Juan Carlos Izpisúa y Cristina Toledo, el poder sanador de la música
ACABA DE SALIR del hospital, pero la enfermedad autoinmune que padece la soprano Cristina Toledo empieza a mostrar sus síntomas de nuevo. Le palpita el dedo: “Tengo una neuropatía motora multifocal con bloqueos de conducción. Afecta al sistema nervioso periférico”. Se manifiesta, explica, en la pérdida de fuerza en sus extremidades y movimientos involuntarios, como el que ahora se observa en su mano, y cada cuatro meses debe someterse a un tratamiento de cinco días para remitir los síntomas. “¿Lo relacionas con el estrés?”, pregunta el bioquímico Juan Carlos Izpisúa, que dirige, desde el Instituto Salk de California, investigaciones sobre regeneración y reprogramación celular. Toledo asiente. Vive un momento importante en su carrera, desde hace un año viaja a Nueva York para recibir clases de la soprano Ruth Falcon. “Cuídate”, le aconseja el científico.
En los últimos tres años la investigación biomédica ha experimentado un importante avance. “Empezamos a ser capaces de borrar y reescribir nuestro genoma”, explica Izpisúa. Uno de los logros de su equipo ha sido corregir la visión en ratones ciegos, pero trasladar los resultados a humanos supone un gran coste. “España está a la cola de inversión en investigación”, lamenta. Para recaudar fondos, Toledo participa el 9 de mayo en Madrid, en el Auditorio Nacional, en un concierto organizado por la Universidad Católica de Murcia a beneficio de la Federación Española de Enfermedades Raras.