El Atlético se lleva la Copa de la Reina en los penaltis tras una remontada épica

El Real Madrid se adelantó con dos goles, pero vio como su rival forzaba la prórroga en el descuento y bajo un aguacero

Las jugadoras del Atlético de Madrid celebran la victoria ante el Real Madrid tras la tanda de penaltis en la final de la Copa de la Reina, en el estadio de Butarque este sábado.JUANJO MARTIN (EFE)

La primera final madrileña en el fútbol femenino se la llevó el Atlético, que hizo méritos para ganarla. El Real Madrid tendrá que esperar. El hueco en las vitrinas para su primer trofeo sigue vacío, porque las jugadoras colchoneras, que parecían heridas de muerte después del segundo gol madridista, decidi...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La primera final madrileña en el fútbol femenino se la llevó el Atlético, que hizo méritos para ganarla. El Real Madrid tendrá que esperar. El hueco en las vitrinas para su primer trofeo sigue vacío, porque las jugadoras colchoneras, que parecían heridas de muerte después del segundo gol madridista, decidieron que la pelea no había acabado. Lucharon hasta el descuento, empataron en el límite y ganaron en los penaltis después de una prórroga estéril.

Se adelantó el Real Madrid gracias a un córner que no fue, porque la última en tocar el balón que se perdió por la línea de fondo fue Caicedo. Más madera para las polémicas. Lo que no tuvo discusión fue el remate de Toletti desde el punto de penalti. Ninguna defensora la encimó y la francesa colocó la pelota cerca del poste, donde no llegaba Lola Gallardo.

Fue un pequeño detalle, o no tanto, de los que pueden decantar un partido, porque hasta entonces había sido el Atlético el equipo que más insistió ante la portería contraria. Nada más comenzar, una carrera de Ajibade que acabó en un remate cruzado inició el bombardeo sobre la portería de Misa, que se convirtió en el valor más sólido del Real Madrid durante la primera media hora, en la que la indudable calidad de las jugadoras blancas no se reflejó en el juego.

Las jugadoras del Atlético de Madrid celebran su victoria en la Copa de la Reina, este sábado en Leganés. JUANJO MARTIN (EFE)

Bien vigilada la escocesa Weir; con Linda Caicedo que tenía encima a Moraza allá donde fuera, les faltaba chicha a las madridistas. La que les sobraba a las colchoneras, que pudieron adelantarse en un saque de esquina, que tras un primer toque de cabeza, remató Abijade con toda la portería para ella, y que cabeceó por encima del larguero.

Luego fue Banini la que tras una cabriola se buscó el espacio para quedarse frente a Misa, que sacó el disparo a córner.

Respiró el Real con las ocasiones frustradas del Atlético, y equilibró el partido, aunque seguía vigente la iniciativa de las rojiblancas. Pero llegó el gol de Toletti y las cosas cambiaron. Tal vez no tanto en lo que restaba de la primera parte, pero sí desde el regreso de las futbolistas tras el descanso. Se disipó la energía colchonera mientras comenzaba a diluviar sobre Butarque mientras aparecían los paraguas. El Madrid dio un paso adelante y comenzó a acosar la portería de Lola Gallardo, que pasó de aburrirse, salvo en la jugada del gol, a la hiperactividad con las constantes llegadas de las blancas. El primer gran aviso lo dio Weir, que recibió en el área, y tras un gran control y un descomunal regate, se plantó ante Gallardo, que hizo la parada de la noche.

Insistía el Real, y así llegó el segundo gol en un centro de Linda Caicedo desde la izquierda, que Ivana, la capitana madridista, que suele tener poca relación con el gol, tocó de cabeza al lado contrario para coger a contrapié a defensas y guardameta. Arreciaba la tormenta, sonaban los truenos después de que los relámpagos iluminaran la noche, y el Real Madrid enfilaba hacia su primer título después de solo tres años de historia, ante la complacida mirada desde el palco de Florentino Pérez.

Y entonces, las jugadoras colchoneras comenzaron a hacer un poco la guerra por su cuenta, y no les fue mal porque afloró la calidad individual y se multiplicaron las llegadas al área madridista. Alexia, que salió en la segunda parte, remató un balón al larguero y, aunque parecía un poco tarde, en el 87, Lucía Moral empujó a la red el envío de la argentina Banini, que remontó la línea de fondo para dar el pase de la muerte. Fue ella misma la que empató el partido en el límite, al embocar por la escuadra un lanzamiento de falta que superó a Misa. El banquillo atlético se convirtió en una fiesta. Tras los penaltis fue un fiestón.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Más información

Archivado En