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Seis muertos y decenas de heridos en las protestas contra la ley de ciudadanía en la India

Una enmienda a la norma permite conceder permisos a inmigrantes de países vecinos siempre que no profesen el islam

Autobús incendiado durante las protestas contra la enmienda a la ley de ciudadanía, este domingo en Nueva Delhi.
Autobús incendiado durante las protestas contra la enmienda a la ley de ciudadanía, este domingo en Nueva Delhi.ADNAN ABIDI (REUTERS)

Más de un centenar de personas han sido atendidas este domingo en varios hospitales de Nueva Delhi por heridas causadas durante los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que protestaban contra una polémica enmienda a la ley de ciudadanía. Las autoridades de la capital respondieron con porras y gas lacrimógeno contra los asistentes a la marcha, ente ellos estudiantes dentro de una de las principales universidades de Nueva Delhi, la Jamia Millia Islamia.

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Las protestas violentas se han extendido por el norte y noreste del país, donde han muerto seis personas en choques entre fuerzas de seguridad y manifestantes desde el miércoles, día en el que se aprobó la enmienda. Universidades en Delhi, Uttar Pradesh (norte), Bombay (oeste) y Hyderabad (sur), entre otras, se han sumado también a las protestas en las últimas horas.

La modificación legal, impulsada desde principios de año por el Ejecutivo del primer ministro Narendra Modi, concede asilo y ciudadanía a cualquier inmigrante indocumentado de Bangladés, Afganistán y Pakistán, siempre y cuando haya entrado en la India antes del 31 de diciembre de 2014 y no pertenezca a la comunidad musulmana.

El clima de crispación "desafortunado y muy inquietante" preocupa a Modi, que ha instado a la calma y para quien el texto ilustra "la centenaria cultura de la India de aceptación, armonía, compasión y hermandad" y no afectará de ningún modo a los musulmanes de la India, ha dicho en Twitter.

No opinan igual los manifestantes, muchos de los cuales se han manifestado en las calles con retratos de Gandhi y Ambedkar, el arquitecto de la primera Constitución de la India independiente. Un líder del histórico Partido del Congreso, en la oposición, calificó la enmienda a la ley de ciudadanía de 1955 de "afrenta a la Constitución". "No podemos vincular ciudadanía y religión", dijo, al tiempo que anunció que la oposición protestará en todo el país este miércoles.

La airada respuesta popular no tiene visos de amainar pese a los centenares de heridos en los choques con la policía. “Muchos presentan fracturas. Pero se acaba el yeso para escayolar”, contaba a Reuters Inamul Hassan, funcionario del Hospital Alshifa, cerca de la Universidad Jamia Milia Islamia. Estudiantes de este campus, al sureste de Delhi, se vieron atrapados en el campus cuando los antidisturbios irrumpieron para cargar contra manifestantes. “No sé por qué me golpearon. Yo no protestaba. Estaba en la biblioteca cuando la policía entró”, explicaba a AlJazeera English el estudiante de 26 años Mohmmad Minhaj Uddin, herido en un ojo. Los enfrentamientos han continuado este lunes.

La norma sobre ciudadanía ha sido denunciada por partidos de la oposición y grupos de derechos humanos, que la tachan de discriminatoria —así la ha calificado el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos— y contraria al espíritu secular del país asiático. Por su parte, el Gobierno del Partido Bharatiya Janata (BJP, conservador y nacionalista hindú) responsabiliza a sus críticos de las protestas y justifica la enmienda como una forma de proteger a las minorías religiosas hindúes, sijs, budistas, jainitas o cristianas, perseguidas en países vecinos como Pakistán, Bangladés y Afganistán. El país no cuenta con una regulación específica para refugiados.

Ante los enfrentamientos entre policía y manifestantes, las autoridades han declarado el toque de queda y el corte de las comunicaciones en las regiones del país donde se concentra la comunidad inmigrante afectada por la medida. “Han cancelado todos los trenes a Calcuta así que hemos decidido viajar a Jaipur [oeste]”, explica por teléfono a este diario la turista madrileña Teresa Tiburcio, que ha modificado su viaje ante las restricciones impuestas en el este y noreste del país.

La tensión y la violencia reinan en la principal ciudad del Estado oriental de Assam, Guwahati, donde cuatro personas han muerto por disparos, otro manifestante falleció a causa de los golpes propinados por la policía y un vendedor fue quemado vivo dentro de su tienda, según France Presse. Este domingo, alrededor de 5.000 personas se concentraron en esta ciudad en protesta por la aprobación de la polémica enmienda legislativa. 

Conflictos interétnicos

La región de Assam, localizada entre Bangladés, China y Myanmar, ha sido fuente de conflictos interétnicos entre la mayoría hindú y la minoría musulmana del país, así como entre sus diversos grupos tribales, desde la partición del subcontinente, en 1947, y especialmente desde el éxodo que trajo a la India a millones de bangladesíes tras la guerra de independencia de 1971. La animadversión entre diferentes etnias condujo a la masacre de unos 2.000 miembros de la comunidad bengalí en 1983. Dos años más tarde, los acuerdos de Assam concedían la ciudadanía a los inmigrantes que hubiesen llegado a India antes de 1971.

La enmienda legal es criticada también por los que impugnan la presencia de todo inmigrante en Assam y otros dos Estados adyacentes, pues se les responsabiliza de la transformación demográfica de la región. Dirigentes políticos de la vecina Bengala Occidental, así como de Kerala y Punjab, también se han negado públicamente a aplicar la ley. La jefa de Gobierno del estado oriental de Bengala, Mamata Banerjee, también organizó este lunes una multitudinaria marcha en oposición a la enmienda.

Desde que revalidó su mayoría absoluta en el Parlamento, tras las elecciones de mayo, el Ejecutivo de Narendra Modi ha reanudado su política de tolerancia cero a los que profesan el islam en la India mientras saca adelante su programa, basado en la hindutva o supremacismo hindú. En agosto, excluyó del Registro Nacional de Ciudadanía a cerca de dos millones de personas en el Estado de Assam, principalmente musulmanes, que quedaron expuestas a la expulsión por apátridas. Semanas antes, a comienzos de agosto, el Gobierno acababa con casi siete décadas de estatus especial de la conflictiva Cachemira —el único Estado de mayoría musulmana del país, fronterizo con Pakistán— al dividirla en dos territorios controlados por las autoridades de Nueva Delhi.

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