Un Parlamento europeo más fragmentado ante el reto del mercado único
En los últimos 20 años, la UE ha perdido competitividad no solo respecto a EE UU, sino también frente a Japón y China
Las últimas encuestas predicen un Parlamento europeo más fragmentado y un incremento de partidos euroescépticos tras las próximas elecciones del 9 de junio. Esta nueva composición tendrá un profundo impacto tanto sobre la elaboración de políticas como sobre el enfoque de estas. Una mayor fragmentación dificultará la formación de coaliciones y la obtención de mayorías de votos. Complicará así el proceso legislativo en un momento especialmente crucial para Europa, que se enfrenta al reto de recuperar su ventaja competi...
Las últimas encuestas predicen un Parlamento europeo más fragmentado y un incremento de partidos euroescépticos tras las próximas elecciones del 9 de junio. Esta nueva composición tendrá un profundo impacto tanto sobre la elaboración de políticas como sobre el enfoque de estas. Una mayor fragmentación dificultará la formación de coaliciones y la obtención de mayorías de votos. Complicará así el proceso legislativo en un momento especialmente crucial para Europa, que se enfrenta al reto de recuperar su ventaja competitiva. Además, el aumento de los partidos euroescépticos, que favorecen la autonomía nacional sobre las políticas centralizadas, amenaza con no aprovechar plenamente el potencial del mercado común.
Frente a este contexto de fragmentación y posible aumento de foco en políticas nacionales, Europa contará con dos importantes ayudas: los informes sobre competitividad y el mercado único que la Comisión Europea encargó en otoño a Mario Draghi y a Enrico Letta, respectivamente. Estos informes marcarán una hoja de ruta que la Comisión podrá usar como referencia para presentar propuestas legislativas al Parlamento Europeo.
En los últimos 20 años, Europa ha estado perdiendo competitividad, no solo con respecto a EE UU, sino también frente a Japón y China. De las 2.500 empresas que más invierten en I+D del mundo, solo 367 son europeas, frente a 827 en EE UU y 679 en China, según un informe de la UE. En 2013, la economía europea representaba el 91% de la de EE UU. Hoy, solo el 65%. La brecha se puede ampliar con la irrupción de la inteligencia artificial y el reto demográfico. La población total en edad de trabajar en EE UU se mantendrá casi estable hasta el 2100 (datos del US Census), mientras que Europa perderá 47 millones de personas en edad de trabajar (proyecciones de Eurostat).
Mientras esperamos al lanzamiento del informe de Draghi este verano, Letta discutió las conclusiones del suyo en la Reunión del Cercle d´Economia a finales de mayo. Si alguna cosa quedó clara durante su presentación es que el mercado único es una pieza central de la estrategia europea y que la falta de integración en los sectores financiero, energético y de comunicaciones es una de las principales razones de la disminución de la competitividad de Europa. Además, Letta propone ampliar el mercado único más allá de las cuatro libertades originales (libertad de movimiento de personas, bienes, servicios y capitales) a una quinta: la libertad de investigación, datos, conocimiento, competencias, innovación y educación. Esta última sería crítica para mantenerse competitivo en el siglo XXI.
Nada de esto será fácil de implementar en el contexto parlamentario que vaticinan las encuestas. Aunque Letta indicó que era partidario de empezar por la unión financiera, su informe tiene otro elemento que puede ser relativamente más fácil de impulsar en este contexto y al que vale la pena prestarle mucha atención: la propuesta de creación del “régimen 28″ para la consecución de un mercado único que facilite la transición entre las distintas regulaciones nacionales para pymes.
El tema no es baladí: el 99% de las empresas de la Unión Europea son pymes; emplean unos 100 millones de trabajadores y representan más de la mitad del PIB europeo. Pero solo el 17% de estas aprovechan el mercado único. Los diferentes regímenes legales y fiscales en vigor en cada estado miembro de la UE obstaculizan que las empresas operen en varios países.
La iniciativa del “régimen 28″ pretende mitigar esas complejidades e ineficiencias. La idea es crear un código empresarial opcional a nivel de la UE al que las pymes pueden optar y que incluye la armonización de aspectos clave del derecho corporativo.
La gracia del “régimen 28″ radica en su flexibilidad y naturaleza voluntaria. A diferencia de los esfuerzos de armonización que exigen uniformidad en todos los estados miembros, esta propuesta ofrece una alternativa sin abolir las regulaciones nacionales existentes. Las pymes pueden escoger entre este régimen —válido en todos los países de la Unión Europea— o el régimen nacional. Este enfoque pragmático podría facilitar el consenso entre las diversas facciones políticas dentro del Parlamento Europeo al ofrecer un marco regulatorio estandarizado pero opcional, respetando las soberanías nacionales.
De todos modos, es evidente que lograr la cohesión legislativa necesaria para implementar tales reformas será más difícil en un parlamento fragmentado.
El mercado único es la piedra angular de la integración económica europea y requiere una constante adaptación y modernización para mantenerse competitivo en un mundo cada vez más globalizado y una estrategia integral para fortalecerlo. Las próximas elecciones pondrán a prueba la capacidad del Parlamento Europeo para navegar estas complejidades y adoptar soluciones políticas innovadoras.
Necesitamos líderes que vean la competitividad europea y el mercado único como un objetivo común y, adaptando las palabras de Draghi, que hagan todo lo que sea necesario para conseguirlo. Los dos informes de la Comisión pueden servir de faro para señalar el camino que permita al Parlamento adoptar las políticas necesarias.
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