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El Eurogrupo busca una estrategia común para evitar una cascada de quiebras

El jefe de los ministros de la zona euro se compromete a llegar a un acuerdo en verano sobre cuándo reactivar las reglas fiscales

La vicepresidenta Nadia Calviño, junto al jefe del Eurogrupo, Paschal Donohoe, en un Eurogrupo en Bruselas. En vídeo, declaraciones de Calviño este lunes.Vídeo: THIERRY MONASSE / EL PAÍS / EFE
Lluís Pellicer

Los socios de la zona euro creen vislumbrar el final de la pandemia. Sin embargo, temen que la retirada de las medidas de apoyo a la economía pueda desatar una cascada de quiebras empresariales. Según la Comisión Europea, el 23% de las empresas europeas habían agotado a finales de 2020 sus colchones de capital y habrían estado en apuros sin el apoyo público. El Eurogrupo busca una estrategia común a medio plazo que permita salvar las empresas golpeadas por la crisis y que evite dopar con ayudas públicas a compañías que sean inviables.

Los ministros de Finanzas de la zona euro sacan pecho por haber dado una respuesta común y coordinada a la mayor crisis que atraviesa Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Un año después de los primeros compases de la crisis, Bruselas se propone que los socios no se suelten todavía de la mano. En especial en los próximos cuatro meses, durante los cuales tendrán que empezar a ejecutar los planes de recuperación y volver a coordinar sus arcas nacionales de cara a 2022.

El Eurogrupo de este lunes, reunido por videoconferencia, empezó a explorar, en palabras de la vicepresidenta Nadia Calviño, el “tono” que debe adquirir la política fiscal comunitaria. En plata: cuándo deberán volver a someterse a la disciplina presupuestaria. “La posición del Gobierno español es muy clara. Nos encontramos en un momento de muy alta incertidumbre y creemos que la política monetaria y fiscal debe seguir actuando de forma decidida y coordinada para apoyar de forma prioritaria el crecimiento económico y la creación de empleo”, sostuvo la también ministra de Economía.

A pesar de que Bruselas publicará en marzo unas orientaciones sobre las condiciones necesarias para reactivar las reglas fiscales, Alemania no quiere que se tome ninguna decisión hasta que la Comisión publique sus previsiones económicas de primavera. El presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe, se comprometió ante sus colegas a buscar un acuerdo antes de verano, después de que la Comisión Europea haya formulado su propuesta. “Es importante que enfoquemos la planificación presupuestaria de forma coordinada”, afirmó el irlandés.

Fuentes comunitarias sostuvieron que entre los 19 miembros de la moneda única sí hay coincidencia en que los estímulos no podrán retirarse de golpe. Y una de las máximas preocupaciones es que una retirada a destiempo de las ayudas provoque una cascada de quiebras y una destrucción de empleo a gran escala. Por ello, los países que han empleado toda su artillería para frenar la crisis se plantean cómo pasar de un golpe fiscal indiscriminado a uno más selectivo que evite la proliferación de empresas zombis. En Bélgica, por ejemplo, el Banco Nacional estima que unas 8.000 empresas que tenían problemas a finales de 2019 han pasado a ser rentables gracias a las ayudas por la pandemia.

Un informe elaborado por la Comisión, que fue examinado por los ministros, señala que una de cada cuatro empresas europeas estaban financieramente exhaustas a finales de 2020 y sobrevivían gracias a las ayudas desplegadas por el sector público. El drama va por barrios. Según el documento, menos del 20% de las firmas de Austria, Dinamarca, Alemania, Luxemburgo o Rumania se hallaban en esos apuros, mientras que en España, Bélgica, Francia, Italia, Letonia o Eslovaquia la proporción era superior al 30%.

Esas diferencias tienen que ver con los sectores más golpeados. Las compañías cuyas finanzas han quedado más tocadas son, según el informe, las de hostelería, transporte, producción de coches y textiles. Es más, el 75% de las empresas dedicadas al alojamiento de viajeros se habría visto en dificultades sin las ayudas. Bruselas advierte, además, de que en el tercer trimestre de 2020 había créditos por valor de 587.000 millones de euros que se beneficiaban de algún tipo de moratoria. De estos, 289.000 millones estaban vinculados a avales o garantías públicas. Por ello, Bruselas teme que en algún momento pueda dispararse la morosidad en los balances de la banca.

Bruselas plantea cuatro pasos para salvar las empresas

Los países de la zona euro no piensan retirar todavía los estímulos a la economía. Por ello, los Diecinueve se emplazaron ayer a la reunión informa del Eurogrupo de Lisboa del próximo abril para abordar el peligro de una eventual cascada de quiebras. La vicepresidenta Nadia Calviño avanzó que las ayudas directas para empresas que prepara se adecúan a la melodía que suena en el Eurogrupo.

“Estamos tratando de identificar empresas viables fundamentalmente antes de la pandemia y cuya situación de solvencia se puede ver debilitada por la caída de actividad y pueden encontrarse en una situación de sobreendeudamiento que puede ser un lastre para su recuperación, reactivación e inversión de cara al futuro”, dijo Calviño.

El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, sí esbozó en la rueda de prensa posterior al Eurogrupo una hoja de ruta. El italiano abogó primero por pasar “gradualmente” de un apoyo indiscriminado a empresas a otro más selectivo. Segundo, habrá que diversificar las fuentes de financiación empresariales, utilizando el apoyo del Banco Europeo de Inversión. Bruselas cree, además, que en algún momento habrá que dejar caer las empresas inviables. Gentiloni afirmó que la UE trabaja en una mínima coordinación o armonización para garantizar una “salida ordenada”. Y por último, pidió “gestionar” el impacto en el sector bancario.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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