8 fotosCinco años libres de peste bovinaA mediados de 2011, la dolencia se convirtió en la primera enfermedad animal oficialmente erradicada del planeta 25 jun 2016 - 13:00CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceLa declaración oficial de erradicación por la Organización Mundial de la Salud Animal (OIE) se hizo en 2011, aunque la enfermedad llevaba años controlada con los esfuerzos de la propia OIE, la FAO y otras agencias regionales y nacionales. En concreto, el último brote conocido se dio en Kenia en 2001. En la imagen, un análisis post-mortem en Sudán, en 1987.© FAO (F. Paladini)Hicieron falta 10 años desde el último brote conocido hasta que se tuvo la "confianza" suficiente para declarar su erradicación, según explica Juan Lubroth, veterinario jefe de la FAO. "Fueron 10 años de investigaciones y mucho análisis, particularmente en animales jóvenes que nunca recibieron una vacuna. Si uno encuentra anticuerpos en esos ejemplares, sabe que la única forma de que estén allí es por transmisión de ese virus". Se tomaron miles de muestras de sangre y sueros y fue necesaria una gran inversión para asegurarse de la desaparición. En la imagen, toma de muestras en Padukka (Sri Lanka), en 2010.© FAO (Ishara Kodikara)Antes de este trabajo de toma de muestras, la principal tarea fue la vacunación. El desarrollo de una inmunización y el hecho de que la enfermedad tuviera un solo serotipo (y por tanto, bastara con una única vacuna) fueron algunas de las claves para su control y eliminación.© FAO (Ishara Kodikara)Ganado en Padukka (Sri Lanka), en 2010. La certificación de país libre de peste bovina permitió a muchas naciones comenzar a exportar carne que antes era rechazada. Solo en los años posteriores a la erradicación, Chad atribuyó a esta un aumento de el 3% de su PIB, y los hogares de Etiopía los hogares percibieron ingresos extra por valor de 38,1 millones de euros.© FAO (Ishara Kodikara)Además de tomar y analizar miles de muestras en animales jóvenes no vacunados, los técnicos de las organizaciones veterinarias recorrían aldeas y comunidades en un proceso de "epidemiología participativa" para asegurarse de que no había presencia de la peste bovina. Requiere entrar en una comunidad, pero no con cuestionarios, sino dispuesto a sentarse bajo un árbol y escuchar", explica Lubroth. Los expertos dibujan, hablan, describen síntomas, y preguntan. "Si me dicen que vieron lacrimeo, diarre y mortalidad súbita en el ganado, pienso en la peste", ilustra el veterinario jefe. Después preguntan cuándo fue la última vez que los vieron en la zona. "A veces te dicen 'fue cuando murió la madre del jefe'. ¿Y eso cuándo fue? 'Durante la última sequía'. Y entonces sabes que la última sequía en la zona fue en el 96, y tienes una referencia de la última aparición en ese área", explica. En la imagen, mujeres masai dirigen el ganado a abrevar en Isinya (Kenia).© FAO (Tony Karumba)Un pastor masai de Isinya (Kenia), cuyo ganado sufrió la peste bovina y fue vacunado contra ella. "Los servicios veterinarios en África no siempre están bien entrenados y equipados. La campaña contra la peste bovina fue una oportunidad para mejorarlos", destaca. Sirvió para que los gobiernos se sintieran orgullosos de la labor de sus veterinarios y reconocieran la importancia de fortalecerlos y financiarlos adecuadamente© FAO (Tony Karumba)Laboratorio de patógenos en Muguga (Kenia). Las vacunas y muestras del virus se conservan aún en unos 30 laboratorios de cerca de 24 países, según indica Lubroth. Y ese es el principal reto que aún presenta la peste bovina un lustro después. Asegurar que los restos están seguros. Que no haya escapes ni se pueda utilizar como arma biológica. "Para evitar cualquier peligro, pretendemos que solo se guarden en un puñado de laboratorios certificados por la OIE y la FAO", explica Lubroth. "Pero no es fácil, hay países que lo ven como patrimonio nacional".© FAO (Tony Karumba)Un laboratorio en el que se trabaja con la peste bovina en Muguga (Kenia). Aunque teóricamente bajo, el riesgo existe. Hay laboratorios y países que pueden ser seguros hoy, y mañana verse afectados por desastres o —nada raro en regiones inestables— a conflictos que pongan en riesgo la custodia del virus. Por eso, mientras se trata de asegurar las muestras con esfuerzos sobre todo políticos, el otro desafío es mantenerse alerta.© FAO (Charlotte Mikkelborg)