La obra de arte más grande del mundo

Las estructuras y masas de tierra de City, de Michael Heizer, se podrán visitar en Nevada a partir de septiembre

Vista aérea de "City", la megaescultura de arte terrestre de Michael Heizer, en Garden Valley, Nevada, el pasado 12 de agosto.NOAH THROOP / New York Times (ContactoPhoto)

El reclamo de la nueva temporada artística internacional no es una exposición en un gran museo ni la efemérides de un gran artista —si exceptuamos que en abril de 2023 coinciden en Francia, España y otros países las muestras que celebran el 50º aniversario de la muerte de Picasso—, sino algo que rivaliza con la arquitectura, la experiencia inmersiva y la belleza de las ciudades perdidas. El californiano Michael Heizer (1944), conocido por sus earthworks en los parajes áridos ...

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El reclamo de la nueva temporada artística internacional no es una exposición en un gran museo ni la efemérides de un gran artista —si exceptuamos que en abril de 2023 coinciden en Francia, España y otros países las muestras que celebran el 50º aniversario de la muerte de Picasso—, sino algo que rivaliza con la arquitectura, la experiencia inmersiva y la belleza de las ciudades perdidas. El californiano Michael Heizer (1944), conocido por sus earthworks en los parajes áridos norteamericanos, ha concluido la obra de arte más grande del mundo tras 50 años en construcción. City —abierta al público el 2 de septiembre, con cita previa— se ubica en el desierto de Nevada y es un complejo de estructuras y masas de tierra al aire libre que evocan las ciudades mesoamericanas y egipcias. Tiene una extensión de más de un kilómetro y medio de largo y medio de ancho y ha contado con el apoyo financiero de influyentes coleccionistas, marchantes y directores de museo, como el MoMA o el LACMA (Los Ángeles), aunque aún no se ha hecho público el coste total, que podría superar el de la construcción de dos museos juntos. El efecto de este tipo de trabajos realizados en entornos naturales, de los que Heizer, Richard Serra y, décadas antes, Robert Smithson son los campeones, es afirmar la excentricidad de la posición que nosotros como espectadores ocupamos con relación a nuestros propios centros, físicos y psicológicos. Dicho de otra manera, poner en evidencia la intervención/invasión del mundo exterior en nuestro ser interno. La obra nos exige que entremos en ella físicamente, que experimentemos la naturaleza como una sucesión de momentos a través del espacio y el tiempo. ¿Estaremos entrando en una nueva era en la que el museo ya no es el foco emblemático de una ciudad, sino que la propia naturaleza es ya una city, un medio de entretenimiento de masas a pequeña escala?

Volviendo a las ciudades, las solitarias y horizontales que nos dejó la pandemia, en octubre el Whitney Museum presentará El Nueva York de Edward Hopper. El artista norteamericano pintó la ciudad a escala humana, con su dignidad y trascendencia. Su rigurosa —y tierna— visión de la soledad del individuo en las calles y en los solitarios cafés nos recuerda que nunca estuvimos tan cerca del pasado, ahora que parece que somos incapaces de fantasear con el futuro.

“La eternidad ocurre en minutos de conciencia absoluta”, afirmó Alex Katz en 1961. Sus pinturas se expondrán en el Solomon R. Guggenheim de Nueva York (21 de octubre) con el apoyo —hay que decirlo todo— de la sala de subastas Christie’s. Otro plato fuerte (con piel de gacela) será la retrospectiva de Meret Oppenheim (30 de octubre) en el MoMA.

La National Gallery de Londres anuncia la retrospectiva más completa del norteamericano Winslow Homer (10 de septiembre) y otra de Lucian Freud, New Perspectives (1 de octubre). En la Tate Modern, Cecilia Vicuña ocupará la Sala de Turbinas (11 de octubre) acompañada en las galerías por Magdalena Abakanowicz y sus esculturas tejidas. Alemania ofrece la muestra de gran calibre Donatello. Inventor del Renacimiento en la Gemäldegallerie de Berlín (2 de septiembre); y la Haus der Kunst de Múnich celebrará una antológica de Joan Jonas (9 de septiembre).

En París, el Centro Pompidou echará el resto antes del cierre que durará tres años (finales de 2023) para someterse a una renovación total: Gérard Garouste (7 de septiembre), Alice Neel (5 de octubre), Giuseppe Penone (20 de octubre) y Christian Marclay (16 de noviembre). El manierismo prerromántico de Henry Fuseli ocupará el Museo Jacquemart-André (15 de septiembre); y una selección de trabajos de Frida Kahlo en el Palacio Galliera (15 de septiembre) dejará ver su influencia en los diseños de McQueen, Gaultier o Lagerfeld. En Milán, Hangar Bicocca reúne los corredores de neón de Bruce Nauman (15 de septiembre).

Y siguiendo con la ruta de bienales que se han ido encabalgando desde mayo en Venecia, Kassel (Documenta15) y Kosovo-Pristina (Manifesta14), la 16ª bienal de Lyon y la 17ª de Estambul (mediados de septiembre) exhibirán trabajos de artistas internacionales en torno al tema de la fragilidad, la humana y la del medio natural, y sobre las otras maneras de ver, contar historias y compartir la vida. Al fin y al cabo, de eso trataba el arte. Sería, esta sí, la mejor y más grande obra artística jamás vista.

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