Mandela deja una herencia valorada en más de 3 millones
Además de a su familia, lega parte de su patrimonio a sus colaboradores más cercanos, a las instituciones educativas por las que pasó y a su partido
Casi dos meses después de su fallecimiento en Johannesburgo, el pasado 5 de diciembre este lunes se ha abierto la herencia de Nelson Mandela, que deja una fortuna personal de unos 46 millones de rands, al cambio poco más de tres millones de euros. Hasta en sus últimas voluntades, Madiba ha demostrado ser algo más que un ex presidente porque a la hora de repartir no sólo se ha acordado de su extensa familia directa, sino que ha legado también entre el personal doméstico y asistentes que lo atendieron, algunos de los cuales trabajaron con él desde que salió de la cárcel, en febrero de 1990. Además, también deja cantidades importantes para las becas escolares y para el Congreso Nacional Africano (ANC, en sus siglas en inglés), el partido en el que militó toda su vida.
“Mandela ha llevado a la práctica lo que siempre ha querido transmitir”, ha dicho su amigo y abogado George Bizos, uno de los tres encargados de ejecutar el testamento. Había mucha expectación por conocer el contenido de este testamento. Por un lado por saber exactamente, el valor de su fortuna y, por otro, por cómo va a reaccionar la familia, que no ha dudado en pelearse ni cuando el patriarca estaba ingresado en estado crítico. Además, algunas informaciones revelaron que durante los días de duelo y el mismo día del entierro, su hija mayor había cambiado la cerradura de la casa de Qunu para perjudicar al nieto y jefe del clan y que las hijas querían echar a la viuda, Graça Machel, de las propiedades.
Bizos ha explicado que hoy la familia se ha comportado y “no se han dado muestras visibles de desencuentros”. Quizá el hecho de que Machel les anunciara allí mismo que renuncia a la parte de su herencia ha ayudado a relajar el ambiente. La viuda tiene 90 días para hacer efectivo su gesto, ha informado Justice Moseneke, otro de los ejecutores del testamento.
Aunque no hay confirmación oficial, lo que parece claro es que Graça dejará la mansión del lujoso barrio de Houghton, en Johannesburgo. Aquí murió Mandela el pasado 5 de diciembre a los 95 años y era su residencia desde que dejó la presidencia sudafricana en 1999. La propiedad pasará a manos de Mandla, su nieto mayor y jefe del clan, que también se encargará de la gestión de una de las empresas del abuelo.
Mandela ha sido escrupuloso en sus últimas voluntades, repartiendo a todos por igual. A sus tres hijas ya les había avanzado en vida 222.000 euros y hará lo mismo con los hijos que Machel aportó de un primer matrimonio. La misma cantidad recibirán sus nietos, excepto a Mandla, mientras que sus biznietos recibirá cada uno 6.600.
Pero la marca Mandela se deja entrever en los beneficiarios. Además de a su familia, se ha acordado de su servicio, secretarias, chóferes y demás personal que trabajó con él hasta los últimos días les ha concedido más de 3.000 euros. Es el caso de la cocinera Xoliswa Ndoyiya. Más de dos décadas alimentando al icono de la paz y hoy casi lloraba “no por el dinero sino porque se haya acordado de mí, que sólo soy una trabajadora”. A la apertura del testamento también ha acudido Sara Mawela, una asistenta doméstica que aseguraba que tampoco se imaginaba la “bondad de Tata (como se le conoce también a Mandela)”. Sara lleva más de la mitad de su vida con los Mandela y ahí sigue. “Es un honor que se haya acordado de nosotros”, decía. En términos similares se expresaba Nocingile Rexe: “No era sólo mi jefe, era mi padre también”.
Mandela también ha legado en el ANC, la formación política en la que luchó por la igualdad racial en Sudáfrica. El testamento establece “entre el 10 y el 30% de royalties” de una de las empresas que gestiona los derechos de imagen de Madiba. El dinero tendrá que dedicarlo a “políticas de reconciliación”.
Siempre preocupado por la educación, Mandela ha dejado escrito la cesión de 6.600 euros a las cuatro escuelas y universidades en las que él mismo se formó para que los destinen a becas. De la misma manera, recibirán los mismos fondos la escuela de Qunu, localidad donde está enterrado, y una del barrio de Soweto donde estuvo viviendo hasta que fue encarcelado.
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