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El triste final de Anthony Bourdain, chef ‘punk’ y novio de Asia Argento

Tuvo una juventud disoluta y llena de adicciones. El célebre cocinero ha sido hallado sin vida en un hotel de Kaysersberg (Francia) a los 61 años

Anthony Bourdain y su pareja, la actriz Asia Argento, en abril de 2018.Vídeo: GETTY IMAGES

Anthony Bourdain, célebre chef neoyorquino nacido en 1956 y novio de la actriz Asia Argento (Roma, 1975), se ha quitado la vida a los 61 años, según confirma la CNN. Se encontraba en Francia realizando un episodio de sus programas para la cadena cuando fue hallado sin vida en la habitación de su hotel por el cocinero Eric Ripert, amigo de Bourdain.

Antes de convertirse en una estrella gracias a sus shows de cocina, fue un joven con una vida disoluta y adicción a las sustancias. Su estilo en televisión era afilado y único y traía de cabeza a los programadores por el lenguaje soez que a veces utilizaba ante la cámara. Algo que, por otro lado, le dio autenticidad para los espectadores.

La vida de Bourdain no era muy común: viajaba más de 250 días al año a países como Nigeria y parte de la gracia de su programa era probarlo todo, aunque el plato que le ofrecían fuesen testículos de oveja

Su pareja era la actriz Asia Argento, recientemente de actualidad por su poderoso alegato contra el acoso en la industria del cine durante un discurso en el Festival de Cannes. El propio Bourdain se convirtió en un defensor de la causa en sus restaurantes y en la industria de Hollywood y llegó a acusar a Quentin Tarantino de ser cómplice silencioso de las acciones del productor Harvey Weinstein.

Con restaurantes en Nueva York, Miami, Florida y Washington, Anthony Bourdain se convirtió en un hombre rico y un chef respetado, pero fueron programas como Anthony Bourdain: Sin Reservas los que le convirtieron en una figura reconocida en el mundo anglosajón. Contó su vida en Kitchen Confidential, una punzante autobiografía, y habló con amor de su pareja, Argento, en la revista People. “Los dos somos criaturas de circo”, comentó

La vida de Anthony Bourdain no era muy común: viajaba más de 250 días al año a países como Nigeria y parte de la gracia de su programa era probarlo todo, aunque el plato que le ofrecían fuesen testículos de oveja. Era también muy alabada su condición física actual, con los abdominales marcados como si fuese un veinteañero. El secreto del cocinero para tener ese cuerpo era el Jiu-Jitsu brasileño, la primera disciplina de los samuráis: una especie de plato combinado del que luego salieron el yudo y el kárate.

Aún se desconocen las causas de este abrupto final.

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