Hollywood apuesta en tres dimensiones
El retorno inminente a las películas tridimensionales amenaza con convertirse en el fracaso más reciente de Hollywood
Algunas de las fuerzas más poderosas del cine -Jeffrey Katzenberg, James Cameron o John Lasseter- opinan que las masas no tardarán en exigir que todas las películas se proyecten en la reciente tecnología 3D digital. Katzenberg, sobre todo, ha impulsado este formato viajando por todo el mundo para pregonar esta tecnología como un momento cumbre para el cine, similar al de la introducción del sonido.
Katzenberg cuenta con numerosos correligionarios, al menos en Hollywood. Walt Disney tiene ya 15 películas tridimensionales en marcha. Twentieth Century Fox está apostando aproximadamente 150 millones de euros por Avatar, una aventura espacial en 3D dirigida por Cameron cuyo estreno está previsto para diciembre y que será su primera película no documental desde Titanic, de 1997. En total, la industria cinematográfica está preparando más de 30 películas en 3D.
Pero los analistas están empezando a advertir de que todos esos productos podrían terminar sin tener ningún sitio adonde ir. Los estudios, encantados con la doble promesa del 3D de mayores beneficios y de avance artístico, han acogido de buenas a primeras esta tecnología sin esperar a que los cines se subieran al carro. Y sin las caras mejoras necesarias para los proyectores de los multicines, los estrenos en 3D para el mercado de masas no son sostenibles.
"Parece que va a haber muchos productores decepcionados e incapaces de ver el aspecto positivo de estas inversiones en D", comenta Harold L. Vogel, analista de medios y autor de Entertainment industry iconomics . Filmar en 3D aumenta en cerca de 12 millones de euros los costes de producción, añade, pero puede disparar los beneficios por las entradas a precios elevados.
Tan sólo 1.300 pantallas de cine de las 40.000 aproximadamente que hay en Norteamérica están preparadas para la tecnología 3D digital, además de los 250 cines Imax de gran pantalla. En el extranjero, donde las películas generan hasta un 70% de sus ingresos en los cines, sólo unas cuantas salas están preparadas . Una renovación completa costaría más de 75.000 euros.
Los estudios exigen alrededor de 3.000 pantallas de cine en Norteamérica para la mayoría de los estrenos. Las películas con grandes presupuestos como Avatar o Monstruos vs. aliens, la apuesta de DreamWorks Animation por el 3D, suelen estrenarse en más de 4.000 pantallas.
"La crisis trae a todo el mundo de cabeza", asegura Chuck Viane, presidente de la distribución nacional de Walt Disney Studios. "No cabe duda de que habíamos contado con que dispondríamos de muchas más pantallas".
Las mejoras de los equipos se han retrasado principalmente por las luchas internas en el sector sobre quién correrá con los gastos. Los estudios esperaban que los cines tomarían la iniciativa porque los equipos digitales les permitirían subir los precios (las entradas para la nueva cosecha de películas 3D pueden llegar a rondar los 20 euros ). Los exhibidores, perjudicados por la subida repentina de los costes inmobiliarios, querían que pagaran los estudios.
Las cadenas de cines y cuatro de los seis estudios más importantes acordaron en septiembre un plan para reconvertir más de 15.000 cines. Pero el plan de financiación se terminó de elaborar justo cuando los mercados de crédito se congelaron.
Las personas que se acuerdan del 3D de los años cincuenta lo asocian con películas de bajo presupuesto (La criatura de la laguna negra), gafas de cartón y movimientos de cámara que te revolvían el estómago.
Esta vez, los directivos de la industria insisten en que todo ha cambiado. Los proyectores digitales proporcionan las imágenes con una precisión perfecta y las gafas de plástico han sustituido a las de cartón.
Y lo que es más importante según los cineastas, los nuevos equipos permiten que las películas se filmen en 3D desde el principio, lo cual proporciona una experiencia visual más realista y de mayor inmersión y de mayor inmersión y no una basada en meros trucos visuales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.