“Nadie nace terrorista, hay un proceso”
La experta en resolución de conflictos aboga por la inclusión se todas las partes y por la feminización en la construcción de paz
“Se ha dado un cambio en África, porque en el pasado se veía a las mujeres sobre todo como víctimas”, comienza Natacha Kunama, que es coordinadora de la Unidad por la Paz del Centro Africano para la Resolución Constructiva de las Disputas (ACCORD). “Pero ahora también están en los procesos de paz, son parte de las soluciones. Hay un cambio que creo que es importante porque se ve a las mujeres como seres capaces”.
Natacha Kunama habla en una de las salas de reunión de Casa África, en una pausa del I Encuentro de Think Tanks África-España que se celebró la semana pasada en la sede de la institución. Acababa de finalizar el panel en el que intervino y en el que diseccionó el conflicto y sus posibles soluciones bajo la moderación de Alex Vines, de Chatham House. Compartía mesa con representantes del Foro Cívico Nacional de Somalia y el Instituto de Estudios de Seguridad, basado en Sudáfrica. Su intervención será recordada porque afirmó que la reconciliación y los procesos de construcción de paz deben tener en cuenta a todos los implicados, terroristas y golpistas incluidos. Y, sobre todo, ser “feminizados”.
“En la mayoría de las comunidades, las mujeres han estado al frente de las actividades de construcción de paz”, apostilla sobre el murmullo de conversaciones en torno a cafés e infusiones. “Incluso antes de la llegada de otros actores, las mujeres estaban allí para llevar la paz a sus comunidades, por el bien de esas comunidades, por su propio bien. Así que hay muchas con una enorme experiencia en construcción de paz. Es más difícil que entren en los círculos formales de negociación, en los círculos políticos y en procesos de paz a alto nivel. Ahí encuentras sobre todo hombres: protagonistas de la guerra o políticos. Pero cada vez hay cada vez más mujeres que están abriéndose camino a la fuerza, diciendo que quieren tomar parte en las decisiones que conciernen a sus sociedades”.
Kunama explica que existen múltiples trabas a nivel estructural y legal para que las mujeres se empoderen y consigan un protagonismo político que no sea meramente decorativo. A pesar de que existen casos de presidentas de gobiernos africanos, como sucede desde hace poco en Mauricio, por ejemplo, hay reticencias a permitir las candidaturas femeninas a este nivel. “Sin embargo, cuando llegan las elecciones, todos quieren los votos de las mujeres”, ironiza.
Hay alternativas a la justicia o la reconciliación, pero no hay alternativas a la coexistencia
En opinión de esta experta, incluir a las mujeres en los procesos de paz y reconciliación es garantizar su éxito. Además, se muestra tajante en cuanto a la inclusividad de todas las partes en conflicto para lograr una solución. “Creo que hay que hablar con los terroristas, los golpistas, con todo el mundo”, señala. “No puedes asumir que la gente es irracional. No te conviertes en golpista o terrorista en una especie de vacío, de la noche a la mañana. Nadie nace terrorista. Hay un proceso y si no eres capaz de prevenir y pararlo a tiempo, la culpa es tuya. Trabajamos para entender este proceso, para analizarlo y comprender dónde habría que intervenir, dónde se torcieron las cosas. La palabra “inclusivo” es muy importante. Si analizas el último golpe de Estado en Burkina Faso, ¿de dónde viene? Viene de que se decidió que personas que formaron parte del sistema anterior, del Gobierno de Blaise Compaoré, no podían presentarse a las elecciones. Y esos aliados de Compaoré excluidos dijeron que, si la oposición a Compaoré estaba tan segura de sí misma, les dejara participar en las elecciones y que la gente eligiera. Si crees que tu proceso es realmente democrático, deja que la gente elija”.
Para la experta, el centro del problema de la violencia política en África se encuentra en la enorme pobreza y la dramática exclusión de la mayoría, que provoca una gran frustración y convierte las elecciones, en ocasiones, en auténticas pesadillas. En un contexto de este tipo, esa frustración a veces deriva en revueltas, pronunciamientos o rebeliones para llegar al poder. “Lo condeno”, precisa, inflexible. “Condeno el recurrir a métodos ilegales para llegar al poder”. Y a continuación, se le dulcifica la voz un punto: “Pero la democracia no es perfecta. No sirve en todas partes. Cada vez que tenemos elecciones en África, hay problemas ¿Es porque no entendemos la base de la democracia o porque tenemos que repensar nuestras sociedades? ¿Qué significa democracia en África? Hemos copiado un sistema. Hemos dicho que son necesarias las elecciones y las hacemos. Pero las elecciones son una competición. En todas partes y sobre todo en África, donde significa que el ganador se lo lleva todo. Puedes imaginar el nivel de competitividad en un país frágil y pobre, donde la mayoría de la población no ve cubiertas sus necesidades básicas. La gente matará para alimentar a sus hijos, por asegurarles un porvenir. Eso es normal en todas partes y en África hay que ser conscientes del nivel de pobreza y de la exclusión. Ésas son las dinámicas, la perspectiva que hay que tener cuando analizas las elecciones en África. No es que la gente se despierte de repente violenta y salga a la calle. Es que tienen familias en casa, aspiraciones para sus hijos. Es que saben lo que ganan o pierden”.
Natacha Kunama apunta que hay que conseguir un sistema en el que la gente sea consciente de que, aunque no estés en el Gobierno, todavía puedes vivir. “Ése es el tipo de cosas que, como think tank, debes señalar. Tienes que decir, mira, en las próximas elecciones, estos son los temas que hay que tener cuenta si quieres evitar el derramamiento de sangre en la calle. Y si los gobiernos o responsables políticos no hacen nada con esa información, no hay que culpar a la gente que va a matarse, hay que culpar a quien no hizo nada para evitarlo”, remacha.
La reconciliación es un proceso que necesita tiempo
Los procesos de construcción de paz y reconciliación son su fuerte y también uno de los fuertes de África, a juzgar por sus palabras. Recuerda que los acercamientos a la reconciliación en el continente tienen varios enfoques y defiende sistemas de justicia tradicionales como los implantados en Ruanda tras el genocidio, los gacaca, o las comisiones de la verdad y la reconciliación que siguen el modelo sudafricano. “Todo eso ha ayudado mucho, pero es un sistema para sanar, no un sistema legal en el sentido occidental. Es algo que surge porque nos damos cuenta de que, al final, quienes cometieron crímenes tienen hijos, mujeres, padres que viven con nosotros. Tenemos que seguir viviendo en el mismo país. Sus familias no van a la cárcel con ellos, no son culpables de nada, así que estamos obligados a hablar con todos. Esto pasó en Ruanda y necesitó de mucho esfuerzo por ambas partes, porque es delicado, duro. Sabemos que algunos tendrán que vivir con el remordimiento por lo que hicieron toda su vida y las víctimas tienen que vivir su duelo también. Necesitan saber qué pasó, dónde están los cuerpos de sus seres queridos".
"Hay gente que sólo quiere saber", prosigue. "La reconciliación necesita tiempo. El dolor es tan profundo que puede necesitar varias generaciones. Pero lo importante es preservar la cohesión social. Al final, no vas a salir del país, tu familia está allí y hay que encontrar una manera de coexistir. No hay alternativa a la coexistencia. Hay alternativas para la justicia, la reconciliación. Pero la coexistencia es fundamental para vivir en el planeta. Si no lo tomas en cuenta al más alto nivel, se convertirá en un problema. Y es lo que intentamos evitar en la mayoría de los países africanos”.
A pesar de su experiencia o quizás a causa de ella, Natacha Kunama es optimista. Piensa que hay muchos obstáculos para la paz y la democracia, pero también que se ha avanzado mucho. “Si analizas África en los noventa y ahora, encuentras países que han pasado por elecciones sin problemas, la competición normal y la propaganda y poco más. No puedes culpar a alguien que intenta alimentar a sus hijos, puedes culpar al sistema que lo pone en esa situación y como think tank, intentamos cambiar ese sistema”, concluye.
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