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Petraeus confirma a Chacón que las transferencias al Gobierno afgano comenzarán en julio de 2011

"Estamos aquí para devolverles un país con la autoridad y los instrumentos de seguridad necesarios para la estabilidad", asegura la ministra de Defensa

Miguel González

"No estamos aquí para quedarnos. Ni siquiera para decirles a los afganos cómo tienen que vivir. Estamos aquí para devolverles un país con la autoridad y los instrumentos de seguridad necesarios para la estabilidad, para que desde aquí ninguna organización terrorista pueda sembrar el terror sobre el resto del mundo y los propios afganos".

Es decir, ni las elecciones democráticas, ni el Estado de Derecho, ni la igualdad de género son ya prioritarios. Las palabras de la ministra española de Defensa, Carme Chacón, en la base española de Qala-i-Naw reflejan cómo la OTAN, forzada por las circunstancias, ha ido rebajando sus objetivos en Afganistán. Pero ni así es seguro que los consiga. "No porque la misión sea titánica, sino porque ni siquiera disponemos del tiempo necesario para cumplirla", admite un responsable militar español.

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Chacón inició su novena visita al avispero afgano entrevistándose en Kabul con el general David Petraeus, quien el pasado 4 de julio sustituyó al general Stanley McChrystal, destituido por sus polémicas declaraciones a la revista Rolling Stone. "La estrategia se mantiene intacta y también los plazos", dijo satisfecha la ministra después de la reunión. Eso significa que en noviembre la Cumbre de la OTAN decidirá qué instituciones, distritos y provincias pueden pasar a manos del Gobierno afgano a partir de julio de 2011. Entre las primeras estará el control del espacio aéreo y del aeropuerto de Kabul, que el año pasado gestionó durante seis meses el Ejército español. Ni una palabra sobre la provincia de Badghis, bajo responsabilidad de las tropas españolas. Petraeus solo hizo notar la importancia estratégica de concluir cuanto antes la Ring Road, la carretera de circunvalación del país, que ya solo falta por construir en Badghis, y de avanzar en la instrucción del Ejército afgano. La instrucción del primer batallón de la brigada que en su día deberá garantizar la seguridad de la provincia empezará en septiembre, pero nadie se atreve a aventurar cuándo estará operativo.

Después de inaugurar la nueva base Ruy González de Clavijo, en Qala-i-Naw, la ministra se desplazó en un helicóptero Chinook al destacamento de Sang Atesh, a unos 40 kilómetros de distancia. Fue allí donde el pasado 1 de febrero se produjo la última baja mortal del contingente español: el soldado John Felipe Romero, por la explosión de un artefacto explosivo improvisado (IED). El objetivo de este destacamento, y también del de Moqur, a 40 kilómetros de Qal-i-Naw, es garantizar la circulación por la ruta Lithium, la vía alternativa que conecta la capital provincial con Balah Murgab, al norte, mientras se construye la Ring Road.

"Nadie dijo que fuera fácil. Nosotros somos la Legión y esto es Afganistán", explica orgulloso el teniente coronel. Miguel Ballenilla, jefe de la bandera destacada en Sang Atesh. Rodeados de sacos terreros, bajo una nube de polvo en permanentes suspensión y durmiendo en camaretas excavadas bajo tierra los 120 soldados a las órdenes del teniente coronel viven como ratas. Los relevos se producen cada tres semanas, pero a veces ha habido que esperar hasta 20 días debido a que había "problemillas", en palabras de un oficial. Se refiere a los más de 20 ataques que ha sufrido el contingente español en los últimos cuatro meses, incluidos los más de 30 proyectiles de mortero que cayeron sobre el campamento de Moqur el pasado 2 de julio o a los heridos de bala en una emboscada cerca de Sang Atesh el 6 de junio. "Si una técnica funciona una semana, podría no funcionar la próxima. Si funciona en esta provincia, podría no hacerlo en la próxima", advierten los carteles que empapelan las paredes del comedor de la base de Qala-i-Naw, que alertan a los legionarios para que no bajen la guardia, sobre todo ahora que se avecina su regreso a casa tras dejar el testigo a la Brigada Paracaidistas.

Los 1.330 soldados españoles destacados en Afganistán se llevarán como recuerdo una camiseta de la selección española firmada por todos los miembros del equipo y un vídeo con un saludo del entrenador, Vicente del Bosque, y del capitán, Iker Casillas. "Aunque estáis muy lejos, gracias por defender los intereses de nuestro país. Esta copa también es vuestra", les decía el portero en un mensaje grabado el lunes, a la llegada de los campeones del Mundo a Madrid.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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