George Michael, en una clínica por su adicción al cannabis
El cantante lleva años luchando contra sus adicciones, que le llevaron incluso a la cárcel
George Michael ha ingresado en la clínica suiza Kusnacht Practice de Zollikon por su adicción al cannabis, según ha informado uno de sus portavoces. El cantante, de 51 años, ha confesado fumarse hasta 25 cigarrillos de marihuana al día. Desde hace años el artista británico viene luchando contra sus problemas con las drogas y el alcohol, que en el pasado hasta le costaron su entrada en prisión por conducir bajo sus efectos y sufrir un grave accidente de coche. Ocurrió en octubre de 2010, George Michael ingresó en la cárcel de Highpoint, en Suffolk (Reino Unido), tras estrellar su coche contra el escaparate de una tienda conduciendo bajo los efectos del alcohol y el cannabis.
En más de una ocasión, el cantante ha defendido su modo de ser, su gusto por el sexo anónimo a campo abierto y en lugares públicos. Y también su gusto por el cannabis y sus experiencias con drogas como el crack. "Ni siquiera veo esas cosas ya como una debilidad. Simplemente soy así", afirma.
La prestigiosa clínica está especializada en tratar problemas de alcoholismo, drogadición, trastornos alimenticios, adicción sexual y a Internet, además de trastornos de la personalidad. Entre sus clientes está el diseñador John Galliano.
En 2011 el cantante vivió una experiencia que le acercó a la muerte tras estar ingresado durante un mes en un hospital de Viena por una neumonía. "Estoy muy débil pero me siento genial", dijo tras recuperarse y agradecer la ayuda de los médicos austríacos que, dijo, le salvaron la vida. "Con mucho ha sido el peor mes de mi vida, pero soy realmente una persona muy afortunada de poder contarlo", apuntó el cantante, en un mensaje muy emotivo en el que confesó que, durante un par de semanas, se vio cerca de la muerte. Un susto que por lo conocido ahora no ha impedido que llevara una vida con hábitos poco saludables.
Su adición al sexo es lo que hizo que en 1998 George Michael admitiera públicamente su homosexualidad, cuando el mundo entero supo que había sido detenido en California por intentar seducir en unos lavabos públicos a un policía de paisano. En lugar de arrugarse por el mal trago de ver aireados detalles tan íntimos hizo un divertido videoclip en el que se mofaba de la obsesión de la policía norteamericana con el sexo y que culminaba con un controvertido y apasionado beso entre dos hombres con el uniforme policial.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.