Nicolás Redondo: un líder sindical y socialista que contribuyó a la modernización de España

Logramos su apoyo cuando reclamamos cuotas para que hubiera más mujeres en los órganos de dirección sindical y en todas sus estructuras

Nicolás Redondo, secretario general del sindicato UGT, se dirige a 5.000 delegados sindicales de UGT y CC OO, días antes de la huelga general 27 de enero de 1994, en una foto de archivo.ricardo gutiérrez

No voy a caer en la tentación de convertirme en falsa historiadora, no es el momento. Por suerte disponemos de dos realidades significativas e importantes para conocer más y mejor a Nicolás Redondo: 1) En la UGT y en la Fundación Francisco Largo Caballero hemos recogido y publicado aspectos y momentos de la historia de Nico, sus escritos, discursos y documentos a los que dedicó tiempo y reflexión antes de poner en ellos su firma. Animo a su lectura y a su valoración por parte de historiadores e inv...

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No voy a caer en la tentación de convertirme en falsa historiadora, no es el momento. Por suerte disponemos de dos realidades significativas e importantes para conocer más y mejor a Nicolás Redondo: 1) En la UGT y en la Fundación Francisco Largo Caballero hemos recogido y publicado aspectos y momentos de la historia de Nico, sus escritos, discursos y documentos a los que dedicó tiempo y reflexión antes de poner en ellos su firma. Animo a su lectura y a su valoración por parte de historiadores e investigadores. 2) A la vez, ya tenemos la segunda y ya más completa Ley de Memoria Democrática que permitirá seguir recordando a las personas que tuvieron que ver con la reconstrucción de la Democracia y del Estado Social de Derecho de y en la España que hoy vivimos. Como es el caso de Nicolás Redondo.

Intentaré escribir unas líneas urgentes desde una mirada de mujer, en tiempos donde había pocas y menos con responsabilidades sindicales, políticas y sociales.

Nico fue un autodidacta, como la mayoría de la clase trabajadora de su tiempo, pero leía constantemente para conocer más y también para disfrutar de esas lecturas, lo hacía mientras iba en coche o en otro medio de transporte, como queriendo aprovechar esos “tiempos muertos”. También le gustaba escuchar, creo que lo leyó en Pitágoras: “Escucha y serás sabio, el comienzo de la sabiduría es el silencio” y si no lo leyó en Pitágoras, lo leyó en Valery: “Cada átomo de silencio es la posibilidad de un fruto maduro”. Lo no quitaba que le molestase cuando, según él, hablábamos demasiado, y te dedicase una mirada que entendías perfectamente: “Mejor cállate que no le está interesando lo que le cuentas”.

Nos pedía que no dejásemos de dedicar esfuerzos, en la formación sindical, a la historia de la UGT para que los nuevos afiliados conocieran nuestras raíces y nuestros históricos compromisos. Ojalá se siguiese haciendo ahora y constantemente, porque la Historia necesita descifrarse y conocerse a fondo para aprender positivamente de ella.

Una reunión de la Comisión de los Diez, que agrupaba la oposición al franquismo en los inicios de la Transición. De izquierda a derecha, Santiago Carrillo, Marcelino Camacho, Nicolás Redondo, Felipe González, Jordi Pujol, Antón Canyellas (oculto), Joaquín Satrústegui, Francisco Fernández Ordóñez, Valentín Paz Andrade, Julio Jáuregui, y Enrique Tierno Galván.
Primera reunión de los responsables económicos del Gobierno y sindicatos mayoritarios (Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores) en la sede de Economía en la Castellana. En la imagen, Nicolás Redondo (a la izquierda) y Marcelino Camacho (a la derecha).Joaquín Amestoy
Marcelino Camacho (a la derecha), secretario general del CC OO, y Nicolás Redondo, secretario general de UGT, encabezaban una manifestación contra el desempleo, en la calle de Bravo Murillo de Madrid, en 1979. joaquín amestroy
Nicolás Redondo (segundo por la izquierda) junto a Javier Solana (a su derecha, fumando en pipa), Enrique Múgica y Felipe González, en el 28º Congreso del PSOE.marisa flórez
El secretario general de UGT, Nicolás Redondo (de pie), habla en el pleno del Congreso de los Diputados con el secretario general del PSOE, Felipe González, en presencia de Gregorio Peces Barba y Leopoldo Calvo Sotelo (en la fila de abajo), en 1979.marisa flórez
Manifestación tras el golpe fallido del 23-F con el lema "Por la libertad, la democracia y la Constitución". Desde la izquierda, Nicolás Redondo, Santiago Carrillo, Felipe González, Rafael Calvo Ortega, Agustín Rodríguez Sahagún, Manuel Fraga, y Marcelino Camacho.ricardo martín
De izquierda a derecha, Marcelino Camacho, secretario general de CC OO; Nicolás Redondo, secretario general de UGT, y Carlos Ferrer Salat, presidente de la CEOE, en la firma del Acuerdo Interconfederal para la negociación colectiva de 1983. raúl cancio
Nicolás Redondo, en un encuentro con los delegados de UGT, en una imagen sin fecha.Pepe Franco (Getty)
Nicolás Redondo, secretario general de UGT, se apoya en el respaldo del escaño en el debate de la moción de censura al Gobierno en el Congreso de los Diputados, en 1987.marisa flórez
Desde la izquierda, Ramón Rubial, presidente del PSOE; Felipe González, secretario general del PSOE, y Nicolás Redondo, secretario general de UGT, sentados juntos en el palacio de Exposiciones y Congresos de Madrid, antes de pronunciar sus discursos, en el 31º Congreso del PSOE. marisa flórez
Imagen tomada antes de la reunión de CC OO y UGT para analizar la huelga general del 14-D. De izquierda a derecha, Antonio Gutiérrez, Nicolás Redondo, y Chema de la Parra. efe
Redondo, en su despacho de la UGT, en 1989. césar lucas
El secretario general de UGT, Nicolás Redondo (a la derecha), y el presidente de Izquierda Unida, Julio Anguita, se estrechan la mano en presencia de Nicolás Sartorius, en 1990.Bernardo Pérez
Nicolás Redondo (a la derecha) en la celebración del Día del Trabajo, en una imagen sin fechar.Rafa Samano (Getty)
Los secretarios generales de UGT, Nicolás Redondo (a la izquieda), y de CC OO, Antonio Gutiérrez, en la presentación de los actos del Primero de Mayo de 1990.santos cirilo
El secretario general del sindicato UGT se dirige a 5.000 delegados sindicales de UGT y CC OO, días antes de la huelga general de 1994. ricardo gutiérrez
Cándido Méndez y Nicolás Redondo se abrazan, en el 36º congreso de UGT, en el que Méndez sucede a Redondo en el sindicato, en 1994.nicolás redondo
Desde la izquierda, José María Aznar, Nicolás Redondo y Manuel Fraga, en la imposición de medallas al 'Mérito en el Trabajo'. en 1996.gorka lejarcegi
Nicolás Redondo apoya la campaña electoral de su hijo, Nicolás Redondo Terreros (a la izquierda), candidato a lehendakari por el PSE-EE/PSOE, en 1998.gorka lejarcegi
Santiago Carrillo (a la izquierda) y Nicolás Redondo, en la presentación de la campaña del PSOE 'Propuesta de libertad', de cara a las elecciones en el País Vasco de 2001.gorka lejarcegi
Los ex secretarios generales de UGT, Nicolás Redondo (a la izquierda), y de CC OO, Marcelino Camacho, se abrazan tras recibir ambos el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia, en 2001.efe
El ex dirigente sindical, entrevistado para EL PAÍS en 2007.ricardo gutiérrez
Acto institucional en el Congreso de los Diputados en conmemoración del 30 aniversario de la celebración de las primeras elecciones democráticas en España, en junio de 2007. En la foto, diferentes personalidades y diputados escuchan el discurso del Rey desde los escaños. De izquierda a derecha y de arriba abajo: Pablo Castellano, exdiputado del PSOE; Nicolás Redondo, ex secretario general de UGT; Alonso Puerta, del PASOC; Santiago Carrillo, ex secretario general del PCE; Marcelino Camacho, ex secretario general de CC OO; Josefina Samper, esposa de Marcelino Camacho; Diego López Garrido, portavoz del Grupo Parlamentario Socialista; Joan Lerma, senador del PSOE; Julio Villarrubia, diputado del PSOE; José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno, y María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera del Gobierno.gorka lejarcegi
Nicolás Redondo posa durante una entrevista en su vivienda de Portugalete (Bizkaia), en 2008. santos cirilo

Nico era un hombre de su tiempo, pero era un hombre más moderno que la mayoría de los hombres de su tiempo. Como líder sindical, su apuesta por el internacionalismo y el europeísmo lo dejaron patente. A todos los secretarios generales de las Federaciones de Industria, en aquellos tiempos éramos doce o trece, nos exigía que cuidásemos las relaciones con los sindicatos hermanos de otros países y con las internacionales sectoriales. Él apostó por un europeísmo de la razón, no soñaba con instituciones fantásticas y costosas, apoyaba que los países y sus sindicatos se pusiesen de acuerdo alrededor de diferentes proyectos que fuesen útiles para los trabajadores y la sociedad europea en general.

Fue un modernizador de la negociación colectiva y vigilaba los pasos que dábamos. Nos pedía que diéramos eficacia a nuestro trabajo sindical a través de la negociación y que dedicáramos esfuerzos a homogeneizar las condiciones de trabajo y así, nos esforzásemos en reducir el número de convenios existentes para proteger a los trabajadores de las empresas pequeñas.

Tenía al artículo 7º de la Constitución siempre presente: “Los sindicatos de los trabajadores contribuyen a la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales que le son propios…” y por eso apostó por la concertación bipartita y tripartita desde el primer momento de nuestra vida democrática. Cuidaba a los dirigentes empresariales con mucho diálogo, siguiendo aquel dicho chino de “todo se ordena si la vara no se rompe”.

Nico era paternalista como la mayoría de los hombres y más los de aquellos tiempos. Un paternalista protector, que no dejó de apoyar lo que reivindicábamos las mujeres en la UGT. Dos ejemplos de muestra. En un Comité Confederal, que ahora no tengo tiempo para buscar su fecha, presenté una Declaración de apoyo a las mujeres del PSOE y en concreto a las parlamentarias socialistas que estaban intentando sacar adelante la primera Ley de interrupción voluntaria del embarazo. Muchos cuadros sindicales empezaron a pedir la palabra para decir que en esos berenjenales no deberíamos meternos. Una vez más pensé que íbamos a perder, no nos escuchaban, y entonces, Nico tomó la palabra y dijo: “la niña tiene razón, nosotros también estamos aquí para producir cambios sociales que den libertad a las mujeres” (la niña era yo y puede que no sea literal lo que escribo ahora, habría que leer como se recogió en el acta de ese comité confederal, pero es lo que vino a decir) y así conseguimos el voto favorable a una Declaración que mostraba que las mujeres de la clase trabajadora apoyábamos una Ley necesaria para todas las mujeres y que romper los techos de cristal era también una tarea ugetista.

Conseguimos su apoyo para cambiar mentalidades cuando reclamamos las cuotas para que hubiera más mujeres en los órganos de dirección sindical y en todas sus estructuras. Mujeres en las mesas negociadoras de todo tipo, en las secciones sindicales y en los comités de empresa. Y no era fácil. Antes, y desde 1977, iniciamos una etapa de conferencias nacionales e internacionales de mujeres trabajadoras para realizar nuestra plataforma sindical específica, hasta disponer de un órgano específico de trabajo feminista sindical, el Departamento Confederal de la Mujer Trabajadora, que se aprobó en un Congreso. Todo ello fue apoyado por Nicolás y, a veces, teniendo que levantar la voz para ayudarnos o apoyarnos.

Como ven, fue pionero en tiempos difíciles. Siguiendo a don Emilio Lledó cuando escribió que en democracia “no debe haber un líder absoluto, debe haber ideas líderes y gentes honestas capaces de llevarlas a cabo”. Nico, como todos le llamábamos, era un hombre fuerte de carácter que no fue un líder absoluto, que lideraba ideas y exigía democráticamente que las hiciéramos realidad.

Matilde Fernández Sanz fue secretaria general de la Federación de Industrias Químicas y Energéticas de 1977 a 1988.

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