La importancia de llamarse David Bowie
La editorial Taschen edita un libro sobre la figura del artista británico fermentada a través del objetivo de Mick Rock, quien pasó un año pegado a él
La androginia, la teatralidad y la reinvención son tres de las características que han acompañado a David Bowie (Brixton, 1947) desde su primer disco homónimo en 1967. Cinco años más tarde de su debut discográfico, en 1972, Bowie sorprendió al mundo con The rise and fall of Ziggy Stardust and the spiders from mars. Un LP en el que la creación del personaje de Ziggy Stardust se erigía como uno de los tótems del glam rock, la bisexualidad o la androginia y pasaba a formar parte destacada de la masiva cultura pop. Para dar testimonio gráfico de la relevancia que estaba adquiriendo el alter ego de David Bowie el fotógrafo Mick Rock (Londres, 1948) consiguió adentrarse en el círculo privado del artista entre 1972 y 1973. Fruto de esa relación quedan las instantáneas que la editorial Taschen ha decidido sacar a la luz en The rise of David Bowie. Un libro con portada holográfica de 310 páginas –y tirada de 1772 ejemplares firmados por Bowie y Rock– en el que los retratos sobre el escenario se mezclan con instantáneas en el camerino, imágenes promocionales, portadas de discos, capturas de vídeos y momentos íntimos.
La huella de Ziggy Stardust
Han pasado ya 43 años desde que David Bowie se inventó a Ziggy Stardust. Este personaje parecía la excusa perfecta para crear un vodevil en el que se intercalasen la ambigüedad de género, orientación sexual y hacer que la línea que separa la realidad de la fantasía se estrechase tanto que algunas veces llegara a desaparecer. Su corte de pelo asimétrico y la tonalidad caoba con el que lo lucía, su maquillaje teatratral, sus complementos folklóricos y su vestimenta tragicómica hicieron de Stardust un personaje tan memorable que los trajes de esta época, y los del resto de su carrera, fueron expuestos en 2013 en museo londinense de Victoria & Albert bajo el título David Bowie, Crossing the border. Ha sido inspiración de portadas de revistas de moda como fue el caso de Vogue París y Vogue Reino Unido en las cuales Kate Moss interpretaba a Ziggy Stardust. Ha conseguido que su imagen sirva para customizar muñecos Lego, dibujos animados (como hizo la revista Rolling Stone con Homer Simpson) o ser el leitmotiv de las piezas de Bansky. En España, Elena Anaya se metió en la piel de Stardust para la pieza promocional de la pasada edición de la edición número 19 de la Muestra Internacional de Cine Gay y Lésbico de Barcelona.
También inspiró el maquillaje de Cherrie Curie, cantante del grupo The Runaways que interpreta Dakota Fanning en el biopic basado en el grupo de rock.
El fotógrafo de la lisergia y el rock & roll
Mick Rock, de 67 años, se hizo conocido en los años 70 por ser quien inmortalizó a estrellas de la música como Queen, Syd barret, Lou Reed, Debbie Harry, Iggy Pop o Tim Curry en The Rocky Horror Picture Show. Su destreza para ganarse la confianza de David Bowie le dio la oportunidad de documentar un año de excesos, hermandad, esplendor y creatividad que cambiaban de localización si lo que acontecía era una actuación, un ensayo, un momento de tranquilidad o una sesión de fotos a propósito de la promoción del disco. A las fotos ya publicadas hay que añadirle la salida a la luz de material inédito; que quizá, como factor sorpresa, Taschen no ha querido desvelar. A los 1772 ejemplares hay que sumarles otras 100 unidades, divididas en categorías A y B, cuya particularidad es una lámina firmada por el propio fotógrafo.
Además de ser el protagonista de un libro David Bowie es noticia por haberse convertido en uno de los compositores, junto a Cyndi Lauper y The Flaming Lips, del musical de Bob Esponja que se estrenará el próximo año.
El último disco de Bowie, The next day, se publicó en 2013 y supuso el regreso discográfico del artista británico tras una década de silencio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.