Columna

Armas de mujer

Carmen Sarmiento reconoció haber tenido que pedir, gritar y desesperarse para poder ejercer la profesión en pie de igualdad con los hombres. Si ellos iban a la guerra, ¿por qué no ella?

Un profesor que impartía clases de periodismo en una universidad española aconsejaba a una alumna en 2005 utilizar sus “armas de mujer” durante el ejercicio de la profesión. No se refería a su inteligencia. No sé cual hubiera sido la respuesta de Carmen Sarmiento de haber escuchado esa recomendación, pero podría anticiparla después de repasar sus 35 años en TVE y escucharla en El intermedio.

Primera corresponsal de guerra de la cadena pública, las dos únicas armas que empuñó en su vida fueron su t...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Un profesor que impartía clases de periodismo en una universidad española aconsejaba a una alumna en 2005 utilizar sus “armas de mujer” durante el ejercicio de la profesión. No se refería a su inteligencia. No sé cual hubiera sido la respuesta de Carmen Sarmiento de haber escuchado esa recomendación, pero podría anticiparla después de repasar sus 35 años en TVE y escucharla en El intermedio.

Primera corresponsal de guerra de la cadena pública, las dos únicas armas que empuñó en su vida fueron su talento y la pistola que le entregó un sandinista durante un enfrentamiento con la contra, en los años ochenta. ¡Defiéndete, compañera! Hace como que se defiende en la fotografía que la recuerda cuerpo a tierra, con la pistola en la mano y el tembloroso índice fuera del gatillo. Difícilmente hubiera sobrevivido al ataque de una oveja.

La pionera reconoció haber tenido que pedir, gritar y desesperarse para poder ejercer la profesión en pie de igualdad con los hombres. Si ellos iban a la guerra, ¿por qué no ella? Pidió ir a Etiopía para cubrir la sublevación militar contra el dictador Haile Selassie en 1974, y un directivo la objetó paternalmente: ¡¿Pero cómo vamos a enviar una mujer a la guerra?! Peregrinó siete años por los pasillos de TVE sin hacer nada; supone que por sus convicciones ideológicas y su opción sexual.

Retirada desde 2002, Premio Clara Campoamor y Manos Unidas, defiende la primera huelga feminista de España para recuperar derechos y recordar que las mujeres han sido las grandes silenciadas de la historia, víctimas de atropellos y discriminaciones.

Pero no todas las corresponsales de guerra han sido como Carmen Sarmiento. Otras maniobraron con armas de mujer para sonsacar información a machistas que negaban el pan y la sal al resto de colegas. Con más cara que cacumen, pasaron al olvido; la madrileña, a la historia del periodismo por la serie Los marginados y por mucho más.

Archivado En