La comparecencia de Strauss-Kahn queda aplazada a la espera de más pruebas
El abogado del director del FMI asegura que su representado se defenderá ante el juez "vigorosamente" - Los agentes buscan arañazos
La audiencia preliminar para la presentación formal de cargos contra el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, ha quedado aplazada al lunes (hora estadounidense) a solicitud de la Policía de Nueva York, que quiere someter al acusado a más pruebas. Según indica The Wall Street Journal, los agentes quieren examinarle en busca de arañazos.
Al mismo tiempo, el portavoz del FMI, Bill Murray, ha indicado que también se ha pospuesto, "a la espera de acontecimientos en Nueva York", la reunión informal de urgencia de su consejo directivo que tenía prevista para esta tarde, en la que iba a abordar los acontecimientos.
Strauss-Kahn se declarará inocente de los cargos de los que se le acusa en Nueva York, que incluyen los de intento de violación, acto sexual delictivo y retención ilegal. La tramitación judicial de este caso puede llevar el tiempo suficiente como para impedir que el destacado dirigente socialista francés, máximo aspirante a la presidencia de su país, pueda concurrir el año próximo a las elecciones sin esta causa pendiente.
"Strauss-Kahn niega los hechos de los que se le acusa y se declara inocente", manifestó su abogado, Benjamin Brafman, un experto en defender a famosos en situaciones similares, quien junto a William Taylor, el responsable de un importante despacho en Washington, han asumido el caso. El detenido no disfrutará de inmunidad diplomática, beneficio del que carece el cargo de directo del FMI y que además no sirve contra este tipo de delitos.
El letrado ha asegurado que Strauss-Kahn se ha mostrado dispuesto a someterse al examen físico aunque reiterando que su defendido se defenderá "vigorosamente".
El juez tiene que decidir si el director del FMI permanece preso o es puesto en libertad bajo fianza. En todo caso, es casi seguro que no podrá abandonar Estados Unidos hasta que este litigio sea resuelto, lo que, según expertos judiciales, podría llevar varios meses. Un caso similar, el del jugador de baloncesto Kobe Bryant, también acusado de abusos sexuales por la camarera de un hotel de Colorado en 2003, tardó más de un año en ser archivado después de que la víctima se negase a declarar.
Strauss-Kahn, de 62 años de edad y casado con la periodista de televisión Anne Sinclair, tendrá que enfrentarse ahora a una serie de audiencias judiciales que, probablemente, concluirán en un juicio, a menos que, durante el procedimiento, el acusado alcance algún acuerdo extrajudicial con la presunta víctima y con el respaldo de la fiscalía, lo que evitaría el trance de una dura vista pública pero nunca le daría el veredicto de inocencia.
Durante todo ese proceso, es improbable que Strauss-Kahn sea autorizado a viajar a Francia, lo que le impedirá participar en la campaña electoral en ese país y, seguramente, le obligará también a renunciar a su responsabilidad actual al frente de FMI. Un comunicado de esa institución emitido ayer afirmaba que "sigue a pleno funcionamiento", sin comentar las circunstancias por las que atraviesa su jefe. El número dos del organismo, John Lipsky, asume de momento el mando.
La unidad de Víctimas Especiales de la policía de Nueva York y los fiscales de la ciudad trabajan en la consolidación de un caso de grave asalto sexual que podría costarle a Strauss-Kahn una dura condena, incluida la cárcel. Los cargos contra él se encuentran en la escala más alta de las agresiones sexuales, ya que no se refieren a molestias o acoso no consentido, sino a actos que incluyen el uso de la violencia y que causaron lesiones, aunque leves, a la víctima, que tuvo que ser atendida en un hospital. Solo el intento de violación puede ser castigado con penas de entre 15 y 20 años de cárcel en el estado de Nueva York.
Diez minutos antes de despegar
Los hechos, según la versión facilitada por el portavoz de la policía, Paul Browne, ocurrieron en torno a la una de la tarde del domingo. Strauss-Kahn, que había estado antes comiendo con su hija en Nueva York, salió a esa hora desnudo de la ducha de su lujosa suite en el hotel Sofitel, en la calle 44 del Oeste de Manhattan, y se lanzó sobre una camarera que en ese momento limpiaba un pasillo.
Era una habitación amplia que cuesta 3.000 dólares la noche. El político francés la empujó al dormitorio y cerró la puerta. La camarera, de 32 años, consiguió escapar hasta el baño, donde de nuevo fue objeto de ataques sexuales. Tras varios minutos de forcejeo, la presunta víctima logró finalmente huir y relató lo sucedido a sus compañeros, quienes inmediatamente llamaron a la policía.
Cuando los agentes llegaron a la habitación de Strauss-Kahn, este ya había abandonado el lugar, dejando signos de haber salido precipitadamente. Según la versión policial, se dejó olvidado su teléfono móvil. Cuando los policías averiguaron que se había trasladado al aeropuerto John Kennedy, acudieron en su búsqueda y consiguieron detenerlo a bordo de la cabina de primera clase de un avión de Air France con destino a París 10 minutos antes de su despegue. El director del FMI iba solo y no ofreció resistencia a la solicitud de los agentes vestidos de paisano que lo condujeron, sin necesidad de ponerle las esposas, hasta una comisaría de policía en Midtown Manhattan. Fuentes citadas por la cadena CNN aseguran que no colaboró con los investigadores por lo que, después de varias horas de interrogatorio, se le presentaron formalmente cargos poco después de las dos de la mañana de ayer.
La detención fue realizada por tres agentes de la Autoridad Portuaria, la sección policial que tiene la competencia en puertos y aeropuertos, mientras que la investigación es conducida por una unidad de la policía especializada en delitos sexuales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.