dos bandos, que fueran españoles y católicos” por el decreto ley del 23 de agosto de 1957, puntualiza el filósofo.

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Tampoco el historiador Paul Preston cree que Primo de Rivera sea una víctima de la contienda española. “Por un lado José Antonio Primo de Rivera fue una víctima en el sentido de que murió delante de un pelotón de fusilamiento el 20 de noviembre de 1936. Por otro lado, con su retórica de ‘la dialéctica de los puños y de las pistolas’, contribuyó a provocar la guerra de la que fue una víctima”, reflexiona en un correo electrónico el experto en historia española y biógrafo de Franco. Es el mismo argumento que emplea Gutmaro Gómez Bravo, profesor titular de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid y experto en el franquismo y en la Guerra Civil. “Puede considerarse víctima, porque fue condenado y ejecutado durante el periodo en el que dura la contienda, aunque su figura, como fundador de la Falange y muy activa en la preparación del golpe de Estado de 1936 es muy controvertida”, señala en conversación telefónica.

Preston profundiza en las contradicciones del fundador de la Falange y considera, que tras su arresto el 14 de marzo de 1936, quedó “horrorizado por la guerra” y evolucionó ideológicamente como “muestra su última entrevista antes de su ejecución”. “Ha habido muchos intentos de argumentar que, de haber vivido, habría limitado los excesos de Franco”, sostiene. Sin embargo, pese a su “rectificación final”, el historiador británico cree que el balance de su biografía hace que “no se le puede considerar como víctima” si bien, en su opinión, “su ejecución fue un gran error”.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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