La prima de riesgo española baja a su mejor nivel desde principios de noviembre
La alta demanda de la subasta del Tesoro, que ha colocado el máximo previsto, y el descenso de precios registrado por Francia prorrogan las mejoras en la deuda de la eurozona tras la intervención de ayer de los bancos centrales
La alta demanda registrada hoy por el Tesoro en una subasta a medio plazo ha permitido al organismo dependiente del Ministerio de Economía colocar el objetivo máximo de la emisión tras un par de colocaciones en las que se quedó a las puertas. Mejor le ha ido a Francia, que con la que está cayendo en el mercado de deuda de la eurozona, donde campa a sus anchas la desconfianza de los inversores sobre el futuro de la Unión Monetaria, ha llegado a reducir el precio por emitir deuda a 6, 10 y 15 años. Este éxito, que en cualquier caso es relativo en el caso de España porque ha tenido que seguir comprometiendo precios de récord desde 1997 para conseguirlo, ha animado a los inversores a volver a apostar su dinero en los bonos del Tesoro y de su homólogo francés. Gracias a este regreso del apetito por la deuda española, el diferencial con los bonos alemanes, el indicador que mide el grado de confianza en sus finanzas, ha logrado bajar con fuerza hasta los 350 puntos básicos, su mejor nivel desde principios de noviembre.
Tras alcanzar el jueves 17 de noviembre su cota más alta desde la creación del euro (499 puntos básicos), el sobreprecio exigido al bono español a diez años con el alemán del mismo plazo, el indicador que permite medir el riesgo país, se ha reducido en un tercio hasta la fecha. Este recorte, equivalente a unos 150 puntos básicos, ha cogido fuerza en las últimas horas tras la intervención decretada ayer por los seis principales bancos centrales en el mercado de dinero. Gracias a ello, está en su nivel más bajo desde el 3 de noviembre. Aunque el impacto de esta medida es relativo -"lo que han hecho es intentar apagar el incendio con un cubo de agua", en opinión de José Carlos Díez, economista jefe de AFI-, hace pensar a los inversores de que habrá más movimientos en un futuro próximo para tratar de superar la crisis.
Gracias a esta decisión ayer ya se produjo una importante mejora tanto en la deuda española como en el resto de países bajo sospecha, un avance que hoy ha tenido su continuidad gracias a la buena acogida que han tenido las subastas de España y Francia. Así, la rentabilidad exigida a los bonos del Tesoro a 10 años ha logrado bajar de la cota psicológica del 6% (5,789%) por primera vez en tres semanas. También ha bajado con fuerza el interés que los inversores reclaman por los bonos a 5 años (5,37%), 3 años (4,98%) y 2 años (4,83%). En términos de prima de riesgo, la jornada de hoy ha sido la más positiva para la confianza en España desde el
En cuanto al resultado de la subasta, a tres años, el Tesoro ha colocado 1.200 millones a un interés marginal -el último antes de cerrar la subasta- del 5,203% cuando en octubre le bastó con ofrecer un 3.662%. Para encontrar una rentabilidad superior por este mismo tipo de títulos hay que retrotraerse al año 2000, cuando se llegó a pagar un 5,42%. A cuatro años, referencia que no se puede comparar, ha vendido otros 1.200 millones a un 5,28%. Mientras, con los bonos que vencen en 2016 ha emitido un total de 1.150 millones a un tipo del 5,56%, el más alto desde 1997 y 73 décimas por encima del de hace dos meses.
La demanda, por su parte, ha superado los 10.200 millones de euros, con lo que el ratio de cobertura o proporción entre demanda e importe adjudicado ha sido muy elevado, de 2,72 veces. Este apetito de los inversores demuestra que, pese a la creciente incertidumbre sobre el conjunto de la eurozona, España sigue contando con cierta confianza por parte de los inversores.
Tras la operación de hoy, España ya ha cubierto el 93,4% del total de las emisiones -netas- previstas para todo 2011 con 87.600 millones. Por tanto, faltan 6.200 millones, para lo que el Tesoro volverá a acudir al mercado, si no hay cambios de última hora, el martes 18 con una subasta de letras, el jueves 15 con obligaciones y acabará el ejercicio con más letras el 20. En términos brutos -sin contar con los vencimientos- ha vendido 175.700 millones.
Los tipos de interés son la medida del desasosiego de los inversores. En el atribulado mercado de deuda europeo, están por las nubes en Grecia, en Irlanda, en Portugal y cerca de ese cielo de los países rescatados en el caso de Italia y España. El contagio es general: Bélgica sufre, e incluso en Austria y Francia, países triple A (la máxima calificación crediticia, que indica que el riesgo de quiebra es prácticamente nulo), las primas de riesgo han aumentado peligrosamente a lo largo del último año y medio. A modo de ejemplo, el sobreprecio que se pagaba por los títulos de España estaba por debajo de los 100 puntos básicos en abril de 2010, donde ahora está Francia.
Dentro de la eurozona apenas hay una excepción. Pero menuda excepción: Alemania paga cada vez menos por su deuda. Sus tipos de interés están en mínimos históricos. El Tesoro alemán está teniendo una crisis fiscal muy ventajosa. Tanto, que en el mercado de segunda mano -el denominado mercado secundario, en el que cotiza la deuda tras las subastas que hace cada país- los bonos alemanes llegan a pagar tipos de interés negativos.
Eso sucede con los títulos a tres y seis meses desde hace unos días. Pero incluso el bono a un año cruzó ayer ese Rubicón: cotizó con tipos negativos -del 0,04%, lo que de alguna manera equivale a pagar intereses por mantener ese activo- ante los crecientes rumores de medidas drásticas por parte del Banco Central Europeo (BCE) y las medidas coordinadas de los grandes bancos centrales.
Es la primera vez que eso sucede -al menos desde que hay datos- en el caso de Alemania, pero hay otros casos recientes. A lo largo de esa crisis, la deuda pública y los depósitos de países como Suiza o Singapur han pagado ya tipos negativos: esos suelen ser los refugios que buscan los inversores en épocas marcadas por el miedo a perder los ahorros. Hay otros: el oro o el mercado de diamantes de Tel Aviv. Pero el caso de los bonos alemanes tiene una particularidad: los tipos que paga Berlín por su deuda bajan en la medida en que los de sus socios de la eurozona suben, y eso se produce porque buena parte del ahorro europeo busca los bonos alemanes tanto por su seguridad como por la ausencia de volatilidad que garantiza la moneda única.
Los tipos negativos indican que los inversores "prefieren la seguridad que ofrece Alemania antes que arriesgarse a una pérdida", explicó a Bloomberg Harvinder Sian, estratega de Royal Bank of Scotland. "Es un indicador ilustrativo del nivel de tensión en la eurozona", dijo. El bono a dos años no está lejos de ese hito: paga el 0,27%. Los tipos de la deuda española a dos años, por ejemplo, superan el 5%. Y los de la griega, un estratosférico 106%.
Y eso a pesar de que la presión sobre la deuda soberana de los países de la eurozona se relajó ayer. Además de disminuir la diferencia con la prima de riesgo española, la prima italiana también se relajó: consiguió terminar la sesión en los 474 puntos, 16 puntos por debajo del cierre del martes.
La misma tendencia se vivió en el resto de países que se habían visto cercados por los mercados en los últimos días: la prima de riesgo belga cerró la jornada en los 272 puntos básicos (después de rozar los 300 en los días previos) y la de Francia sigue por encima de los 100 puntos básicos. Ese listón, los 100 puntos básicos, tiene enormes consecuencias: indica que si Alemania paga el 2% por su deuda, Francia paga un punto más, el 3%. Es decir, tiene que dedicar una porción mayor de sus presupuestos al pago de intereses. Así es más difícil recortar el déficit. Y eso tiene consecuencias para toda la economía: los préstamos que pagan los consumidores, las empresas y los bancos franceses son más caros que los de los alemanes. Los intereses que pagan españoles e italianos, aún más caros. Y los de los griegos muchísimo más. Ese es el precio del miedo que ponen los mercados hacia todo lo que no suena a la fiabilidad alemana en el mercado de bonos.
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