Francia y Alemania tratan de salvar la ‘tasa Google’ rebajando su alcance

Los dos países proponen un impuesto del 3% solo para las empresas de publicidad

El ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, junto a la ministra Nadia Calviño.JOHN THYS (AFP)

Además de las grandes reformas de la zona euro, el gobierno de Emmanuel Macron ha ondeado la bandera de la llamada tasa Google para evitar que los gigantes tecnológicos se refugien en jurisdicciones más ventajosas fiscalmente para burlar las haciendas estatales. Su propuesta, sin embargo, se ha topado con la resistencia de un grupo de países formado por Irlanda, Suecia, Finlandia y Dinamarca...

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Además de las grandes reformas de la zona euro, el gobierno de Emmanuel Macron ha ondeado la bandera de la llamada tasa Google para evitar que los gigantes tecnológicos se refugien en jurisdicciones más ventajosas fiscalmente para burlar las haciendas estatales. Su propuesta, sin embargo, se ha topado con la resistencia de un grupo de países formado por Irlanda, Suecia, Finlandia y Dinamarca. A última hora de la noche del lunes, Francia y Alemania pactaron una nueva propuesta para atar un acuerdo en el Ecofin de hoy, que consiste en gravar solo el negocio de la publicidadonline a partir de 2021 si no hay antes un acuerdo a nivel global.

La propuesta inicial de Austria, que tiene la presidencia rotativa de la UE, se basaba en la formulada por la Comisión Europea. Esta fijaba una tasa del 3% sobre la facturación de plataformas digitales con una facturación de más de 750 millones de euros a nivel mundial y 50 millones en Europa. Ese tributo afectaba a empresas que se dedicaban a publicidad, a intermediarias y a sociedades que se dedicaban a la venta de datos.

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La iniciativa nació impulsada por los cinco países grandes (Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y España). No ostante, Alemania empezó a titubear. Su ministro de Finanzas, Olaf Scholz, consideró que la tasa estaba justificada a nivel global y dudaba sobre la conveniencia de aplicarla a empresas de datos. Francia hizo dos ofertas: la primera, meter una 'sunset clause' (cláusula ocaso) para que el impuesto europeo desapareciera cuando hubiera un proyecto en el marco de la OCDE. Al no convencer a Alemania, formuló otra, que consistía en que el impuesto entraría en vigor en 2021 si los países de la OCDE no habían llegado a ningún acuerdo.

Los países serían libres de fijar una base más amplia

Alemania aceptó la propuesta arrastrando los pies. También convenció a países escépticos con el tributo como Bélgica o Luxemburgo. Pero Irlanda, Suecia, Finlandia y Dinamarca rechazaron la tasa con dos argumentos: no tenía sentido si no se adoptaba en todo el mundo y, al gravar los beneficios, se corría el riesgo de penalizar a empresas en pérdidas, lo cual podía suponer un freno para la innovación.

Francia y Alemania reafirmaron su "determinación" a fijar una imposición "justa y efectiva" para las tecnológicas que contriuya a la "modernización" de los sistemas fiscales y pidieron a la Comisión que corrija su borrador de directiva para gravar solo a las empresas de publicidad con un impuesto del 3% y al Consejo que la adopte antes de marzo de 2019 como muy tarde. De este modo, empresas como Amazon se salvarían del impuesto, mientras que Facebook o Google entrarían dentro del radio del tributo. La directiva, sin embargo, no impediría que los estados que quisieran pudieran fijar un impuesto sobre una base más amplia.

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