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Bruselas se abre a ser flexible con España pero avisa de que vigilará el gasto público

Calviño traslada a la Comisión su intención de fijar una nueva senda de déficit "creíble y realista"

La vicepresidenta Nadia Calviño, con el máximo responsable económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis. En vídeo, declaraciones de Calviño este lunes.
Lluís Pellicer

La vicepresidenta económica Nadia Calviño ha trasladado este lunes a la Comisión Europea que el Gobierno de coalición trabaja en una nueva senda “realista y creíble” de reducción del déficit para los próximos años. En plena confirmación de la tendencia de desaceleración económica, Calviño afirmó que el ritmo de reducción del déficit y la deuda deben ser “compatibles” con el crecimiento y la creación de empleo. Bruselas le respondió que hay margen de flexibilidad, pero sin desmanes. “Naturalmente, debemos observar las consecuencias del plan de gasto público, pero el primer contacto con Nadia Calviño ha sido muy positivo”, afirmó el comisario de Economía, Paolo Gentiloni.

Nuevo año, viejos propósitos. Cuando las economías de la zona euro siguen acomodándose en una zona de bajo crecimiento e inflación, España busca en Bruselas la fórmula para aumentar el gasto público y a la vez seguir rebajando el déficit. A sabiendas de que cualquier nueva medida de ingreso que recojan los Presupuestos tendrá un impacto ya limitado este año y tras los avisos de Bruselas del riesgo de desviación de los objetivos actuales, a España no le queda otra que buscar margen en Bruselas. Calviño debía explicar las políticas del nuevo Gobierno a sus socios del Eurogrupo.

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Y aprovechó para antes verse con los vicepresidentes Margrethe Vestager y Valdis Dombrovskis y el comisario Gentiloni. Estos fueron los primeros contactos de un “diálogo constante” que, según dijo Calviño a su llegada al Eurogrupo, “se va a intensificar en las próximas semanas”. La vicepresidenta trata de apalabrar una nueva senda de déficit y deuda. Lo hizo ya en verano de 2018, cuando dijo haber arrancado de la Comisión la flexibilización de los objetivos. En Bruselas, nadie lo confirmó, pero nadie tampoco la desmintió. En realidad, la máxima prioridad pasaba por que España dejara de estar bajo su tutela y pudiera aprobar unas cuentas públicas y un programa de reformas para rebajar el déficit estructural, es decir, el que es ajeno al ciclo económico.

Compromiso con las reglas

“La Comisión está muy satisfecha del hecho de que finalmente tengamos un Gobierno en España con un poder presupuestario”, sostuvo el comisario Gentiloni, quien aun así advirtió de que Bruselas deberá examinar las consecuencias del plan de gasto público que implica el acuerdo de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. Es lo que ocurrirá durante las próximas semanas. Los técnicos de Bruselas y Madrid intercambiarán papeles, a la vez que los responsables políticos deberán acordar hasta dónde llegar. Calviño, que para la Comisión es la garantía de la disciplina fiscal en España, señaló cuál será el límite, también en Madrid: “El Gobierno español tiene un claro compromiso con las reglas comunitarias”.

Es decir, Calviño no se saldrá del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, pero tampoco se quedará con la senda de reducción del déficit vigente, que es la de los Presupuestos de 2018 después de que el primer Ejecutivo de Pedro Sánchez no pudiera cambiarla en las cuentas para el año pasado, que no salieron adelante. “Ahora hay que preparar y trabajar en una senda que sea creíble y realista y que nos permita lograr ese equilibrio presupuestario en los próximos años”, agregó.

“Las reglas comunitarias tienen determinados elementos de flexibilidad dentro de los cuales tendremos que encontrar ese adecuado equilibrio”, sostuvo Calviño, quien se comprometió a llevar unas cuentas a Bruselas "cuanto antes". Según fuentes del Ministerio de Economía, la ministra busca apurar al máximo la cierta transigencia de los dos años de gracia que España tiene tras haber salido del procedimiento de déficit excesivo. “Siempre hay flexibilidad”, sostuvo Gentiloni, quien dentro de dos semanas abrirá el melón sobre las reglas fiscales con los Diecinueve completamente divididos.

España rechaza el reparto del fondo de transición ecológica

España rechaza el reparto de dinero que propone la Comisión Europea para el Fondo para la Transición Justa, que busca destinar fondos a zonas que deberán reconvertirse a causa de las medidas para hacer frente al cambio climático, como antiguas regiones mineras. Con la distribución actual, a España le corresponderían 307 millones de los 7.500 millones que la Comisión destinaría. “Lo vemos muy verde pero no muy justo por el momento”, afirmó la ministra de Exteriores, Arancha González Laya. “España apoya de manera muy clara y decidida el fondo verde de transición justa, pero estamos un poquito preocupados”, añadió.

Calviño puso énfasis en que ese reparto debía ser “justo” entre los países. La ministra está especialmente preocupada por dos asuntos: primero, que no se fomente la competencia desleal entre países, y segundo, que no se premie a Estados que no se esmeren en la transición ecológica. "Es importante que los distintos mecanismos generen los incentivos adecuados, es decir, que no se remunere a países que a lo mejor tienen un menor compromiso con esta transición ecológica", afirmó la ministra. El país que más fondos se llevará es Polonia (2.000 millones), que sigue resistiéndose a comprometerse a descarbonizar su economía para 2050.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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