Los F-18 españoles están listos para actuar pero aun no han participado en ninguna misión
Los cazabombarderos volaron desde Torrejón a una base en Cerdeña.- Los aparatos reciben autorización para disparar durante sus misiones
Los aviones españoles integrados en la misión internacional contra el régimen libio ya están a las órdenes del mando aliado aunque, de momento, no han recibido la orden de actuar y, por lo tanto, no han participado en ninguna misión.
Los cuatro cazabombarderos F-18 y el avión de reabastecimiento en vuelo entrarán en acción cuando el general al mando de la operación internacional, Carter F. Ham, dé la orden, según ha afirmado este domingo en rueda de prensa el jefe de Mando de Operaciones (CMOPS), teniente general Jaime Domínguez Buj, después de un reunión en el Estado Mayor de la Defensa, presidida por la ministra, Carme Chacón, para analizar el desarrollo del despliegue de las Fuerzas Armadas en la misión internacional de Libia. Los aparatos tienen autorización para abrir fuego si se topan con dificultades en sus misiones de patrulla aérea.
Buj ha explicado también que la fragata Méndez Núñez ha zarpado esta tarde desde Ferrol y se dirige a Rota para "preposicionarse". El objetivo del buque de guerra, uno de los más modernos con los que cuenta la Armada, es llegar a la zona de operaciones en el menor tiempo posible, una vez que se apruebe la misión de embargo de armas que también establece la resolución de la ONU.
Entre las 17.30 y las 18.30 de la tarde del sábado despegaron de la base de Torrrejón de Ardoz (Madrid) cuatro cazabombarderos F-18 y un avión cisterna Boeing 707 con rumbo a la base de Decimomannu, al sur de la isla italiana de Cerdeña. Su destino inicial era Trapani, al oeste de Sicilia, pero el creciente overbooking en las bases del sur de Italia por la llegada de aviones obligó a buscar un nuevo alojamiento más lejano al teatro de operaciones. Y ni siquiera es seguro que sea el definitivo.
Este domingo los F-18 ya estaban listos para participar en las operaciones de la coalición internacional encargada de imponer la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU al régimen de Gadafi. En principio, los cazas españoles realizarán misiones de patrulla aérea, por lo que serán los encargados de derribar cualquier avión o helicóptero que viole la prohibición de volar sobre Libia.
Para ello, volarán equipados con misiles aire-aire de medio alcance AMRAAM y de corto alcance Sidewinder, según fuentes militares. Aunque los F-18 españoles también están capacitados para ello, no se encargarán de momento de la destrucción de los radares y defensas aéreas libias ni de los ataques contra objetivos en tierra (fijos o móviles). El destacamento incluye la Escuadrilla de Apoyo al Despliegue Aéreo. En los próximos días se unirá un avión de vigilancia marítima CN-235 de fabricación española.
Este último, sin embargo, no se dedicará a vigilar el espacio aéreo libio, sino a apoyar el bloqueo con el que se quiere impedir la llegada de armamentos y mercenarios al régimen de Trípoli por vía marítima. Una operación que está planeando la OTAN, que ayer reunió al Comité Militar y al Consejo Atlántico. Aunque el embargo lleva varias semanas en vigor, la resolución del pasado jueves del Consejo de Seguridad de la ONU permite abordar buques sospechosos en aguas internacionales.
La aportación española a este dispositivo incluye igualmente la fragata F-104 Méndez Núñez y el submarino S-74 Tramontana. Las fragatas de la clase F-100 figuran entre las más modernas del mundo y están equipadas con el sistema de combate Aegis, cuyo radar SPY-1D es capaz de controlar por si solo el espacio aéreo de toda la costa libia. La Méndez Núñez intervino en la liberación en noviembre de 2009 del pesquero Alakrana, secuestrado durante 47 días por piratas somalíes, y ha trabajado con grupos de combate estadounidenses y británicos. Mucho más veterano es el Tramontana, un submarino de la clase S-70 con 26 años de antigüedad que participó en 2002 en la recuperación del islote de Perejil.
En total, la aportación española a la misión en Libia suma casi 500 militares, según fuentes de Defensa, de los que unos 150 pertenecen al Ejército del Aire y el resto a la Armada.
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