Alemania quiere más tiempo para decidir una ayuda adicional a Grecia
Merkel esperará al dictamen de la misión del FMI, el BCE y la Comisión - Bruselas abordará el lunes la rebaja de tipos para el préstamo a Irlanda
La acumulación de tribulaciones por el pago de la deuda soberana que acongojan a Grecia, Irlanda y Portugal acapara completamente la agenda de las instituciones políticas y económicas de la UE. En Grecia, la decisión sobre una posible ayuda adicional ha sido aplazada varias semanas tanto por Berlín como por Bruselas. Antes quieren conocer el informe que realiza la misión de expertos de la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el cumplimento de las medidas de ajuste comprometidas. En Portugal, la aprobación del rescate está pendiente de la decisión de Finlandia, aplazada hasta el viernes, mientras que en Irlanda, la posible rebaja de los préstamos de ayuda prometidos depende de que este país haga algún gesto en materia fiscal.
La solidaridad alemana con Grecia "nunca fue cuestionada"
No se descarta la entrada privada en la reestructuración de la deuda griega
Finlandia retrasa al viernes la votación del plan de rescate para Portugal
El próximo Ecofin empezará a tratar la sustitución de Trichet en el BCE
Las graves dificultades por las que atraviesan estos tres países y el riesgo de contagio al conjunto de la zona han propiciado el encuentro que han mantenido esta mañana a puerta cerrada la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de la CE, José Manuel Durão Barroso. La reunión ha tenido lugar en Berlín y no en Bruselas, como habían indicado fuentes comunitarias. Al ser un encuentro privado, no ha trascendido su contenido. El cambio de agendas implica también que la entrevista entre la canciller y el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, se celebre el jueves en la capital alemana.
Merkel extremó ayer las cautelas en su encuentro con la Asociación de la Prensa Extranjera. La canciller quiere ganar tiempo antes de pronunciarse sobre la conveniencia de revisar el programa de apoyo a Grecia, de 110.000 millones acordado hace un año, tal como se barajó en la reunión de responsables económicos europeos el pasado viernes en Luxemburgo. La canciller se negó a valorar la posibilidad de que sean necesarias nuevas ayudas a Atenas para atender los pagos de su deuda del próximo año que deberá alcanzar el 150% del PIB. Merkel aseguró, no obstante, que "la situación en Grecia no es hoy la misma que hace un año", y evitó cualquier juicio sobre el estado actual de la crisis hasta "que conozcamos el informe" trimestral que prepara la misión conjunta de la CE, el BCE y el FMI.
La canciller insistió en que es pronto para tomar decisiones, puesto que la misión "está en Grecia hasta finales de semana" y aseguró que "nadie me va a sacar de esta postura" de precaución. De todas formas se mostró convencida de que Grecia "saldrá fortalecida" tras la cura financiera ordenada que está realizando a cambio de su rescate económico. La solidaridad alemana con Grecia "nunca fue cuestionada", subrayó.
La actitud de extrema prudencia expresada por Merkel fue compartida por el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, quien, tras la reunión de la Comisión en Estrasburgo, manifestó la conveniencia de conocer antes el resultado de la misión internacional en Atenas. A preguntas sobre si la ayuda adicional podría alcanzar los 60.000 millones, Rehn insistió en que habría que esperar varias semanas para tomar una decisión. La decisión podría tomarse en junio.
La crisis de Grecia se ha ido agravando a medida que han crecido las voces pidiendo una reestructuración o aceptación de pérdidas a los tenedores de bonos griegos, lo que en lenguaje edulcorado se entiende por "participación del sector privado", es decir, que los inversores sufran una quita en un proceso de reestructuración de la deuda. Esta vía está prevista legalmente en el futuro Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), pero no actualmente. Aun así, un alto responsable del Gobierno alemán admitió ayer que en el caso de Grecia "existían conversaciones sobre la participación del sector privado de manera voluntaria".
Pero la mera mención de una reestructuración es un anatema para el BCE. Lorenzo Bini Smaghi, miembro del comité ejecutivo del BCE, calificó ayer de "suicidio político" una reestructuración o default de la deuda griega. Ewald Nowotny, del consejo del Gobierno de la entidad, advirtió que una "reestructuración tendría unas consecuencias masivas para el sistema bancario griego y todo el sistema bancario en su conjunto".
El rescate de Portugal está pendiente de Finlandia, cuyo Parlamento decidió ayer aplazar la decisión hasta el viernes. El Partido Socialdemócrata es clave en la decisión y mantiene la indecisión, mientras que los Auténticos Finlandeses se han mostrado claramente en contra. Si hay luz verde de Helsinki, el paquete de 78.000 millones podría aprobarse en las reuniones del Eurogrupo y Ecofin de la semana próxima.
El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, indicó ayer que las ayudas a Portugal se verían hoy en la Comisión del Presupuesto del Bundestag, y expresó su confianza en que daría una opinión "favorable". Schäuble recordó que todos los actores políticos portugueses deben asumir que "este paquete tiene también unas obligaciones".
Rehn precisó ayer que el tipo de interés de los préstamos que se comunicará a las autoridades de Lisboa "estará algo por encima del 5,5%, pero claramente por debajo del 6%". El tipo de interés de los préstamos a Irlanda acordados por la UE y el FMI (67.500 dentro del paquete de rescate global de 85.000 millones) el pasado noviembre sigue siendo objeto de polémica. El precio fijado entonces fue del 5,8%, superior al inicial de Grecia fijado hace un año del 5,2%, que el pasado marzo logró una rebaja de un punto pero que con el alargamiento de los plazos queda en el 4,5%. Grecia logró su propósito porque se comprometió a vender activos públicos por valor de 50.000 millones.
El nuevo Gobierno de Irlanda se negó entonces a ceder ante las peticiones de sus socios que le exigieron a cambio una subida del tipo sobre el impuesto de sociedades, del 12,5%, uno de los más bajos de Europea. En la Unión está muy clara que "la fijación de los tipos fiscales constituye una prerrogativa nacional según los Tratados", como recordaba ayer una autoridad alemana, pero también la concesión de ayudas es una decisión voluntaria. El comisario Rehn se mostró confiado en que una rebaja de los tipos a Irlanda se producirá en "un breve plazo".
En la reunión del Eurogrupo del próximo lunes los ministros de Economía debatirán por primera vez los nombres del sucesor de Jean-Claude Trichet al frente del BCE. Algunas fuentes interpretan que ya hay consenso sobre el italiano Mario Draghi. Pero al hablarse de candidatos permanece el suspense. Merkel también extremó ayer su cautela sobre el asunto. Draghi figuraba como su favorito desde que el candidato alemán Axel Weber se cayó del cartel. La canciller se limitó a un escueto "se sabrá cuando toque".
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