Fútbol y mudanza
Guillermo calma sus nervios jugando al fútbol y Kate está de traslado
A 24 horas de la boda cada vez el cielo está más nublado en Londres y todos los informativos británicos han comenzado sus programas hablando del tiempo que hará mañana, el día de la gran boda real. Parece que hay coincidencia: 17 grados de temperatura máxima y chubascos. A Guillermo y Kate el tiempo les importa, pero tienen tantas tareas que intentan evadirse cumpliendo con ellas.
Ayer la pareja realizó el último ensayo para la ceremonia. Llegaron de manera fue discreta al templo. Ella sola conduciendo su Audi, el con su hermano Enrique que será su padrino. La novia ya había participado en otros ensayos, pero para el novio era el primero ya que ha estado cumpliendo con sus deberes militares.
Kate viajaba sola en su coche pero la parte de atrás iba llena de cajas y ramos de flores. Ella misma descargó todo al llegar a Clarence Hosue, la residencia de Carlos de Inglaterra y donde Guillermo tiene su apartamento. En uno de los ramilletes se leía: "Siempre estarás en nuestros corazones". Vestida con unos vaqueros rosas y muy delgada, la novia sonrió al ser descubierta.
Mientras Kate iba y venía desde su casa familiar a la de su novio y luego se instalaba en el hotel Goring para pasar su última noche de soltera, Guillermo calmaba sus nervios jugando al fútbol. Fue un encuentro de cinco contra cinco y con una orden clara: no lesionar al novio.
El príncipe ha confensado estar "cada vez más nervioso" conforme se acerca el momento de la boda. Nunca le ha gustado la sobreexposición pública y sabe que mañana estarán pendientes de él 2.000 millones de espectadores que a través de las televisiones de todo el mundo seguirán el enlace del que está llamado a ser rey de siglo XXI en una de las monarquías más importantes del mundo.
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