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Un filósofo al frente de Educación

Ángel Gabilondo llega al Gobierno tras una sólida carrera como pensador y rector de la Universidad Autónoma de Madrid

Las crónicas antiguas dicen que cuando el filósofo estoico Marco Aurelio fue coronado emperador de Roma lloró de pena. Perdía la libertad del pensador crítico. Algo de melancolía sentirá, seguramente por idénticos motivos, Ángel Gabilondo Pujol (San Sebastián, 1949), nuevo ministro de Educación del recién remodelado Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.

Vasco de gestos suaves, hermano del periodista Iñaki Gabilondo, llega al Consejo de Ministros en pleno fárrago de las luchas estudiantiles contra el plan de reforma universitaria de Bolonia (polémica en la que ha sabido nadar y guardar la ropa). Como presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), Gabilondo ha defendido el proceso de reforma, pero al tiempo se ha mostrado comprensivo con las protestas de los estudiantes y ha denunciado los problemas de comunicación que se ha encontrado el nuevo plan.

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Implicado en la lucha con Aguirre

Además, Gabilondo se ha implicado en los últimos meses en la lucha de los rectores madrileños con la Comunidad de Madrid, que preside Esperanza Aguirre, para reclamar 75 millones de euros para la financiación de las universidades públicas de la región.

Especialista en Metafísica, Gabilondo es un enamorado de las palabras ("Hago el amor con ellas", declaró a EL PAÍS) y de la conversación. Asiduo manifestante a pie de calle en (casi) todas las movilizaciones de la izquierda, es doctor en filosofía con una tesis dura (El concepto como experiencia y sistema en Hegel). Experto en pensamiento francés y en hermenéutica, ha publicado, entre otros, los siguientes títulos:

Dilthey: Vida, expresión e historia (1998), El discurso en acción (Foucault y una ontología del presente) (1990), Trazos del eros: del leer, hablar y escribir (1997) Menos que palabras (1999), La vuelta del otro. Diferencia, identidad y alteridad (2001) y Mortal de necesidad (2003).

Ángel Gabilondo, en un momento de la entrevista.
Ángel Gabilondo, en un momento de la entrevista.ÁLVARO GARCÍA

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