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China pone en órbita su laboratorio espacial Tiangong 2

El mes próximo tiene previsto enviar una misión tripulada que permanecerá un mes en el módulo

Momento del lanzamiento del cohete con el segundo laboratorio espacial de China, el Tiangong-2.Foto: reuters_live | Vídeo: BAI TANG (EFE) / REUTERS-QUALITY
Macarena Vidal Liy

China ha puesto en órbita el laboratorio espacial “Tiangong 2”, un importante paso para hacer realidad su proyecto de contar con una estación espacial propia en estado operativo para 2022, antes de que la Estación Espacial Internacional (IIS) concluya su etapa prevista de funcionamiento en 2014.

Era un día especialmente simbólico en China. El país celebraba el festival de Medio Otoño, una jornada de vacaciones en la que rinde homenaje a la diosa de la luna, Chang’ e, según su mitología popular. La puesta en órbita del laboratorio en esa fecha, como no se abstuvieron de recordar los medios estatales chinos, aunaba la tradición más propia con la tecnología más moderna.

El lanzamiento se desarrolló exactamente según lo previsto. Después de que se replegaran los brazos robóticos que conectaban la torre de lanzamiento con el cohete Larga Marcha 2F y el módulo espacial, a las 22.04 horas locales (16.04 hora española) los técnicos completaban la cuenta atrás en la base de Jiuquan, en el desierto del Gobi, a 1.600 kilómetros de Pekín.

En medio de un gran estruendo, el Larga Marcha 2F iniciaba su ascenso. Dos minutos más tarde se desprendían los propulsores. Apenas diez minutos después del despegue, y entre los aplausos de los técnicos que supervisaban la trayectoria del ingenio espacial, el propio cohete se separaba del laboratorio. “Tiangong 2” establecía su órbita correctamente y empezaba su vida independiente en el espacio desplegando sus paneles solares.

El laboratorio ha quedado en órbita a una altura de 380 kilómetros, desde donde empezaba a transmitir datos a la Tierra. “La misión de lanzamiento al espacio de Tiangong-2 ha logrado un éxito completo”, proclamaba en Jiuquan el general Zhang Youxia, comandante del programa chino de misiones tripuladas.

En la segunda mitad de octubre, si todo ocurre según lo previsto, Pekín enviará al laboratorio una misión tripulada. La nave espacial “Shenzhou” se acoplará a Tiangong con dos astronautas a bordo. Ambos pasarán allí un mes entero, la misión tripulada más larga de la historia espacial china: hasta ahora, el máximo alcanzado había sido de quince días. El año próximo, una nueva nave de carga, “Tianzhou” o “Navío Celestial”, se acoplaría al módulo para llevarle combustible y avituallamientos.

Tiangong 2 se utilizará para llevar a cabo diversos experimentos en los campos de la medicina, biología y tecnología espacial, incluidas pruebas sobre tormentas solares o relojes atómicos espaciales, según ha explicado Wu Ping, subdirectora del programa chino de vuelos espaciales tripulados. Algunas de las pruebas se desarrollarán conjuntamente con científicos de otros países: expertos franceses colaborarán en el estudio de la función cardiovascular cuando no existe la fuerza de gravedad.

China ha tenido buen cuidado en subrayar esa colaboración. Estados Unidos prohíbe a la NASA el desarrollo de trabajo conjunto con sus colegas chinos, y ha expresado su preocupación por el posible uso militar de tecnologías que Pekín desarrolla. Pero la segunda potencia económica asegura que su programa busca desarrollar la cooperación científica internacional. Para hacer hincapié en ese mensaje, había invitado al lanzamiento en Jiuquan a responsables de la ESA europea y de otras agencias espaciales.

El laboratorio es el segundo que China pone en el espacio. Tiangong-1 entró en órbita en 2011 y, tras haber quedado fuera de servicio y tras haberse perdido la comunicación con él, se espera que entre en la atmósfera terrestre próximamente.

El nuevo modelo es de dimensiones similares, 10,4 metros de alto por 3,35 de diámetro y un peso de 8,6 toneladas métricas. Se encuentra dividido en dos compartimentos, uno que hace las funciones de almacén y un segundo donde habitarán y trabajarán los astronautas. Está diseñado para permanecer en servicio dos años, hasta que la estación espacial Tiangong 3 sea lanzada a órbita y empiece a entrar en funcionamiento en 2018. Lleva a bordo catorce instrumentos diferentes con los que practicar experimentos. Entre ellos, un reloj atómico del que China presume que es el más preciso que existe en el mundo: apenas atrasa un segundo cada mil millones de años, mientras que el diseñado por EEUU sufre un retraso de un segundo por cada 300 millones de años.

Además de su proyecto de estación espacial, China aspira a enviar un hombre a la Luna, como parte de un programa al que su Gobierno concede una gran prioridad. En 2013 su vehículo robot “Yutu” recorrió parte de la superficie del satélite terrestre antes de registrar fallos técnicos, y para 2018 prevé enviar una sonda que regrese con muestras lunares. En 2020, su ambición es lanzar una nave espacial hacia Marte.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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