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El ‘vapeo’: un problema ambiental y económico

Ante la popularidad de los cigarrillos electrónicos de un sólo uso, EE UU se enfrenta a un nuevo dilema: cómo deshacerse de forma segura de millones de dispositivos con residuos peligrosos

Los uso de cigarrillos electrónicos es más popular entre jóvenes de 18 a 24 años.Foto: Reuters | Vídeo: EPV
El País

Durante los últimos años, el debate en torno al los cigarrillos electrónicos se ha centrado sobre todo en los riesgos que implica para la salud, principalmente entre los adolescentes quienes, seducidos por la gran variedad de sabores, son los principales consumidores de estos productos. Sin embargo, los cigarrillos electrónicos desechables entrañan un nuevo problema medioambiental y económico. Estos dispositivos de un solo uso contienen nicotina y baterías con minerales como plomo, mercurio y litio que no pueden ser reciclados ni tirados a la basura.

Con escasa orientación federal, algunas autoridades locales en Estados Unidos están encontrando sus propias maneras de deshacerse de los vapeadores. En 2020, la ciudad de Nueva York ilegalizó la gran mayoría de las variedades de estos dispositivos, especialmente las de sabores que atraen a los más jóvenes y ha incautado más de 406.000 unidades con un valor de más de 8 millones de dólares.

Según los datos municipales, Nueva York invierte alrededor de 1.400 dólares para destruir 1.200 dispositivos. Éstos son enviados al estado de Arkansas para ser incinerados por Velia, una empresa internacional de gestión de residuos. Trasladar miles de cigarrillos electrónicos a través del país para quemarlos no suena muy respetuoso con el medio ambiente, pero las autoridades aseguran que es la única manera de evitar que las sustancias peligrosas de estos objetos terminen en alcantarillas, cursos de agua y vertederos.

En los últimos meses, la Administración de Alimentos y Medicamentos ha empezado a intentar bloquear las importaciones de varias de las principales marcas de desechables, como Elf Bar y Esco Bar. Los reguladores las consideran todas ilegales, pero no han podido impedir su entrada en EE.UU. y los dispositivos son ahora omnipresentes en gasolineras y tiendas de conveniencia.

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