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<p>Cuando la empresa petrolera Petrobras, de propiedad mayoritariamente estatal y carácter semipúblico, sufrió, hace dos años, una caída del 36% en su lucro líquido, Maria das Graças Silva Foster no dudó en apuntar al responsable: el Gobierno. La presidenta de la petrolera, al frente de la misma desde enero de 2012, encontró un problema con la política antiinflacionista gubernamental, que desacompasaba el precio de los carburantes con respecto a los mercados internacionales. En 2013, la situación aún no se había arreglado y Silva Foster, criada en una favela de Río de Janeiro, no perdió ni un ápice de su poder. Al contrario.</p> <p>La dirigente, que trabaja hasta 18 horas diárias, está al frente de un gigante con un patrimonio de más de 148.000 millones de euros, con presencia en 25 países en todos los continentes. “Los empleados de la petrolera visten la camisa”, dicen en Brasil. Ella representa el epítome de esa figura construida en el imaginario popular. Nacida en el Estado de Minas Gerais, en el sureste del país, la ingeniera química de 60 años comenzó su carrera en la compañía a los 24. Asumió la presidencia con una misión dura: poner en marcha un plan de captación de recursos para conseguir la colosal cantidad de 172.791 millones de euros entre 2013 y 2017. Los necesita para extraer las enormes reservas de petróleo localizadas, en unas rocas bajo una capa de sal, a más de 7.000 metros de profundidad en la zona denominada el presal. Por lo visto hasta ahora, no le faltan ni actitud ni gracia. Un poco de apoyo del Gobierno, que la colocó en el cargo, puede ayudarla a que Petrobras genere resultados que beneficien a sus miles de accionistas.</p>
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Petróleo, política, medio ambiente, cultura o gastronomía. Son algunas de las áreas en las que estos ‘brasileiros’ están impresionando al mundo con sus inquietudes y experiencias.

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