La insólita propuesta del alcalde de Medellín: regalar un cerdo a cada barrio para que celebren la Navidad

Daniel Quintero busca asegurar la cena de 200.000 personas para que pasen las fiestas “sin hambre y en comunidad”

Un cerdo, en una granja en Plesse al frente del Show Internacional de Agricultura de París.STEPHANE MAHE (REUTERS)

El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, realizó el jueves por la noche una insólita propuesta para mejorar la Navidad de los habitantes de su ciudad. La iniciativa consiste en regalar un cerdo a cada barrio a través de las juntas de acción comunal. “Queremos que 200 mil niños y adultos tengan una linda navidad, sin hambre y en comunidad”, ha declarado en redes sociales. Las críticas no han tardado en llegar.

...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, realizó el jueves por la noche una insólita propuesta para mejorar la Navidad de los habitantes de su ciudad. La iniciativa consiste en regalar un cerdo a cada barrio a través de las juntas de acción comunal. “Queremos que 200 mil niños y adultos tengan una linda navidad, sin hambre y en comunidad”, ha declarado en redes sociales. Las críticas no han tardado en llegar.

El cerdo ha sido históricamente un símbolo de las fiestas decembrinas en el departamento de Antioquia. Durante décadas, familias de todas las clases sociales se reunieron para sacrificar un marrano (cerdo) y después descuartizarlo. Era un espectáculo colectivo: el animal hasta tenía una manzana en su boca. Pero en 2003 el Concejo de Medellín prohibió esta práctica por parte de personas particulares y la limitó a los mataderos. “El sacrificio de animales destinados al consumo humano se debe realizar atendiendo las normas sanitarias pertinentes y en los centros de faenado [matadero público] aprobados por la Administración Municipal”, dice la normativa.

Las primeras críticas a Quintero por su propuesta vinieron por parte de defensores de los derechos de los animales. Uno de ellos fue el concejal animalista Juan Ramón Jiménez Lara, aliado del alcalde, que le exigió que cambie los cerdos por natillas y buñuelos, otras comidas típicas navideñas. “El símbolo de un ‘marrano’ en Navidad es sinónimo de maltrato animal y hemos tenido que dar largas luchas para desincentivar estas prácticas. Hay miles de formas distintas de quitar el hambre”, justificó en redes sociales.

La Alcaldía aclaró posteriormente que no se donarán cerdos vivos. “No se aceptan animales en pie, sino debidamente procesados y con su respectiva cadena de frío”, replicó Quintero. Además, el secretario de Gobierno, Juan Pablo Ramírez, expresó incredulidad ante quienes pensaban que se trataba de revivir los sacrificios tradicionales, algo que está penalizado con multas. “Yo creía que era innecesario aclarar que los cerdos no se entregarán vivos, serán entregados en canal y bajo cadena de frío”, dijo.

Newsletter

El análisis de la actualidad y las mejores historias de Colombia, cada semana en su buzón
RECÍBALA

El simbolismo de los cerdos, no obstante, se resiste a desaparecer. Y más con un alcalde que ha partido Medellín en dos con sus prácticas populistas y que gobierna a través de Twitter. Por ello, algunas de las críticas se centraron en la demagogia de la propuesta. La concejal Dora Saldarriaga demandó que el dinero implicado se destine en vez a realizar conexiones de agua potable, hacer mantenimiento en escuelas precarizadas y robustecer Metrosalud, una entidad pública dedicada a “generar cultura de vida sana” en la región.

Para otro concejal, el opositor Daniel Duque, una “linda Navidad” para los niños no se consigue de esta forma: “No creo que la desnutrición crónica infantil que aumentó en Medellín se cure con una marranada”. Sin embargo, algunos defendieron el populismo del alcalde. “Prefiero que los votos se consigan dando un plato de comida y computadores para educar; y no a punta de miedo y plomo”, dijo el usuario Andrés Javier Bustos.

Otras críticas fueron sobre la imposibilidad de sacar adelante la medida. Medellín tiene 463 juntas de acción comunal y es difícil llegar a 200.000 personas si solo se destina un cerdo para cada barrio. El diputado departamental Luis Peláez, uno de los críticos más visibles del alcalde, señaló que se necesitan dos marranos por junta para beneficiar al número esperado de personas. “Si suponemos que por cada marrano se saquen 200 platos. (Siendo casi imposible) solo serían 100.000 platos”, remarcó respecto al número de cerdos actualmente considerados.

Finalmente, la esposa del alcalde, Diana Osorio, cuestionó la elección de la comida. “Preferiría la frijolada a la marranada”, sentenció. Y ahí Quintero comenzó a alejarse del simbolismo del marrano, aunque todavía sin aclarar cómo se conseguirán los alimentos: “También se aceptan frijoles y otros productos vegetarianos en las donaciones. Lo importante es que compartamos en comunidad”.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS sobre Colombia y reciba todas las claves informativas de la actualidad del país.

Más información

Archivado En