Pecco Bagnaia espanta sus demonios en el GP de España

Pecco Bagnaia, el campeón del mundo de MotoGP, llegaba con dudas al GP de España. El italiano salió reforzado y con el liderato del Mundial después de atar en corto a las pujantes KTM y sacar el martillo a cuatro vueltas del final para rebasar en la curva Lorenzo a Brad Binder, uno de los pilotos con más ritmo este fin de semana. Después de dejarse 45 puntos muy valiosos en dos caídas difíciles de justificar en Argentina y Estados Unidos, el puntal de Ducati dio una auténtica...

Pecco Bagnaia, el campeón del mundo de MotoGP, llegaba con dudas al GP de España. El italiano salió reforzado y con el liderato del Mundial después de atar en corto a las pujantes KTM y sacar el martillo a cuatro vueltas del final para rebasar en la curva Lorenzo a Brad Binder, uno de los pilotos con más ritmo este fin de semana. Después de dejarse 45 puntos muy valiosos en dos caídas difíciles de justificar en Argentina y Estados Unidos, el puntal de Ducati dio una auténtica lección a la hora de gestionar una carrera que se le puso cuesta arriba.

Los comisarios le obligaron a ceder una plaza en la octava vuelta cuando ya rozaba la trasera del sudafricano, líder desde los primeros compases hasta el hachazo definitivo del italiano. Un agresivo adelantamiento sobre Jack Miller, excompañero, a la postre tercero el domingo, le valió una sanción por conducción irresponsable en un incidente que subrayó lo estrictos que se han puesto los jueces en la categoría reina. El paso atrás le obligó a volver a remar detrás del australiano y a pensarse muy bien el cómo adelantarle. Binder contó en varias fases con casi un segundo de ventaja, pero Bagnaia lanzó su ataque definitivo en la vuelta 15, adelantando al australiano y recortando distancias con su cabeza metódica y fría. En la última curva del circuito Ángel Nieto, en la vuelta 21, dio alcance a su rival por el triunfo y supo mantenerse sin errores delante de él hasta la bandera de cuadros.

“Después de dos ceros no era fácil. Estaba tratando de entender si podía forzar o no, si era posible”, se alegró el número uno del campeonato, ahora líder con 22 puntos de margen sobre Marco Bezzecchi, que cayó en la vuelta 17. “¡El número uno!”, estallaba Davide Tardozzi, su bullicioso director de equipo, en el garaje. La victoria se celebró por todo lo alto en el taller de Ducati, sabedores de la importancia de espantar los demonios de Bagnaia, que el año pasado tuvo que remontar 91 puntos de diferencia para ganar el título después de registrar cinco ceros por culpa de errores no forzados. Los de Termas y Austin en este arranque de curso volvieron a situar nubarrones en la mente del campeón, que el año pasado ya se impuso con autoridad en el trazado andaluz.

“Tenemos que guardarnos este fin de semana como el ejemplo a seguir. Salir airosos de dificultades así es algo muy importante”, reflexionó a los micrófonos de DAZN. “Trabajar duro, y hacer las cosas con cabeza”, apuntó para mantener una línea que le convierte de nuevo en el rival a batir por el título. Bagnaia empezó el viernes con más dudas que nunca, cayendo fuera del Top 10 y viéndose obligado a pasar por la criba en la pelea por la pole position. Dio un paso al frente el sábado siendo quinto en parrilla y segundo en la ‘sprint’, y el domingo terminó de ajustar su máquina “demasiado perfecta”, como él mismo la definió tras no entender su caída en Austin. “Estoy muy contento. Hemos progresado mucho. El paso al frente del equipo ha sido magnífico”, concluyó.

A pesar de quedarse sin la victoria, KTM completó su mejor fin de semana en MotoGP con la presencia de sus dos motos oficiales en el podio de la carrera al sprint y la carrera larga del domingo. La marca austríaca se destapó como posible rival de las Ducati en la lucha por el título. Binder, que intentó devolverle sin éxito la jugada en el último giro, es ahora tercero en la tabla a 25 puntos. Dani Pedrosa, invitado de lujo en la prueba y el piloto más aclamado por las gradas en Jerez, terminó séptimo a seis segundos del vencedor tras ceder una sola posición respecto a su puesto en la parrilla. El de Castellar, pieza clave como probador para la fábrica de Mattighofen, dio un buen repaso a la nueva hornada de talentos a sus 37 años. En la que es su segunda carrera sin una Honda, la máquina que le acompañó a lo largo de su trayectoria hasta su retirada en 2018, demostró que su velocidad y talento no son tan fáciles de encontrar entre la actual generación de pilotos.

Aleix Espargaró, que partía en pole con la Aprilia, demostró una vez más que todavía les falta un puntito para aspirar a todo en Noale, cayendo a la quinta plaza sin poder seguir el ritmo de las Ducati y KTM punteras. 80.000 aficionados se acercaron el domingo a ver la carrera para un total de 163.000 en el fin de semana, un incremento notable respecto al curso pasado si bien son cifras lejanas a los mejores registros históricos. El público pudo disfrutar de una prueba eléctrica que tuvo bandera roja tanto el sábado como el domingo. En la primera salida, un accidente de Fabio Quartararo y Miguel Oliveira en la segunda curva obligó a suspender la carrera.

El portugués, que ya fue víctima de la embestida de Marc Márquez en la primera cita del curso, se llevó la peor parte y tuvo que ser trasladado en ambulancia al centro médico con el hombro izquierdo dislocado. El francés de Yamaha se quedó tendido unos segundos sobre la grava, pero pudo levantarse y marcharse cojo, pero a toda prisa, para tomar parte en la relanzada. Terminó décimo y hastiado el gran premio después de cumplir dos veces la sanción de vuelta larga impuesta por tirar a Oliveira, ya que en la primera ocasión pisó la línea blanca que delimita los límites de pista anulando la validez de la misma.

Clasificación del GP de España