El 'narco' Don Diego, condenado en EE UU a 45 años
El ex jefe del cartel colombiano del Norte del Valle fue el hombre más buscado por Washington después de Bin Laden
Cabizbajo, encadenado y vestido con traje gris; así escuchó su sentencia a 45 años de prisión Diego León Montoya, Don Diego, uno de los narcotraficantes más poderosos de Colombia, el principal país productor de cocaína del mundo.
La sentencia fue emitida por una juez de la Corte Federal de Miami (EE UU), que acogió la propuesta de condena sugerida por el fiscal. Pagará por dos delitos: tráfico de droga y asesinato del testigo federal Jairo García. El tribunal desestimó otros 12 cargos que se le imputaban.
Montoya, ex jefe del que fuera poderoso Cartel del Norte del Valle, se convierte así en uno de los narcos colombianos que pasará más años en una prisión estadounidense. Se mostró arrepentido de su vida criminal y, en una carta leída por su abogado defensor, pidió perdón a sus víctimas. "Nada podrá pagar el daño que hice", reconoció.
El abogado, antes de leer la carta, aseguró que en ella el acusado había "abierto su corazón con humildad". La juez también reconoció que Don Diego estaba pasando por "una transición espiritual".
Su historial en el crimen organizado es largo. Le llamaban el señor de la guerra. Este hombre, de 48 años y padre de tres hijos, empezó al lado de los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, jefes del Cartel de Cali, que hoy cumplen condena en Estados Unidos. Más tarde se asoció con otros poderosos capos hasta llegar a controlar el 70% de la droga que llegaba a América del Norte.
Era un hombre de bajo perfil: no mostraba demasiado su fortuna ni exhibía sus lujos. Fue capturado en septiembre de 2007, durante el registro de una de sus fincas. Ese día no pudo utilizar el vehículo ni tampoco el caballo que tenía dispuestos para fugarse y huyó a pie. Finalmente, lo delató la huella que dejó con una pierna que quedó inmovilizada años atrás a causa de un accidente de tránsito. La policía siguió la huella arrastrada de su pierna y al fin lo encontró, con una camiseta vieja y hambriento.
Montoya deberá pagar además una indemnización de medio millón de dólares a los familiares del testigo torturado y asesinado por orden suya. Lo hizo al descubrir que García, que llegó a ser su lugarteniente, era en realidad un agente de la estadounidense DEA infiltrado. Lo golpearon con bates de béisbol hasta matarlo.
Montoya fue extraditado en diciembre del año pasado y de inmediato se declaró culpable de las acusaciones de narcotráfico, obstrucción a la justicia y homicidio. Su abogado tiene la esperanza de que en un futuro se le rebaje la pena. Otros tres parientes de Don Diego —dos hermanos y un primo— cumplen condenas en EE UU.
Montoya llegó a ser el segundo hombre por el que Estados Unidos pagaba la recompensa más alta. El primero era Bin Laden.
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