La Real vence al Sevilla en la fiesta compartida de Anoeta

El equipo de Mendilibar, pese a los festejos por la Liga Europa, compitió hasta el final

Los jugadores de la Real mantean a Illarramendi en su último partido.ANDER GILLENEA (AFP)

La Real y el Sevilla organizaron en Anoeta una fiesta de fin de curso para celebrar que ambos estarán la próxima temporada en la Champions. Uno utilizó el camino largo, puntito a puntito para encaramarse hasta la zona noble; el otro la vía rápida de la final de la Liga Europa, pero en ambos casos vale lo mismo, así que en el picnic que se desplegó sobre el tapete verde, faltaron las inhibiciones y se prodigaron los homenajes, del principio al final. La Real le hizo pasillo al Sevilla; los dos equipos le formaron el túnel de honor a Del Cerro Grande, que pitaba su último partido liguero, y en e...

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La Real y el Sevilla organizaron en Anoeta una fiesta de fin de curso para celebrar que ambos estarán la próxima temporada en la Champions. Uno utilizó el camino largo, puntito a puntito para encaramarse hasta la zona noble; el otro la vía rápida de la final de la Liga Europa, pero en ambos casos vale lo mismo, así que en el picnic que se desplegó sobre el tapete verde, faltaron las inhibiciones y se prodigaron los homenajes, del principio al final. La Real le hizo pasillo al Sevilla; los dos equipos le formaron el túnel de honor a Del Cerro Grande, que pitaba su último partido liguero, y en el desenlace se desbordó la emoción por la retirada de Asier Illarramendi, el futbolista de la sonrisa perpetua, que también tuvo un momento para alguna lagrimilla.

En medio, el fútbol. El que se esperaba de la Real Sociedad, y el que se daba por amortizado del Sevilla, que llegó a San Sebastián después de noches de desenfreno y homenajes, y que apenas pudo entrenarse después de ganar en Budapest a la Roma de Mourinho. Pero lo que parecía que podía ser un paseo triunfal de la Real, que salió enchufada y encadenó ocasiones en el inicio, y que además vio cómo Mendilibar perdía a Montiel, el héroe de los penaltis, por una lesión muscular antes del minuto 10, se convirtió después en un intercambio de golpes. Pese a todo, se adelantaron los donostiarras, mediada la primera parte, en una rápida acción que Barrenetxea convirtió en una ocasión de gol, tras enredarse antes, cuando dejó la pelota atrás a Brais, que batió a Dmitrovic.

Pero el Sevilla, que se iba despertando poco a poco, no concedió más opciones a su rival. Se tomaron en serio los campeones europeos, lo que tenían por delante antes de las vacaciones; no ser relajaron porque Mendilibar no lo permitió, y en el comienzo de la segunda parte asustaron de salida con un disparo de Oliver al palo, y más tarde con un disparo desde lejos de Bueno, que Remiro envió a córner en una gran estirada.

En el minuto 61 se despidió Illarramendi de la Real, y como homenaje, se activaron sus compañeros. Sorloth no pudo vencer en su duelo con Dmitrovic, pero sí Cho, que nada más ingresar en el campo, se perfiló para recibir del noruego y batir la portería del Sevilla. Tampoco se rindió el Sevilla con la diferencia, así que la Real tuvo que defender su victoria hasta el final, porque Lamela acortó diferencias cuando faltaban quince minutos. El partido siguió abierto hasta el final, aunque en ese tramo decisivo, los sevillistas ya empezaban a sentir en las piernas los excesos festivos. Ganó la Real, al Sevilla la derrota no le sentó ni mal ni bien, y los dos equipos se retiraron al vestuario a sabiendas de que la temporada próxima tendrán el reto de la Champions por delante.

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