_
_
_
_
_

Winona Ryder habla sobre 'Stranger things', la edad y las redes sociales

A los que vivieron los noventa, les robó el corazón. Luego robó algo más. Ahora, con 44 años, culmina su operación retorno con la serie del momento

Los miembros de la Generación X fantasearon tanto con ella en los noventa que más de uno al ver al hijo de la actriz en la serie 'Stranger things' ha exclamado: "¡Pero si tiene mis ojos!".
Los miembros de la Generación X fantasearon tanto con ella en los noventa que más de uno al ver al hijo de la actriz en la serie 'Stranger things' ha exclamado: "¡Pero si tiene mis ojos!".

Si se le llama icono, Winona Ryder se disculpa: “Oh, gracias, pero no, para nada”, responde titubeante desde Los Ángeles, al otro lado de la línea telefónica. Se intuye incluso cierto sonrojo. Nadie diría que su voz dubitativa es la de una de las actrices imprescindibles para explicar el cine de los noventa. Una década que encontró en su frescura uno de sus motivos recurrentes. Winona fue a la gran pantalla lo que Kate Moss a la moda.

Pero mientras la modelo nunca dejó de estar ahí, la que fuera musa adolescente de Tim Burton en Bitelchús ha mantenido un perfil relativamente bajo durante los últimos años. Su presencia en Stranger things, la serie que Netflix estrenó mundialmente hace unas semanas, la devuelve a la primera línea. Darren Aronofsky y David Simon ya contaron con ella, en papeles no protagonistas, para las aclamadas Cisne negro y Show me a hero (en cine y televisión, respectivamente), pero que sea precisamente ella uno de los principales reclamos de una serie tiene categoría de acontecimiento. Al fin y al cabo, Winona sólo hay una.

El tema del hurto en unos grandes almacenes está prohibido tratarlo en la entrevista. Como decía el tatuaje de su entonces pareja Johnny Depp, 'Winona Forever'. Como decían las camisetas tras el robo, “Free Winona”

La televisión es un medio que la protagonista de Reality bites todavía no controla del todo. No parece impostada la inocencia con la que habla de spoilers o temporadas. No tiene muy claro qué puede decir y qué no de Stranger things. Termina despachándose así: “Una llega a una edad en la que, como actriz, no quiere hacer cosas que ya ha hecho”. Una edad que ella no ve necesariamente como un hándicap, la bestia negra de las mujeres en Hollywood. Habla apasionadamente de cómo deberíamos “celebrar la edad” y nombra a Isabelle Huppert, Charlotte Rampling o Ellen Burstyn, ejemplos de “actrices que mejoran con el tiempo”. Reconoce también “haber deseado siempre ser mayor”.

Ademas, gracias al paso del tiempo, Ryder ha encontrado un lugar más lógico en la industria. Sus actuales 44 años le permiten interpretar por fin personajes de su misma edad. “Siempre era o demasiado joven o demasiado mayor”, argumenta. “Ahora tiene sentido que interprete a madres”.

En Stranger things su personaje tiene un hijo preadolescente. La serie comienza con la desaparición del niño, en un pueblo estadounidense, en la década de los ochenta. Una época que podríamos llamar pre-Winona, así que los hermanos Duffer, guionistas y directores, no han tenido que imaginar un mundo distópico en el que Winona no existe. Un mundo anterior al Drácula de Coppola o a La edad de la inocencia. Y, sobre todo, a ese (intento de) retrato generacional que fue la hoy casi entrañable Reality bites. “Tengo tanta suerte de haber trabajado en películas que luego se convirtieron en lo que se convirtieron”, afirma orgullosa la actriz.

Wynona, dispuesta a todo por su hijo, en la serie 'Stranger things'.
Wynona, dispuesta a todo por su hijo, en la serie 'Stranger things'.

Quizá su rechazo al mundo de las redes sociales (“lo respeto, pero personalmente me parece agotador”), tan importante ahora en su profesión, tenga que ver con ese “en lo que se convirtieron” algunas de sus películas, como Heathers. Su horrendo título español, Escuela de jóvenes asesinos, parecía premonitorio cuando, tras la matanza del instituto Columbine, esta descacharrante comedia adolescente fue tachada de ejemplo siniestro para la juventud.

Ryder recuerda cómo su foto apareció junto a la de Keanu Reeves en la portada de un periódico sensacionalista que poco menos que culpaba a Heathers y Matrix –y por extensión, a sus protagonistas– del escalofriante suceso. Es posible que aquello, junto a su tan comentado (y tan tergiversado) episodio cleptómano, hace 15 años, le haya enseñado las bondades de la no exposición. “No sé si quiero reinventarme”, apunta. El tema del hurto en unos grandes almacenes, por cierto, no se trata por previa advertencia de sus asesores. Como decía el tatuaje de su entonces pareja Johnny Depp, “Winona Forever”. Como decían las camisetas tras el robo, “Free Winona”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_