Guía del Concierto de Año Nuevo 2022

Todo lo necesario para disfrutar de la cita musical del 1 de enero con la Filarmónica de Viena, que recupera parte del público en la sala.

Daniel Barenboim, durante el ensayo del Concierto de Año Nuevo el jueves 30 de diciembre.DIETER NAGL (AFP)

El año cultural arrancará, una vez más, a ritmo de valses, marchas y polcas de la Filarmónica de Viena. Con un evento de música clásica, de trascendencia global, que se retransmite en directo por televisión, radio e internet, cada mañana del primero de enero. Austria muestra al mundo su excelencia cultural. Pero no con música compleja ni largas composiciones orquestales, sino con piezas breves y atractivas de baile y opereta vienesa del siglo XIX.




Su protagonista es siempre Johann Strauss hijo (1825-1899)...

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El año cultural arrancará, una vez más, a ritmo de valses, marchas y polcas de la Filarmónica de Viena. Con un evento de música clásica, de trascendencia global, que se retransmite en directo por televisión, radio e internet, cada mañana del primero de enero. Austria muestra al mundo su excelencia cultural. Pero no con música compleja ni largas composiciones orquestales, sino con piezas breves y atractivas de baile y opereta vienesa del siglo XIX.


Su protagonista es siempre Johann Strauss hijo (1825-1899). Un compositor reivindicado como la quintaesencia de la nación austríaca, tras la caída del Imperio austrohúngaro. No por casualidad, la capital inauguró, en 1921, su famoso monumento en el céntrico Stadtpark, con una estatua de bronce dorado tocando el violín. La Filarmónica de Viena, la principal orquesta de la ciudad, dedicada hasta entonces al gran repertorio sinfónico, tocó para la ocasión el vals En el bello Danubio azul e inició un estrecho y natural vínculo con su música. En diciembre de 1925 conmemoró su centenario con un concierto monográfico, dirigido por Franz Schalk, en la Sala Dorada del Musikverein. Fue el prólogo de la actual tradición del primero de enero.

Pero los años venideros fueron convulsos. La confrontación entre nacionalistas y pangermanistas condujo a la anexión de Austria, en 1938, como provincia del Tercer Reich. Y la propaganda nazi transformó a Johann Strauss hijo en un emblema de lo alemán, al tiempo que enterró sus vínculos judíos. En ese contexto tan sombrío nació el Concierto de Año Nuevo. Su primera edición se celebró, el 31 de diciembre de 1939, en la Sala Dorada del Musikverein infestada de esvásticas y con la Filarmónica de Viena, declarada “limpia de judíos”, bajo la dirección de Clemens Krauss, un favorito de los nazis. Su segunda edición se trasladó al primero de enero de 1941 y así ha continuado sin interrupción hasta nuestros días.

¿Cómo se transformó el Concierto de Año Nuevo en el actual escaparate de la excelencia cultural austríaca? La clave fue la Declaración de Moscú, de 1943, donde los aliados consideraron a Austria como “víctima de los nazis”. Esa idea prendió muy rápido en Viena, a pesar del alto porcentaje de afiliados al NSDAP. Y se inició una cómoda desinfección de todo lo alemán dentro de la cultura austríaca. El origen del Concierto de Año Nuevo se blanqueó como acto de resistencia cultural frente a la barbarie nazi. Y en 1946 se encargó su dirección a Josef Krips, un músico exiliado durante la anexión al Tercer Reich por sus ancestros judíos, al tiempo que se conmemoró el 950º aniversario del origen de Austria.

El resto lo hizo la televisión. La ORF, la compañía pública de radiodifusión austríaca, comenzó a retransmitir el Concierto de Año Nuevo a seis países, en 1959, a través de Eurovisión. En los años siguientes, el número siguió creciendo. Y en su 64ª retransmisión eran ya 92 países de Europa, Asia, América y África con una audiencia potencial estimada en 1.000 millones de espectadores. Este año, a donde no llega por televisión, podrá verse a través de internet, y de forma gratuita, en la plataforma Medici.tv (una especie de Netflix de la música clásica). El Concierto de Año Nuevo se ha hecho global.

Otra característica de esta cita musical es su pervivencia. Nació durante una guerra y no ha sido cancelado nunca. En su última edición, marcada por la pandemia, se celebró sin público en la sala, aunque mantuvo toda su excelencia musical y buena parte de su glamur mediático. En esta 82ª edición, la emergencia sanitaria sigue presente, pero volveremos a ver público en la Sala Dorada del Musikverein. Serán un millar de espectadores (más o menos el 50% de su aforo), ubicados en la platea, que deberán llevar mascarilla FFP2 y cumplir con las medidas 2G+, es decir, la doble pauta de vacunación y una prueba de antígenos o PCR.

La música de Johann Strauss hijo, junto a la de su padre y sus dos hermanos Josef y Eduard, volverá un año más la televisión u otros dispositivos. La Filarmónica de Viena contará, en esta ocasión, con el prestigio de Daniel Barenboim como director invitado. No faltarán momentos para exhibir los emblemas culturales de Austria, aparte de los musicales. Y veremos dos escenas de ballet filmadas, en el Palacio de Schönbrunn y la Escuela Española de Equitación, junto a un documental, para el intermedio, dedicado a conmemorar los 30 años de la adhesión de Austria a la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Dos horas llenas de atractivos que detallo, a modo de guía, en las próximas líneas.

Sala

El Concierto de Año Nuevo siempre se ha celebrado en la Sala Dorada del Musikverein, la sede de la Sociedad de Amigos de la Música de Viena, de 1870. El edificio fue diseñado por el arquitecto danés Theophil von Hansen y está inspirado en el clasicismo griego, con sus famosas hileras de cariátides o las representaciones de Apolo y las nueve musas en el techo. Su forma de paralelepípedo rectangular o “caja de zapatos” le confiere una de las mejores acústicas del mundo. Todos los años destaca la decoración floral que, desde 2015, realiza el Departamento de Parques y Jardines de Viena. Un mar de 30.000 flores donde predominarán los tonos pastel de anturios, claveles, rosas, azucenas y orquídeas.

Orquesta

La Filarmónica de Viena es siempre la orquesta del Concierto de Año Nuevo. Se fundó, en 1842, como una asociación autogestionada con los mejores músicos de la orquesta de la Ópera Imperial (hoy Estatal). Es una de las mejores orquestas del mundo. Dispone de un sonido inconfundiblemente refinado con variantes instrumentales propias, como el oboe, la trompa y el timbal. Es habitual encontrar entre sus miembros a discípulos de antiguos integrantes y también fuertes filiaciones familiares. Pero hasta 1997 fue una formación exclusivamente masculina. En la actualidad cuenta con 19 mujeres, entre sus 138 instrumentistas, aunque hay una violinista entre sus tres concertinos junto a varias solistas de viento y arpa. En esta edición veremos, precisamente, a la violinista Albena Danailova junto a Rainer Honeck, en el primer atril, y también a la fagotista Sophie Dervaux junto a la arpista Anneleen Lenaerts.

Director

La Filarmónica de Viena no tiene un director principal. Invita a uno diferente, entre los mejores del mundo, para cada concierto de abono, gira o festival. El Concierto de Año Nuevo contó, inicialmente, con un director estable (Clemens Krauss, Josef Krips, Willi Boskovsky y Lorin Maazel). Pero, desde 1987, se invita a uno diferente para cada año. El primero fue Herbert von Karajan y le siguieron Claudio Abbado, Carlos Kleiber, Zubin Mehta, Riccardo Muti, Nikolaus Harnoncourt, Seiji Ozawa, Mariss Jansons, Georges Prêtre, Daniel Barenboim, Franz Welser-Möst, Gustavo Dudamel, Christian Thielemann y Andris Nelsons.

Barenboim, en el ensayo del Concierto de Año Nuevo, el jueves 30 en Viena.DPA vía Europa Press (Europa Press)

En 2022 regresa por tercera vez al podio Daniel Barenboim (Buenos Aires, 79 años), tras las ediciones de 2009 y 2014. Este pianista y director de orquesta, nacionalizado español, israelí y palestino, que en 2022 cumplirá 80 años, lleva desde 1992 al frente de la Staatsoper y la Staatskapelle berlinesa, aunque ha sido también titular de la Orquesta de París, de la Sinfónica de Chicago y del Teatro alla Scala de Milán. No obstante, su proyecto musical y humanitario más relevante ha sido la West-Eastern Divan Orchestra, que le valió el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia, en 2002, junto al intelectual de origen palestino Edward Said. Con la Filarmónica de Viena debutó, en 1965, tocando como solista del Concierto núm. 24 de Mozart, en el Festival de Salzburgo, y como director en 1989. Desde entonces ha dirigido muchos conciertos relevantes para la orquesta, como su regreso al Musikverein, en junio de 2020, tras la irrupción del coronavirus.

Compositores

La tradición del Concierto de Año Nuevo está relacionada con la familia Strauss, la principal dinastía de compositores de música de baile y opereta vienesa del siglo XIX. Y, más concretamente, con Johann Strauss hijo. También se añaden siempre obras de su hermano Josef, el más imaginativo a nivel musical, del patriarca de la familia, Johann Strauss padre, y, en menor medida, de Eduard, el benjamín de la saga. Esta edición escucharemos obras de los cuatro.

Predomina Johann hijo, con 8 de las 18 composiciones. De él escucharemos dos valses con mucha solera en esta cita musical, como Periódicos matutinos y Las mil y una noches junto a la Marcha persa y la obertura de la opereta El murciélago. Y no faltará su composición más conocida, el vals En el bello Danubio azul, junto al regreso de dos polcas rápidas muy emblemáticas: la Polca del champán y De caza. De Josef Strauss habrá tres novedades: la Marcha del fénix y la polca mazurca La sirena, en la primera parte, y la francesa Polca de las ninfas, en la segunda. No obstante, su obra más interesante será el vals Sonidos de las esferas, que ya dirigió Barenboim en 2009. De Eduard se incluyen otras dos composiciones: la polca francesa Saludo a Praga y la polca rápida Pequeña crónica, que es novedad este año. Y del patriarca de los Strauss, Johann padre, se escuchará, al final, la popular Marcha Radetzky.

En el Concierto de Año Nuevo también se incluyen obras de otros compositores coetáneos o relacionados con la orquesta vienesa. Este año se ha programado la novedad del vals Noctámbulos, de Carl Michael Ziehrer, un compositor coetáneo y rival de Johann Strauss hijo y de Eduard Strauss. Y dos obras de Joseph Hellmesberger hijo, que fue director titular de la Filarmónica de Viena, entre 1901 y 1903: el galop Anuncios breves y la interesante pieza de carácter Duendecillos, que ha sido un descubrimiento para los filarmónicos vieneses.

Programa

El listado de obras del Concierto de Año Nuevo se concibe en torno a los valses, normalmente dos o tres por parte, que suelen ser musicalmente lo más exquisito. Obras sinfónicas más largas y elaboradas, que conjugan varias secciones de vals, entre una introducción lenta y una coda final. De Johann Strauss hijo se escuchará, en la primera parte, Alas de Fénix, aunque es mucho más interesante Periódicos matutinos, que suscitó una curiosa rivalidad, en 1864, con Jacques Offenbach. Las mil y una noches, a partir de fragmentos de su opereta Índigo y los cuarenta ladrones es otro ejemplo bien conocido. Noctámbulos, de Ziehrer, incluye llamativas intervenciones vocales y silbidos de los músicos de la orquesta, aunque Sonidos de las esferas, de Josef Strauss, volverá a deslumbrar con esas reminiscencias de Tannhäuser, de Wagner.

Los valses se rellenan con piezas más cortas, como las polcas, danzas de origen bohemio muy populares en Viena en el siglo XIX. Este año, escucharemos ejemplos de sus tres variantes: la chispeante polca rápida (caso de la Polca del champán, de Johann hijo, o del galop Anuncios breves, de Hellmesberger), la elegante polca francesa (este año con varias piezas como Polca de las ninfas, de Josef Strauss) y la estilizada polca mazurca, cuyo ritmo ternario puede confundirse con el vals (en esta edición destaca La sirena de Josef Strauss).

Las marchas suelen programarse para el comienzo o el final del concierto. Son obras de ocasión vinculadas a eventos o personajes relevantes. Es el caso de la Marcha del fénix, de Josef Strauss, dedicada a la inauguración del parque de atracciones Nuevo Mundo, en 1861, o la Marcha persa, de Johann hijo, escrita para el sah de Persia Nasereddín Sah Kayar. Sin olvidar, la popular Marcha Radetzky, que compuso Johann Strauss padre para honrar al mariscal que sofocó las revueltas del norte de Italia. También escucharemos este año la obertura de la opereta más famosa de Johann Strauss hijo, El murciélago, que se representa cada Nochevieja en la Ópera Estatal vienesa.

Propinas

Es bien sabido que, en el Concierto de Año Nuevo, el programa previsto no concluye el concierto. Siempre hay tres propinas, es decir, composiciones que se añaden al final y fuera de programa. Tienen un carácter especial pues están previamente establecidas desde 1958. Aquel año Willi Boskovsky determinó que se incluyera una polca rápida que varía año tras año (en 2022 será De caza de Johann Strauss hijo), seguida por el vals En el bello Danubio azul y la Marcha Radetzky para terminar. En realidad, la tradición de contar con estas tres propinas la inició Josef Krips, en 1946, y la continuó Clemens Krauss hasta 1954, aunque fue Boskovsky quien la consolidó, especialmente tras el inicio de las retransmisiones televisivas del Concierto de Año Nuevo, en 1959.

Felicitación

Hay varias tradiciones asignadas al público durante el Concierto de Año Nuevo. Una es la felicitación del nuevo año que realiza el director con la orquesta antes del vals En el bello Danubio azul. Aquí es habitual que se interrumpa la música con aplausos al comienzo de la introducción del vals. Lo normal es que el director diga en alemán simplemente: “La Filarmónica de Viena y yo les deseamos…”; a lo que responderá la orquesta: “Feliz año nuevo”. No obstante, algunos directores, como Maazel, Harnoncourt o Muti, han utilizado este momento para realizar un breve discurso. En 2014, Barenboim se limitó a una escueta y enfática felicitación, aunque en su primera edición optó por añadir lo siguiente en inglés: “Esperamos que 2009 sea un año lleno de paz en el mundo y de justicia humana en el Medio Oriente”.

Palmas

Otra tradición en el Concierto de Año Nuevo es el palmeo acompasado del público en la Marcha Radetzky, de Johann Strauss padre, con la que termina. En muchas ocasiones se realiza bajo las indicaciones del director de orquesta. Es lo que ha quedado de un evento musical donde el público se comportaba en el pasado de forma más libre y natural.

Bromas

Durante los años en que Willi Boskovsky dirigió el Concierto de Año Nuevo (1955-1979) adquirió su condición más festiva y divertida. Se salpicó de disfraces, gags y bromas. Su origen está relacionado con el ingenio del percusionista Franz Broschek, que inició, en 1959, el hábito de realizar hilarantes dramatizaciones en algunas piezas del concierto. Tan pronto se vestía de cordobés para tocar las castañuelas, como se convertía en un herrero para tocar unos yunques o arrastraba un pollo desplumado antes de disparar una escopeta.

El público le acompañaba con las palmas. Y es muy probable que el origen del palmeo acompasado, en la Marcha Radetzky, esté relacionado con sus actuaciones tocando la caja al lado del podio vestido con atuendo militar austrohúngaro. Hoy es habitual incluir algún detalle diferente durante cada edición del Concierto de Año Nuevo, incluso con la colaboración del propio director de orquesta. De hecho, Barenboim protagonizó una divertida dramatización, en 2009, en el movimiento final de la Sinfonía “Los adioses” de Haydn, cuando los integrantes de la orquesta iban abandonando el escenario.

Retransmisión

La ORF, la compañía pública de radiodifusión austríaca, retransmite el Concierto de Año Nuevo en directo desde 1959. En España llegó primero, entre 1962 y 1970, y después a partir de 1973 ininterrumpidamente hasta nuestros días, siempre en el Ente Público Radiotelevisión Española y a través de Eurovisión. Para su 64ª retransmisión regresará por sexta vez el realizador alemán Michael Beyer, que ya ejerció en las ediciones de 2014 a 2017 y en 2020, y dispondrá, una vez más, de 16 cámaras de alta definición. En España la retransmisión de la ORF se podrá ver a través de La 1 en HD, el Canal internacional para Europa y RTVE Play (y escuchar por Radio Clásica junto a otras emisoras como Radio 5 o Radio Exterior). Se iniciará a las 11.15 con la cabecera de Eurovisión y el famoso preludio del Te Deum de Marc-Antoine Charpentier. Y volverá a contar este año con los comentarios del periodista musical Martín Llade. El concierto tiene dos partes con un intervalo de unos 25 minutos. La primera parte, que durará aproximadamente hasta las 11:50, suele ser algo más seria y convencional. De hecho, hasta 1992 no se retransmitía más que la segunda parte, que empezará a las 12:15 y suele ser más vistosa y atractiva, al incluir la mejor música junto a las escenas pregrabadas de ballet.

Documental

Desde el Concierto de Año Nuevo de 1992, los 25 minutos de intervalo entre las dos partes se utilizan para emitir un breve documental sobre los tesoros culturales y naturales de Austria. Se realiza en un formato que no precisa de alocuciones habladas al estar pensado para su emisión en muchos países. En esta ocasión veremos, a partir de las 1.50, un documental dedicado al 50º aniversario de la fundación del Patrimonio Cultural Mundial de la UNESCO y a los 30 años de la adhesión de Austria. Se titula Misión Apolo. Patrimonio mundial de Austria”, lo dirige el realizador Georg Riha y nos mostrará escenas rodadas por los músicos de la Filarmónica de Viena en diferentes localizaciones. Veremos secuencias en Schönbrunn, Baden, los limes del Danubio, la región de Wachau junto a Graz, Hallstatt y Salzburgo. Y como guía de una localización a otra contaremos con un ejemplar de Mariposa Apolo, que forma parte de una especie autóctona protegida.

Ballet

Desde que el Concierto de Año Nuevo se empezó a retransmitir por televisión, en 1959, siempre ha contado con alguna escena de ballet. Están protagonizadas por los solistas del Ballet de la Ópera Estatal de Viena y cuentan con un coreógrafo invitado. Pero este año se ha optado por el de la casa, Martin Schläpfer. Y Arthur Arbesser repetirá como diseñador del vestuario, tras su éxito de 2019. Serán dos actuaciones, en la segunda parte del concierto, que fueron rodadas en agosto y septiembre bajo la dirección de Michael Beyer. En el vals Las mil y una noches, de Johann Strauss hijo, veremos a 10 bailarines en el palacio de Schönbrunn y en la glorieta de sus jardines. Y en la Polca de las ninfas, de Josef Strauss, nos trasladaremos a la Escuela Española de Equitación para ver a ocho magníficos caballos de raza lipizzana en una exhibición de equitación clásica.

2023

Las entradas del Concierto de Año Nuevo se compran tras resultar agraciado en un sorteo que se realiza, con un año de antelación, a través de la web de la Filarmónica de Viena. No obstante, las entradas de 2022 ubicadas en los balcones y la galería, que no podrán ocuparse por las medidas 2G+ serán válidas para la edición de 2023. El resto saldrá a sorteo en la referida web, del 1 al 28 de febrero de 2022. La orquesta vienesa ha habilitado un centro de asistencia con un amplio despliegue de preguntas frecuentes en alemán, inglés y japonés. Los agraciados en el sorteo podrán comprar entradas para las tres oportunidades en que puede verse en directo este concierto. El ensayo general del 30 de diciembre a las 11 horas, por un precio que oscila entre 20 y 495 euros, para el Concierto de San Silvestre o Nochevieja del 31 de diciembre a las 19:30 horas, cuyo precio oscila entre 25 y 860 euros, o para el Concierto de Año Nuevo del primero de enero a las 11:15 horas, con entradas que van desde los 35 a los 1200 euros.

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