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Un cromo de Messi por 300 sobres: cisma en Argentina por la falta de figuritas del Mundial

El Gobierno interviene entre los kioscos y la empresa Panini ante la escasez de cromos para la cita de Qatar

Una tienda en Buenos Aires anuncia que se han quedado sin cromos del Mundial, el 13 de septiembre de 2022. En video, la escasez de cromos del Mundial genera largas filas en los comercios y un mercado negro con sobreprecios.Foto: ENRIQUE GARCÍA MEDINA | Vídeo: EPV
Federico Rivas Molina

El álbum del Mundial es cosa seria en Argentina. La escasez de figuritas, como llaman a los cromos en el país sudamericano, es tan brutal que el Gobierno ha debido mediar entre los kioscos y la empresa Panini para ordenar un poco las cosas. Los argentinos hacen horas de fila para conseguir un sobre, mientras los precios se disparan en el mercado negro. En internet se ofrece el cromo extra de Messi a 45.000 pesos, unos 300 dólares, suficientes para comprar 300 paquetes. También equipos completos a 8.000 pesos o 100 figuritas “sin repetir” a 14.000. En el transporte público proliferan los vendedores que ofrecen figuritas falsas. Los kiosqueros están que arden. Denuncian que Panini los ha dejado fuera del negocio para privilegiar puntos de venta no convencionales como supermercados, gasolineras o aplicaciones de venta en línea. Desde la empresa aseguran que la demanda de figuritas ha superado cualquier previsión y piden tiempo.

“Esto no lo vi jamás”, dice Juan Vargas, dueño de un comercio que vende historietas y figuritas en Lavalle y Florida, dos de las calles más comerciales del centro de Buenos Aires. Desde el 24 de agosto, cuando se lanzó al mercado la colección de Panini, Vargas no ha parado. Recuerda que la fiebre fue tal que los clientes intentaron romperle la marquesina cuando dijo que ya no tenía más sobres. “Los distribuidores repartieron las cajas una semana antes de lanzamiento. Empecé con 2.000 sobres y los vendí en un día. Pero la gente se pone violenta”, se queja. La estadística da la razón a Vargas: comparado con Rusia 2018, durante esta campaña ya se vendieron un 42% más de álbumes y un 18% más de figuritas para el mismo número de semanas. La disparada de la demanda fue inesperada, pero tiene sentido. Los argentinos saben que este será el último mundial de Lionel Messi y hasta sueñan con que el equipo que viene de ganar la Copa América contra Brasil en 2021 repita la historia este año en Qatar.

Los motivos de la escasez no están claros. Por un lado, la fiebre compradora, que ha destrozado todas las previsiones. Por el otro, se multiplican las teorías conspirativas: no hay papel porque cerraron las importaciones, las figuritas se venden a Brasil o hay una estrategia de Panini para acelerar las ventas compulsivas a medida que se acerque el Mundial de Qatar. Los grupos de whatsapp de padres y madres de colegio se han convertido en un canal de espías atentos. “En Santa Fe y Coronel Díaz tienen figuritas. Acabo de pasar y hay fila”; “Compré el álbum y tienen más. ¿Alguno quiere?”. Los kioscos hacen malabares. Pegan carteles con la leyenda “No tenemos figuritas” hartos de decir que no han llegado. En otros son menos amigables. Claudio Páez tiene cinco comercios y en una cartulina amarilla escribió a mano “Panini traidor”. “Nosotros les vendimos todo el año las figuritas, la petrolera no y el supermercado tampoco. Es desleal lo que han hecho”, se queja.

El Gobierno citó entonces a las partes a una reunión en la secretaría de Comercio. La magnitud del evento, con cuatro altos funcionarios al frente, mereció críticas en un país donde otras urgencias, como la inflación al 78,5% interanual, son más acuciantes. “Para muchos puede ser banal, pero para el kiosquero es el plato de comida”, justificó Ernesto Acuña, vicepresidente de la cámara que los agrupa. Por ahora solo se llevaron una promesa de mediación oficial entre Panini y los vendedores. Desde la empresa niegan cualquier tipo de favoritismo. Y piden paciencia ante la escasez. “A nosotros no nos gusta que se armen estos desfasajes. Queremos entregar lo más posible”, dijo días atrás el vicepresidente de Panini en Argentina, Nicolás Sallustro. Y aseguró que nadie se quedará sin completar su álbum.

Pero los argentinos han perdido la cabeza por las figuritas del Mundial. Julián Ramírez, un estudiante de enfermería de 22 años, hizo fila el miércoles pasado desde las seis de la mañana frente al comercio de Juan Vargas. “Es el único sitio donde consigo y ya nos dieron número”, dice. Detrás suyo estaba Luisa Gonzáles, una mujer de 64 años que hizo el esfuerzo para regalar sobres a sus nietos. Vargas se queja de que dos de sus tres distribuidores le avisaron que cerraban por vacaciones. Y sospecha de la proliferación de ofertas con sobreprecio que pululan por internet. Cuando faltan figuritas, todo se encarece.

En Parque Rivadavia, un centro tradicional de canje de “repetidas”, piden hasta 300 pesos (casi dos dólares) por sobre, el doble de su valor de mercado. Los kioscos también sufren, porque los distribuidores suben el precio mayorista y achican el margen de ganancia del último eslabón de la cadena. “Me venden los sobres a 105 pesos, pero me han llegado a pedir 150, que es el valor de venta al público”, dice Julio, dueño de un kiosco en Villa Urquiza, un barrio de clase media al norte de la capital.

Sobre una mesa de escritorio, Juan Vargas tiene unas 1.000 figuritas sueltas. Son las que le quedaron tras completar dos de los álbumes que luego venderá armados a coleccionistas. “Abrí dos cajas de 1.000 sobres para llenar todas las páginas. Las repetidas las canjeo en el local o las vendo sueltas”, dice. Vargas confirma que las extras, que no tienen numeración y están dedicadas a grandes estrellas como Messi o Cristiano Ronaldo, son especialmente difíciles de conseguir. “En una caja de 1.000 sobres me vinieron cuatro y en otra seis”, dice. “Ya vendí 25.000 sobres, a razón de cinco figuritas cada uno, y la extra de Messi salió una sola vez”, revela Vargas, que sigue la trayectoria de los cromos en sus grupos de redes sociales. Conseguir “un Messi extra” puede ser un gran negocio.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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