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Poniendo al euro en su sitio

Estos días estoy viendo que la gente se está poniendo nerviosa con el tema de la crisis griega. Me están lloviendo preguntas sobre si Grecia va a tener que dejar el euro, si España está igual que Grecia, si el proyecto de integración europea está en entredicho, si esto es una conspiración anglo-americana en contra del euro. En primer lugar le pido un poco de calma y sosiego a la gente. La cosa está mal, pero no para tirarse al río.

Aquellos que dicen que Grecia va a tener que dejar la zona euro no se han leído los tratados europeos. El Tratado de Lisboa no tiene ningún mecanismo legal para que un estado miembro de la unión monetaria sea expulsado, por mucho que les pese a los alemanes. La única manera de salir de la zona euro es de manera unilateral y eso implicaría también la salida de la Unión Europea. ¿Alguien cree que los griegos van a hacer eso? No; sería suicidio.

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Hay algunos sectores nacionalistas y de izquierdas en Grecia (y también en España) que dicen que hay que recuperar la soberanía monetaria, deshacerse del euro, recuperar las monedas nacionales y devaluar. Esa sería la receta del pasado y sería una auténtica catástrofe. Devaluar un 20% nuestras monedas sería hacer nuestros países un 20% más pobres para poder competir de nuevo y exportar, y así algún día volver a ser igual de ricos. ¿No será mejor apretarse el cinturón y realizar las reformas necesarias ahora, bajo el paraguas de una moneda fuerte como el euro, sin tener que volver atrás para regresar a donde estamos hoy?

Los alemanes van a participar en el salvamiento de Grecia. A regañadientes, pero lo van a hacer. No sólo por compromiso con el proyecto político europeo (que también), sino más bien porque son los mayores interesados. Los bancos alemanes le han dado préstamos a los griegos para comprar maquinaria y coches alemanes durante años y al Gobierno alemán no le queda otra que salvar a Grecia o salvar a sus propios bancos. Va a preferir salvar a los griegos e imponer unas reformas fiscales y laborales y unos tipos de interés que van a disuadir a cualquier otro miembro de endeudarse todavía más. Los españoles ya pueden ir aprendiendo la lección.

Esta crisis está demostrando que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento ha sido un fracaso. La eurozona necesita mayor coordinación en las políticas económicas. Los países mediterráneos tienen que mejorar su competitividad exterior mejorando sus niveles de productividad, mientras que los alemanes tienen que estimular su demanda interna. Esta es una negociación que hay que tener y es mejor tenerla cuanto antes. Una unión monetaria es insostenible a largo plazo si no hay una unión fiscal.

La devaluación de la deuda griega, portuguesa y española en 24 horas por parte de la agencia crediticia Sandard & Poor´s es una nueva demostración de que estas agencias han perdido toda credibilidad. Todavía no entiendo por qué los medios siguen utilizando estas agencias como referente cuando han demostrado su incompetencia analítica durante la crisis de las hipotecas basura en los EEUU. Las agencias van simplemente a remolque de los inversores y los especuladores.

Y para finalizar, esto no es una conspiración anglo-americana en contra del euro. Un euro bajo es lo mejor que le ha podido pasar a la eurozona en este período de crisis y recesión. Los gobiernos europeos así lo saben y por eso no se apresuran para solucionar el problema griego. Las exportaciones de la zona euro han experimentado su mayor alza en los últimos 6 años con esta bajada del euro. Esto viene como agua de mayo (nunca mejor dicho) para salir de la crisis.

En cuanto a los griegos, con los intereses por las nubes, está claro que ya no van a poder financiar su deuda en los mercados. Como van a ser los europeos los que paguen la deuda griega el próximo 19 de mayo no hay prisa. Lo importante es que el euro siga bajando. ¿No queríamos una devaluación? Pues aquí la tenemos. Eso sí, con tragedia griega.

* Miguel Otero Iglesias es profesor Asociado en Relaciones Internacionales de la Universidad Oxford Brookesy experto en el euro y en la Unión Monetaria Europea.

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