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Donde la cultura pierde su casto nombre

Si algo ha confirmado la gala de premios de MTV es que el trasero femenino se ha convertido en el protagonista de los últimos años

Taylor Swift abrumada ante el bombardeo 'twerking', seña del pop en 2014
Taylor Swift abrumada ante el bombardeo 'twerking', seña del pop en 2014

Existe un arco narrativo que va desde aquel célebre twerking de Miley Cirus en los premios MTV a los mejores vídeos musicales de 2013 junto a Robin Thicke, en el que la artista puso de moda el agitar el trasero como si fuera una turbina, y que culmina con la celebración de anoche, donde se coronaron las santas posaderas de la reina Beyoncé. Es un arco que habla de cómo la cultura pop se ha ido obsesionando, en los últimos años, con las nalgas femeninas. Como las que propulsaron a Miley hasta ser número uno de ventas y, en consecuencia, provocaron que la atención mediática musical se centrara en el meneo de coxis del mundo entero. Y así, hemos llegado a galas como la de anoche, donde se confirmó que el centro del universo este año está donde la espalda pierde su buen nombre.

Jennifer López, la decana del 'derrière', ayer en la alfombra roja de los premios VNA-MTV
Jennifer López, la decana del 'derrière', ayer en la alfombra roja de los premios VNA-MTVCordon Press

Irónicamente, el trasero se consideraba, en ciertos rincones de la prensa cultural o musical, como último rasgo físico racial en el cada vez más homogéneo universo del pop. Hoy, sin embargo, en día un atributo sinónimo de visibilidad en la caprichosa alfombra roja del show business. Así lo dejó por sentado Jennifer López cuando hizo de sus asentaderas santo y seña y su bien más preciado y se aseguró los glúteos en cuatro millones de dólares.

Quizá en lo que llevamos de 2014 hayamos ya sobrepasado el cupo y las listas sobre quién luce los mejores glúteos empiezan a ahogarnos. Con el auge de famosas y artistas cuyas posaderas llaman más la atención que sus otros talentos, mucho culo comienza a ser ya una desmesura. Pensamos en Kim Kardashian y sus implantes, también en la socialite Amber Rose, pero también en el reciente caso de la Spider-Woman de Milo Manara.

Nicki Minaj moviendo la Anaconda durante la gala de los VMA-MTV
Nicki Minaj moviendo la Anaconda durante la gala de los VMA-MTV

Ni el cine ni las redes sociales se libran de ejemplos, pero la ceremonia de premios MTV de anoche fue lo más parecido a la gran comitiva del trasero en el mundo de espectáculo que ha tenido lugar hasta el momento. “El twerking, lo he dejado”, anunció Miley Cyrus al aparecer en escena, advirtiendo al personal que no pensaba repetir el numerito de la edición anterior con el que sacó los colores incluso a la desvergonzada Rihanna y que le ha ayudado a que su vídeo Wrecking Ball sea el más visto del año con casi 700 millones de visitas en YouTube.

Cyrus bate a Minaj copiando postura y posaderas de la portada de 'Anaconda'
Cyrus bate a Minaj copiando postura y posaderas de la portada de 'Anaconda'

Poco importaba que anoche fuera más recatada porque para sustituir posaderas en directo nadie como Nicki Minaj, cuyo rotundo trasero en directo sorprendió hasta a Rita Ora. Minaj, además, estaba de celebración pues el clip de Anaconda ha superado al citado de Cyrus en visionados en ese canal de vídeo online: hasta 19,6 millones de visitas en apenas un día. El tamaño sí vuelve a importar en el que es sólo la última batalla en su peculiar duelo de traseros al aire: cuando Minaj hizo pública la portada de su nuevo disco luciendo glúteos hinchados, aparte de ser objeto de mil y un memes, Cyrus le dio la réplica copiando misma pose y mismo tanga de hilo.

Beyoncé, demostrando que en cuestión de caderas es la reina del pop
Beyoncé, demostrando que en cuestión de caderas es la reina del popCordon Press

Por fortuna, no sólo de Anacondas y twerking se alimentó la gala, ya que también contó con otras tantas estrellas que presumen de derrière: faltaba Lady Gaga, pero Iggy Azalea y Rita Ora, cachete con cachete y caderas al unísono, llenaron el vacío de la más excentrica de las pop stars y se hicieron un buen sitio en el escenario de la gala; e incluso también lucieron cantantes que aprovechan el tirón mediático del culo para presumir de lo contrario: Taylor Swift se plantó dispuesta a defender su nuevo hit Shake It Off, en cuyo vídeoclip parodia el perreo y de paso trata de reírse de sí misma por no poseer un atributo que parece indispensable si se quiere triunfar en el papel cuché. Swift lo sabe bien: el culo vende, aunque sea bromeando sobre ello.

Sin embargo, la gran reivindicación en ese carnaval de curvas de anoche vino, cómo no, por parte de la reina Beyoncé, reclamando su lugar en el extenso campo de glúteos que se ha convertido hoy la música. Su pose no deja lugar a ambigüedades: en un momento de su actuación de 20 minutos, que clausuraba la ceremonia de premios, apareció erecta y en el centro de un escenario rodeada de las nalgas doradas de las bailarinas que la acompañaban, para pocos segundos después girarse de espaldas al público y ofrecer victoriosa su derrière a los congregados y al mundo entero. No hay otra estrella del pop que pueda con ella, ni tampoco con su figura en escorzo. Quizá en el futuro se pueda hacer mejor, con un número más sofisticado, pero para batirla no sólo sirve que el culo de la adversaria sea más grande.

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