52.000 millones de euros para salvar 10 millones de vidas
La coalición internacional Stop Tuberculosis plantea una nueva estrategia para frenar una enfermedad que, a este ritmo, no desaparecería hasta finales del siglo XXII
“Tradicionalmente hemos luchado contra la tuberculosis esperando a que los enfermos pidieran ayuda. Esto no ha sido suficiente. Ahora tenemos que buscar nosotros la enfermedad”. Estas palabras de Lucica Ditiu, directora ejecutiva de la coalición internacional Stop TB, resumen la nueva estrategia que esta organización de la familia de las Naciones Unidas propone en los próximos cinco años para plantar cara a la enfermedad infecciosa más letal del planeta. Cambiar la estrategia será caro: más de 52.600 millones de euros; pero, según sus impulsores, no queda otra si se quiere alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible de acabar con la epidemia para 2030. De seguir con el ritmo actual (una bajada de un 1,5% al año), tendríamos tuberculosis hasta finales del siglo XXII.
La sociedad Stop TB ha presentado hoy su nueva estrategia, que pretende evitar 45 millones de casos y salvar 10 millones de vidas de aquí al año 2020. Supone invertir más de 10.000 millones de euros al año, esto es incrementar en más de un 20% las partidas que se estaban destinando a prevenir, detectar y tratar la enfermedad. La doctora Ditiu explica que esta cantidad incluye las donaciones internacionales —públicas y privadas— y los presupuestos domésticos. En el caso de los países de rentas altas y los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) sus propios fondos deberán ser suficientes para luchar contra la tuberculosis dentro de sus fronteras. Los más pobres deberán aumentar sus presupuestos y completarlos con la cooperación internacional para alcanzar la meta.
¿Están los países dispuestos a hacer este esfuerzo? Stop Tuberculosis asegura que por cada euro invertido se recuperan 85, ya que frenar la enfermedad supone a la larga una reducción de los gastos médicos y laborales. En la conferencia mundial sobre salud pulmonar que comenzará a finales de este mes en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), decenas de representantes políticos de alto nivel se sumarán a esta iniciativa, que también cuenta con el respaldo del Fondo Mundial, la mayor organización de lucha contra las tres grandes enfermedades infecciosas (tuberculosis, malaria y sida).
“No va a ser fácil encontrar más dinero, pero sí es posible. El crecimiento de las economías en desarrollo permitirá que puedan aportar más, igual que hará el Fondo Mundial. Además, hay muy poca optimización de las inversiones. Se pueden aprovechar fondos que se usan para otros tratamientos, como sida o enfermedades maternas, de forma que redunden también en la detección de la tuberculosis”, señala Ditiu.
Tradicionalmente hemos luchado contra la tuberculosis esperando a que los enfermos buscaran ayuda. Esto no ha sido suficiente. Ahora tenemos que buscar nosotros la enfermedad L. Ditiu, directora de Stop TB
Los especialistas en la lucha contra esta enfermedad bacteriana hacen hincapié en el diagnóstico, puesto que la tuberculosis es una enfermedad curable con un tratamiento de seis meses y deja de ser contagiosa a los pocos días de tratamiento. Por eso la estrategia debe ser, según esta alianza mundial, ir a por la enfermedad, no esperar a que se manifieste. “Los países tienen que hacer un esfuerzo, cuidar sus estadísticas y usarlas para acudir a las zonas de riesgo, como pueden ser minas, barrios pobres, trabajadores sexuales y detectar la enfermedad antes incluso de que muestre sus síntomas”, explica la directora.
La estrategia se basa en el plan llamado 90-(90)-90. Esto es, que el 90% de la población con tuberculosis sea diagnosticada y tratada (hoy solo se reportan dos tercios de los casos); asegurar especialmente esta monitorización en el 90% de la población más vulnerable y, finalmente, asegurar que el 90% de quienes siguen el tratamiento lo completen. Al mejorar los síntomas en unas semanas, muchos pacientes lo abandonan, algo que provoca que la bacteria no se elimine y, lo que es peor, pueda adquirir resistencia a los antibióticos, con lo que pasa de ser una enfermedad con un tratamiento relativamente sencillo a otra con uno muy cruel, con posibilidades incluso de resultar mortal.
Esta variedad resistente de la tuberculosis está creciendo y es uno de los aspectos que más preocupan a las autoridades sanitarias mundiales. La nueva estrategia incluye realizar a todos los enfermos un test de resistencia a los fármacos que hoy solo se realiza en los casos aparentemente más severos.
Sudáfrica, uno de los países con la tasa más alta de tuberculosis, ya está implementando el plan 90-(90)-90. "Lo que se pone de manifiesto es que hace falta un cambio de paradigma en la forma en la que luchamos contra la enfermedad en todos lo niveles, en cada comunidad, en cada centro de salud, en cada país", recalca Aaron Motsaledi, presidente de la mesa de coordinación entre Stop TB y el Ministerio de Salud de Sudáfrica.
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