‘Exile on Main St.’, el milagro de los Rolling Stones

La cuarta entrega de la colección sobre la banda nació en un sótano de Francia con una gran tensión en la banda

Mick Jagger y Keith Richards durante un concierto en 1972.Robert Knight Archive (getty)

Los problemas de los Rolling Stones con la policía y el fisco inglés los llevó a tomar la decisión, en 1971, de abandonar Inglaterra. El destino elegido para residir durante unos dos años fue Francia. Allí se instalaron Mick Jagger, Keith Richards, Mick Taylor, Bill Wyman y Charlie Watts y allí se fraguó también el que sería uno de sus mejores discos: Exile on Main St., publicado al año siguiente. El álbum es la cuarta entrega de la colección Rolling Stones, que llega a los quioscos cada domingo con EL PAÍS y que está ...

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Los problemas de los Rolling Stones con la policía y el fisco inglés los llevó a tomar la decisión, en 1971, de abandonar Inglaterra. El destino elegido para residir durante unos dos años fue Francia. Allí se instalaron Mick Jagger, Keith Richards, Mick Taylor, Bill Wyman y Charlie Watts y allí se fraguó también el que sería uno de sus mejores discos: Exile on Main St., publicado al año siguiente. El álbum es la cuarta entrega de la colección Rolling Stones, que llega a los quioscos cada domingo con EL PAÍS y que está también disponible en la web de Colecciones.

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Cada uno eligió su mansión en una parte diferente de Francia, pero cercanas —¿se los imaginan viviendo a todos juntos?—. Establecieron el lugar de grabación en el sótano de la casa de Richards y hasta allí trasladaron también un estudio móvil. Tal y cómo se puede ver en el documental Stones in Exile (2010), aquellas múltiples salas no eran nada lujosas, todo lo contrario. Repletas de humedad y cables para poder tener electricidad, el ambiente era bastante lúgubre. Si a esto se suma la fuerte adicción que Richards atravesaba con la heroína, se forma un ambiente de lo más nubloso.

Por aquel lugar pasaron también algunos músicos, como Nicky Hopkins, Ian Stewart, el sexto Stone, y Gram Parsons. Aquello no ayudó mucho. Parsons seguía a Richards en sus vicios y se dice que a Jagger no le gustaba aquella amistad porque temía que su guitarrista acabara grabando algún disco con el cantante.

Las normas de la grabación las impuso Richards y sus desequilibrados horarios debido a las drogas, con lo que cada Stone lo llevó como pudo. Taylor confesó que no le gustaba la atmósfera e intentaba permanecer el menor tiempo posible en la mansión, al igual que Jagger, que se ausentaba con frecuencia. Pero eran los Rolling Stones, así que dieron a luz 18 fabulosas canciones, como Happy, Tumbling Dice, Sweet Virginia, Rocks Off, Soul Survivor, Let It Loose, Loving Cup, Stop Breaking Down o Shine a Light.

Country, Blues, soul, R&B, folk, rock and roll, boggie ... la paleta de colores de los Stones quedó recogida en este trabajo en el que el mando de Richards está patente. Dicen las malas lenguas que por eso no es uno de los discos favoritos de Jagger, siendo de los más reconocidos. Las tiranteces entre ambos a lo largo de los años son de sobra conocidas, pero como ha dicho en varias ocasiones Richards, los problemas que puedan tener no son nada comparado con el placer que les proporciona tocar juntos.

Exile on Main St. se publicó en mayo y en junio viajaron a EE UU para girar por el país después de varios años sin poder visitarlo. Como curiosidad quedará para la historia el que Truman Capote fue uno de los reporteros asignados para la cobertura de esta gira, la cual acabó abandonando, según dijo, por aburrimiento. Aunque los Stones ya eran famosos, el lanzamiento de este disco convirtió la gira en una apoteosis y los acabó de asentar en un trono que todavía ocupan como la mejor banda de rock.

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